Después de entrevistarse con gobernadores, Macri recibe a la Mesa de Enlace. El Merval se hunde, el dólar –cómodo- coquetea con los treinta pesos y el Banco Central sigue reventando reservas. Volvimos al Fondo ¿Volvemos al reformismo?
La dificultad que exhibe La Rosada -en esta etapa- para ordenar la continuidad del proceso de transferencia regresiva de riqueza que impulsa desde diciembre de 2015, atenta contra la gobernabilidad.
Así, con un telón de fondo marcado por una nueva caída histórica de la bolsa y un dólar que ya está en el rango de los treinta pesos -y parece no tener techo-, desde su "ala política" insisten en impulsar lo que no hace mucho anunciaron como la reedición del Gran Acuerdo Nacional de fines de los 70 que, a esta altura, sólo se asemeja a un desolador pedido de tregua.
Aquí vale recalcar algo que ya se dijo desde estas páginas: nada de lo que pasa es casual, el proyecto de Cambiemos fue -y es- siempre llevar al país al FMI, rediseñar las relaciones entre trabajo y capital, fácticamente y desde nueva legislación, así como hacer lo propio con la matriz productiva para empujar a Argentina al universo de la deslocalización y la financierización.
Pero, a esta altura, va quedando claro que además de la impericia exhibida por el Staff Cambiemos, la puja entre facciones hacia adentro de ese espacio, atenta contra el anhelo que tienen de refrendar su legitimidad electoral en 2019.
Es en este escenario en el que, mañana martes, el presidente Mauricio Macri va a recibir a la Mesa de Enlace. El momento no es el mejor: todavía retumba el portazo que pegaron los ruralistas cuando, en el momento en el que ya no se podía ocultar el estallido de la crisis cambiaria y monetaria, le dijeron que no a la insinuación gubernamental que -con algo de ingenuidad- tiró la escupidera en un amague por morigerar el camino que va a conducir a retenciones cero.
Los representantes de lo más concentrado del agronegocio saben que Mauricio Macri les debe mucho, ya que su papel en la resolución de la crisis devenida de la Resolución 125 fue vital para el camino que condujo al entonces jefe de Gobierno hacia Balcarce 50.
Pero también tienen argumentos para fundamentar su mezquindad de clase. El precio de la soja se ubica en el Mercado de Chicago en su nivel más bajo desde 2009, a lo que se suman condiciones climáticas que atentaron contra la producción granaria en la zona centro del país y el precio del dólar que impacta fuerte en insumos que utiliza el sector.
Evitan decir que, además de las retenciones que van camino a desaparecer totalmente, aunque empleen insumos que tienen precio en moneda estadounidense, este gobierno los favoreció con la posibilidad de no liquidar divisas en el país, entre otras prebendas.
Pese a todo, mañana en La Rosada el ejecutivo va a intentar dar por terminadas las controversias surgidas por lo de las retenciones que a, esta altura, el ejecutivo sólo considera "un malentendido".
Pero no son los empresarios del agro la única facción del capital que le marca -y fuerte- la cancha a la intención que tiene, al menos, un sector del ejecutivo de refundar lazos de gobernabilidad.
Después de que en menos de un mes se hiciera añicos la promesa de ponerle un paréntesis de sesenta días al capítulo del tarifazo referido a los combustibles, con la llegada de julio la calabaza que nunca pudo ser carroza, volvió a ser calabaza. YPF señala el camino al aumentar un ocho por ciento más a sus productos premium y un cinco en el caso de las naftas super.
La decisión que mañana van a seguir otras refinadoras -YPF posee el 55 por ciento del mercado- deja librado "al mercado" la determinación sobre montos y plazos del tarifazo permanente ya que, pese a la salida de Juan José Aranguren, el gobierno ratificó todas sus decisiones. Así desestimó la posibilidad de limitar los precios por medio de la aplicación de compensaciones estatales u otro tipo de intervención directa.
De esta manera, se comienza a meter más presión a la inflación que en junio va a aportar -en el mejor de los casos-un porcentaje muy cercano al cuatro por ciento. Todo en un contexto en el que ya es una realidad la recesión y en el que el Banco Central le pone al dinero un precio superior al cuarenta por ciento, al tiempo que los dólares que entran por el Stand-by suscripto entre el gobierno y el FMI, no terminan de ingresar cuando ya se fueron por el drenaje de la timba financiera.
Todo en un anunciado intento por alimentar uno de los mitos fundantes del Gobierno Cambiemos: "resolver el déficit fiscal", cuando el problema está en la falta de divisas, sobre todo, por el formidable déficit comercial que ellos mismos crearon y que en mayo ascendió a 1.285 millones de dólares, esto es más del doble del mismo mes de 2017.
Amigos y amigotes
Así las cosas y en la búsqueda de su acuerdo de gobernabilidad, días atrás Macri se reunió con gobernadores ante quienes ratificó el rumbo económico y los exhortó a que reduzcan el déficit, tal como exige el FMI.
En ese punto, el presidente sabe que como siempre pasó y mucho más después de la reforma tributaria sancionada en diciembre de 2017, el que ocupa el despacho de Balcarce 50 tiene en su poder la llave dorada que abre la puerta a la obra pública que tanto codician los gobernadores para sustentar sus aspiraciones políticas y capacidad de disciplinar el territorio.
La reunión fue en la localidad entrerriana de Basavilbaso donde en la cara del (¿ex?) kirchnerista Gustavo Bordet, Macri despotricó contra la "pesada herencia" y la "situación internacional" que, desde su particular perspectiva, llevaron a que "pasaran cosas".
Pero además de desmarcarse, tuvo que escuchar reclamos de los mandatarios peronistas que le recordaron que, a la hora de hacer esfuerzos, hay hijos y entenados ya que la gobernadora María Eugenia Vidal embolsó un importante aumento en los fondos que recibe por parte de la Nación.
De todos modos, Macri prometió aceitar los mecanismos para que los mandatarios provinciales que cumplan con el ajuste, puedan acceder mejor al programa Participación Público Privada, que como ya explicó oportunamente NP diario de noticias, tiene mucho de negocio para una de las facciones que integran el tandem de poder que ocupa La Rosada, pero pocas posibilidades de viabilizarse en el actual contexto.
Donde le está yendo un poco mejor es en el universo de la burocracia sindical. Después de algunos gestos grandilocuentes, forzadas presencias y notorias ausencias a la hora de convocar al paro del 25 de junio, todo parece haber recobrado el parsimonioso ritmo que marca la CGT.
Pasó sólo una semana y, para muchos, el paro ya parece ser nada más que una foto amarillenta pegada en un álbum olvidado.
Al día siguiente, algunos dirigentes cegetistas ya estaban rosqueando abiertamente con el gobierno, otros siguen contando porotos de cara a la elección de la nueva conducción de esa central, el 22 de agosto.
Mientras tanto, otros parecen encorsetados en sus propias contradicciones ideológicas que, quizás, los inhiban de poder pensarse como un actor social capaz de avanzar más allá de la demanda sindical.
Nadie habla de plan de lucha y, menos aún, avanza en la construcción de esta herramienta que hoy ya se vuelve indispensable.
Con tres en el fondo
¿Es la crisis monetaria y cambiaria un problema que deviene de un uso equivocado de herramientas que plantea el capitalismo? ¿Lo es la reprimarización de la economía y la crisis externa? ¿Acaso la delegación de soberanía nacional, económica y política responde a una forma perversa en que se utilizan los dispositivos que provee el Estado Liberal Burgués?
El Gobierno Cambiemos se exhibe como un paradigma de la relación simbiótica que, por definición, existe entre el Estado Liberal Burgués (ELB) y el poder corporativo, pero también como una muestra del camino irreversible que tiene cualquier formación estatal capitalista periférica, en la actual fase de desarrollo del capitalismo.
Por eso, más allá de impericias y contradicciones secundarias, el objetivo fundamental de la tarea que vino a hacer el Gobierno Cambiemos es evidente -de ello ya se habló suficientemente en ediciones anteriores de NP-, pero también lo es el carácter irreversible del proceso que profundiza la ronda de maximización de tasa de ganancia del capitalismo en su momento actual.
Irreversible sí, pero sólo si se plantea transitar un camino como el actual o alguna salida que se proponga la reconstrucción de un Estado de Bienestar fundamentado en un "capitalismo bueno", que sea capaz de retomar una ronda de ampliación y distribución del excedente.
Vale la pena tener claro que el capitalismo tuvo -y tiene- la capacidad de reequilibrarse, maquillándose para disimular sus propias contradicciones internas. Pero también que las convulsiones e inestabilidad que atraviesan a este sistema histórico en los albores de este siglo, señalan algunos de los propios límites de la mutación que devino del fin de la Era Keynesiana y el inicio de la Segunda Crisis de Larga Duración.
De esto hablan algunas dificultades que el propio sistema de representación política del ELB tiene para fidelizar, sobre todo a los sectores oprimidos, en el contexto de la dinámica en que se propone la gestión de cambios en la relación entre capital y trabajo, lo que no quiere decir otra cosa que en la propia dinámica que rige la exclusión-inclusión y los procesos productivos.
Pero esto también se visualiza en la puja que existe entre diferentes facciones que intervienen hacia adentro del Gobierno Cambiemos. Una pugna que se vincula a otra todavía superior que involucra a redefiniciones de la competencia intercapitalista -en pleno desarrollo- en términos geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos.
Todo esto, en esencia se puede traducir así: ¿cuáles son los límites que presenta la dinámica de apropiación del plusvalor, en el contexto de la actual fase de desarrollo capitalista?
La sobreproducción, el medio ambiente, la sustitución del capital por el dinero son algunos de los límites que enfrenta el capitalismo. Y, asimismo, la sustitución del trabajo humano por el mecanizado que en el contexto de la cuarta revolución industrial combina biogenética, robótica e informática.
Menos trabajadores insertos en el proceso productivo -en las formaciones estatales capitalistas centrales- representa menor plusvalía y menos salario puestos al servicio de la adquisición de bienes y, por lo tanto, de la amortización de la producción de esos bienes.
Por eso la necesidad que tiene de buscar otras fuentes de crecimiento no relacionadas con la dinámica productiva tradicional.
Aquí es donde aparece la deslocalización industrial y la financierización, que equilibran la caída de inversión productiva e incluso la plusvalía, pero hacia adentro de las formaciones centrales.
Esto es lo que hay detrás de la idea de "atraer capitales" que se enuncia con énfasis desde el actual staff gobernante, pero también desde el bloque que se propone como alternancia para 2019.
Atraer capitales "productivos" no es otra cosa que sumarse al proceso de deslocalización que exige, como condición sine qua non, la destrucción de las normas que rigen la relación laboral en nuestro país desde hace casi un siglo. Y de la mano va la financierización que se vincula más a esto que vemos en estos días: riqueza producida en Argentina, esto es, plusvalor extraído de trabajadores del país, que se transforma en capital financiero especulativo, rentista y parásito. Es decir, divisa en fuga.
En cualquiera de los dos escenarios, se puede garantizar la posibilidad de crecimiento, pero siempre sin que se genere nueva riqueza ni valor social.
Pero también lo que se pretende es algo que desde el Proyecto Cambiemos se explica con eso del "cambio cultural", el emprendedurismo, el precariado y la meritocracia.
Todo esto son modos de intentar una forma de escape de la esfera cultural de la producción y, por lo tanto, de la lucha de clases y la resistencia proletaria a la alienación y explotación.
Por eso es que la viabilidad de que se restablezca -con éxito para el universo del trabajo- el acuerdo social reformista, es tan posible como ganarle a Croacia jugando con línea de tres en el fondo.
De ahí que, con la mirada que se construye desde el antagonismo existente entre clase trabajadora y capital, sea prudente reflexionar sobre el carácter de la reorganización de la lucha de clase a partir de la propia explotación que, a fin de cuentas, es lo que hoy más se profundiza y agrede a los trabajadores.
Y es, sin duda, en un momento como el actual cuando es más fácil señalar dónde están aquellos -o parte de aquellos- elementos de la explotación. Porque como pocas veces es evidente aquello que le roban a los trabajadores y el pueblo: trabajo, salario, vacaciones, convenio, jubilación, la salida al cine o aquella a comer pizza con la familia. Lo estructural y lo cotidiano, todo está en superficie.
Porque en cada causa que se identifique habrá un detonante de lucha que pueda articular fuerza y aportar a la construcción de masa crítica.
Así las coas, está claro que si es momento de reorganización de la lucha de clases, también es preciso hablar de otras maneras en que el capitalismo explota todas las dimensiones de la persona. Es que es tiempo de formar la propia conciencia de clase que permita romper, también, con la seducción que propone el mito del eterno retorno a una nueva -y remozada- fase protokeynesiana, en la que las regulaciones del Estado social, serían capaces de saciar reivindicaciones e instalar un ciclo de aumento de trabajo y salario, así como de distribución de la riqueza.
Pero como ya se explicó en NP diario de noticias, el capital humano y social “son los padres”. Por eso, es preciso pensar soluciones y, sobre todo, pensarnos, a partir de relaciones no capitalistas.