Crece la intensidad y el volumen de la lucha pero se mantiene su dispersión ¿A qué le teme el gobierno? En la Fundación Mediterránea se festeja algo más que las mentiras de Javier Milei. El Alca al Carajo, 19 años después. Una querida presencia que nos manda un mensaje desde 1964.
El miércoles pasado, con más de quinientas ollas populares y cortes a lo largo y ancho del país, marcó el punto más alto de una semana que dejó en claro que el hartazgo crece y la protesta existe, pero también que el grado de dispersión que tiene es importante, lo que representa darle demasiada ventaja a una clase capitalista que es lo suficientemente astuta para aprovecharse de eso y está decidida a sacarle hasta la última gota a un Presidente que sabe que su destino está atado a las constantes concesiones que le otorga al Círculo Rojo y que, por lo tanto, obra en consecuencia.
Y lo hace imbricando lo formal con lo simbólico. Entonces al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (Rigi) lo acompaña la creación del Comando Unificado de Seguridad Productiva, puesto en marcha dos meses atrás por el ministerio a cargo de Patricia Bullrich, mientras que en estos días Milei denuncia la “penetración de izquierda” en las facultades, al salir al cruce de las protestas contra el intento de destrucción del sistema educativo público, universal y gratuito que hoy tiene fundamentalmente en la mira a las universidades.
Nada tiene de nuevo ver bravuconear al Presidente, pero que hable de “penetración de la izquierda en las universidades” y de “baño de sangre”, no deja de ser preocupante más aún cuando lo hace durante una ceremonia de entrega de premios en la Escuela de Cadetes de la Policía Federal Argentina, rodeado de los mandos de esa fuerza que depende precisamente de Bullrich.
La jornada del miércoles estuvo precedida por otra en la que se hizo sentir intensamente el paro realizado por los trabajadores de ferrocarriles y subtes, pero que no tuvo continuidad al día siguiente con la medida de fuerza similar que preveían llevar adelante los colectiveros, sólo porque la directiva de la UTA presidida por Roberto Fernández, respondió al llamado de la Presidencia Milei y en tiempo de descuento rosqueó y la levantó.
Pero donde no hay rosca que valga es en La Rioja, porque allí la Asociación de Maestros y Profesores mantuvo el plan de lucha construido desde sus bases, que viene desarrollando desde hace diez semanas para demandar recomposición salarial, pese a los golpes bajos de la gestión a cargo de Ricardo Quintela. Y en un acto que exhibe la fortaleza de la organización de base riojana que tiene la Ctera, sumó a la movilización del jueves a secretarios de sus pares de otras provincias que viajaron especialmente hasta La Rioja para brindar su apoyo.
También tuvo lugar un apagón contra los tarifazos que fue convocado por el Foro Multisectorial que integran pymes, clubes, universidades y otros usuarios, al tiempo que se multiplican en todo el territorio nacional reclamos de operarios de fábricas de los sectores público y privado, como los que protagonizan en Córdoba los trabajadores de Petroquímica Río Tercero.
Y la semana que había comenzado con un acto de los jubilados ante la sede central del Pami para demandar que quede restituido el cien por cien de la gratuidad de medicamentos que para la mayor parte de las personas adultas mayores son vitales, acabó con la ratificación del plan de lucha de los universitarios que van a confluir en una nueva Marcha Federal para el miércoles 12 de este mes.
El discurso de Milei en la Escuela de Cadetes y la creación del comando unificado por medio del cual el Ministerio de Seguridad prevé coordinar con las provincias y las fuerzas federales la “protección de la actividad comercial estratégica”, para anticiparse a escenarios en los que se intente bloquear las cadenas logísticas de empresas, hablan de dos preocupaciones centrales que tiene hoy el gobierno. Una tiene que ver con evitar que el hartazgo que ya invade a buena parte de los sectores medios de la sociedad, encuentre un factor interpelante que sea lo suficientemente contundente como para que se convierta en motivo de movilización. Y en esto el acceso a la universidad tiene una fuerte entidad concreta y lo simbólica.
El otro punto está vinculado a una de las formas que el sistema encontró para gestionar los procesos productivos en el actual momento del desarrollo de la segunda crisis de larga duración que es la deslocalización industrial, que consiste en una estrategia empresarial que se caracteriza por el traslado de sus centros de producción a zonas donde se les ofrecen condiciones para minimizar la inversión y maximizar beneficios.
¿Qué quiere decir todo esto? Menos “costo laboral”, esto es, mano de obra batata y absoluta flexibilización laboral, pero también la posibilidad de contaminar el medio ambiente sin que algún cuerpo legal se los impida. El DNU 70/2023, la Ley de Bases con el Rigi como instrumento privilegiado vinieron a garantizar esto, pero para que el combo sea completo, también “los inversores” requieren “seguridad” para sus cadenas de abastecimiento logístico, algo que es clave en un escenario en el que a diferencia del modelo fordiano, el proceso que lleva a un producto acabado pasa por diferentes lugares, muchas veces alejados entre sí. De eso va la “protección de la actividad comercial estratégica” que promete garantizar el tándem Bullrich-Milei y también por ello es que en el gobierno preocupa que ferroviarios y camioneros se pinten la cara.
Así las cosas, con sólo rascar un poco en la superficie de todo esto, lo que se encuentra no es otra cosa que una vuelta más de rosca de la clase capitalista en un proceso de huida de la producción y por ende de la lucha de clases, ya que en esencia se trata un diseño que intenta evitar la resistencia proletaria a la explotación. Por eso también, lo que se está viviendo es un capítulo de la lucha de clases en el que en ese intento de fuga, la deslocalización va imbricada a la financierización y de ahí que para “atraer inversiones”, el Rigi debe ofrecer la posibilidad de que “los inversionistas” se lleven las utilidades de lo que se produzca en Argentina y con trabajo argentino, sin encontrar siquiera los escasos obstáculos que planteaba la legislación anterior.
Es que dentro de este esquema la inversión no tiene ninguna posibilidad de llegar a ser productiva, por lo que jamás va a derramar nada más que miseria y dolor. Y sólo va a suministrar más insumo al universo de las finanzas, en el que la clase capitalista disfruta de la libertad de no tener que lidiar con las presiones de los trabajadores sindicalizados o de normas estatales que restrinjan su voracidad especulativa y rentista.
Con los trabajadores en la mira
El triunfo que Javier Milei obtuvo hace ya diez meses pone en evidencia, entre otras cosas, un quiebre entre la clase trabajadora y el pacto social derivado de la fase keynesiana del capitalismo, que no alcanzó para plasmarse en una expresión de antagonismo entre esa clase y el capital, lo que lleva ahora a una profundización mucho más evidente de las condiciones materiales que propiciaron esa ruptura.
Pero la lucha de clases siempre se produce vinculada a la propia relación de explotación existente, esto es que la relación de clase se va a establecer en función de cuánto se apropian unos del trabajo de otros y de qué beneficio extraen en ese procedimiento. Por eso es que la lucha de clases siempre va a estar presente, aunque sea de forma latente, sencillamente porque incluso los trabajadores que votaron a Milei y todavía lo defienden, pretenden cosas tan sencillas y universales como tener trabajo, recibir mejores salarios y no ser explotados para poder disfrutar del tiempo de ocio.
Entonces, los esfuerzos por contribuir a que se puedan articular todas esas luchas atomizadas como la que se vieron la semana pasada, debe tener su norte puesto en la tarea de reorganizar la lucha de clases. Y esto es algo que comienza a tomar consistencia cuando los trabajadores son capaces de identificar cuáles son los elementos de la explotación, como se produce y quiénes la perpetran, ya que así se pueden reconocer las causas y a partir de eso determinar cuáles son las herramientas de resistencia y lucha más adecuadas.
Porque la respuesta del oprimido es relativa a las características de cada momento histórico. Y en el actual, mermó la potencia que tiene la protesta para revertir los procesos de explotación que derivan de las reformas laborales regresivas y la poca capacidad de las negociación colectiva existente en un escenario en el que la imposición del precariado establece un ejército de reserva, lo que se suma a que a caballo de la globalización el capital tiene la posibilidad de deslocalizar empresas, para segmentar mercados laborales y enfrentar a trabajadores contra trabajadores. Se trata de un escenario atravesado por nuevas formas de explotación asociadas al capitalismo cognitivo, que facilita que el sistema explote todas las dimensiones de la vida del individuo.
Por eso es que ante nuevas formas de explotación que se imbrican con las viejas, se requiere de la construcción de procesos de organización de los trabajadores que reconozcan la irrupción de nuevas formas de ser sujetos sociales, pero también cuáles son las nuevas identificaciones de donde están las causas de la dominación y las diferentes formas de explotación.
Y sin que esto implique resignar la lucha por el salario, requiere dar vuelta la página de la fase keynesiana del capitalismo, aquella del Estado Social de Bienestar en el que merced a la lucha reivindicativa, se podía negociar con el Estado Liberal Burgués regulaciones que fueran capaces de volver a establecer un ciclo de distribución de la riqueza y de reparto del trabajo, capaz de propiciar un proceso de acumulación que derrame en forma de aumento del poder adquisitivo de los salarios.
Porque, hay que repetirlo, cada uno de los momentos que atravesó la segunda crisis de larga duración del sistema capitalista que comenzó a manifestarse durante la década de 1970 del siglo pasado, deja en claro que cuando se salió de uno de los capítulos más regresivos como el que actualmente vivimos en Argentina, nunca se volvió a recomponer absolutamente el escenario previo. Pero también hay que insistir en que ya no hay lugar para una nueva experiencia keynesiana y que nunca el capital va a volverse humano y social.
Entonces para poder pensar el futuro quizás lo mejor sea comenzar a construirlo, no desde un concepto abstracto, sino a partir de hilvanar las dinámicas de lucha y resistencia que las diferentes expresiones de clase van exhibiendo en el día a día que, en muchos casos, muestran que se puede articular y construir otro tipo de relaciones sociales diferentes a las que plantean el Estado Liberal Burgués y capitalismo como si fueran verdades canónicas. Y en esa dinámica de construcción social, es fundamental integrar el antagonismo y la diversidad para convertirlo en parte de un propio esquema que priorice la autodeterminación y no esté dispuesto a integrarse, que no necesite del reconocimiento de la cultura liberal burguesa, que pueda hablar y actuar sobre aquello que resulta evidente en un momento en el que, aquí y ahora, la crisis del capitalismo exhibe que el Estado Liberal Burgués presenta una creciente dificultad para gestionar con cierta armonía las dinámicas de integración o exclusión de la población, pero también las formas de fidelizar a la mayor parte del sujeto social oprimido al orden social capitalista, algo que se expresa claramente en los problemas que tiene para mediar en conflictos que surgen del proceso de generación y apropiación de plusvalía.
El Club de los Aplaudidores
Y con este telón de fondo, también la semana pasada Milei volvió a darse un baño de aplausos, esa vez, al hablar en el 47 aniversario de la Fundación Mediterránea reunida en Córdoba. De nuevo y sin decir ni una palabra sobre el pase de pasivos al Tesoro sostuvo que saneó el Banco Central, también que gracias a él se evitó una hiperinflación, y aunque ni bien entró a La Rosada depreció al peso un 119 por ciento, aseveró que no devaluó, al tiempo que puntualizó que bajó la pobreza que su gobierno catapultó por en cima del 52 por ciento y con particular cinismo hizo hincapié en que se preocupa por los más vulnerables, pese a que continúa desoyendo las disposiciones judiciales que le ordenan a su ministra de Capital Humano la distribución de alimentos que acopia, mientras muchos comedores y merenderos populares deben cerrar porque no tienen nada que poner en la olla.
Lo más probable es que la mayoría de los asistentes a ese acto sepan que esos y otros datos que vomitó Milei son falsos. Pero pese a eso volvieron a aplaudir y a festejar a quien el destino puso en La Rosada para ser el ejecutor de lo que desde su propia identidad de clase siempre anhelaron ¿Es la primera vez que pasa eso? Antes que Milei, Carlos Saúl Menem se ganó el derecho a ser “rubio alto y de ojos celestes”, según la frase que inmortalizó Bernardo Neustadt, a fuerza de beneficiar a la clase capitalista con un diseño que le dio una vuelta de rosca al impuesto por la Dictadura de 1976 con Alfredo Martínez de Hoz y que después sería retomado por la Presidencia Macri.
La semana pasada en la Fundación Mediterránea, Milei reivindicó a Fernando de la Rúa, el tipo que puso en marcha instrumentos que fueron en la misma dirección que aquel diseño, tales como el Megacanje y el Blindaje que acabaron en el Corralito y los 39 asesinados en diciembre de 2001. También lo aplaudieron cuando lo hizo, porque en realidad lo que la clase capitalista celebra es al ejecutor que con el argumento de un cuestionable déficit cero, les abre una ventana de oportunidades que garantiza el establecimiento de un escenario en el que el universo del capital puede avanzar sobre aquel del trabajo como nunca lo hizo, al menos, desde mediados del siglo pasado. Y, sobre todo, la posibilidad de que ese escenario llegue para quedarse, algo que se pretende consolidar con el Proyecto de Presupuesto 2025.
Porque ya a esta altura es evidente la falsedad de ese mito fundante de la Presidencia Milei que señala que de la mano del ajuste se bajaría el gasto y que, por medio de un proceso que nunca fue explicado, eso implicaría el inicio de una era de bonanza. Pero lo que sí tienen claro los aplaudidores de la Fundación Mediterránea, es que de esta manera ellos van a poder maximizar todavía más su tasa de rentabilidad, no en base a mayor productividad, sino pagando menos impuestos y salarios.
Claro que como en esto el vacío no existe, la diferencia entre lo que ellos dejan de pagar y lo que resulta necesario para que mínimamente funcione la estructura estatal que ellos necesitan para cosas como el Comando Unificado de Seguridad Productiva, la van a poner los trabajadores con recortes salariales, pérdida de derechos, supresión de las normas que garantizan la estabilidad laboral, tarifazos, impuestazos y ajuste sobre ajuste que cada vez vulneran con más crueldad la posibilidad de soñar una vida mejor y ser feliz.
La clase capitalista encontró a su ejecutor perfecto, el mejor que pudo encontrar, un presidente que carece de escrúpulos y está rodeado por un rocambolesco círculo de aduladores y prebendarios que en su mayoría, además, son poco competentes como volvió a quedar demostrado no hace mucho en la votación en la Asamblea General de la ONU (Ver Nueva condena al bloqueo contra Cuba). Pero también por un esquema de representación política en el que buena parte de la oposición exhibe un alarmante nivel de promiscuidad a la hora de aceptar ponerle precio a cualquier cosa caiga en sus manos proveniente de La Rosada, tal como lo evidenció con el DNU 70/23 y el Proyecto de Ley Bases, lo que corrobora la idea de que a diferencia de otros anteriores, la actual no es una de esas crisis que ya tuvo el sistema de las que después del desequilibrio se pudo salir a partir de la reestructuración de los actores económicos de las distintas fracciones del capital y la consumación de acuerdos que fueron capaces de reorganizar la hegemonía social, mediante pactos alcanzados merced a la reconfiguración de viejos partidos y la aparición de nuevas fuerzas políticas.
Después del helicóptero, De la Rúa vivió el resto de su vida impune, lo mismo pasó con Menem que disfrutó de una banca en el Senado que le brindó fueros que lo protegieron y le permitieron gozar de la consideración de propios y extraños que necesitaban su voto. Los dos representan expresiones cabales de sometimiento a la Casa Blanca que los usó para favorecer negocios y después de usarlos les dio salida. Ambos estuvieron entre los principales delfines que tuvo el Consenso de Washington, pero ninguno hizo gala de la exagerada sumisión perruna y el compromiso emocional que manifiesta Milei respecto a EE.UU.
Esta semana se cumple un nuevo aniversario de aquella histórica jornada en la que, en Mar del Plata, la actitud sensata de un puñado de presidentes y una impresionante movilización popular hizo que George W. Bush se volviera a Washington sin poder concretar la nueva vuelta de rosca al Consenso de Washington que hubiera significado la imposición del Alca.
El martes se van a cumplir 19 años del momento en que durante la clausura de la Tercera Cumbre de los Pueblos de América, realizada en el Estadio José María Minella, Hugo Chávez y una multitud ahí reunida mandara el Alca, “alcarajo”. También ese día son las Presidenciales estadounidenses, que el tándem Caputo-Milei mira con la esperanza de que un triunfo de Donald Trump abra el dique que frena el flujo de dólares que el gobierno necesita para poder sustentar un 2025 atravesado por vencimientos de deuda (Ver Milei festeja), mientras que buena parte de la progresía confía en que una victoria de Kamala Harris favorecería sus posiciones ¿Pero habrá en el resultado de esos comicios algún dato que permita abrigar expectativas favorables, por ejemplo para quienes la semana pasada participaron de las más de quinientas ollas populares organizadas por movimientos sociales en diferentes lugares de nuestro país?
Corría 1964 y se acercaban las elecciones en EE.UU. en las que las miradas estaban puestas sobre el demócrata, Lyndon B. Johnson, y Barry Goldwater, del Partido Republicano. Y, en un discurso memorable, Ernesto Guevara hizo pedagogía: “no importa que nos amenacen con que si Johnson o Goldwater…es decir, Juana o su hermana” recalcó y, tras algunas sonrisas de la asistencia retomó para hacer hincapié en que “los pueblos que han decidido luchar por su libertad y mantener la libertad alcanzada, construiremos la nueva vida”.