Sólo EE.UU. e Israel votaron contra una resolución en tal sentido en la Asamblea General de la ONU. El representante Argentina lo hizo a favor y después renunció. Milei despidió a Mondino y quedó expuesto el descontento que reina en el cuerpo diplomático por la política exterior gubernamental.
“Saludamos a Cuba por esta victoria diplomática y llamamos a expandir la solidaridad con la patria de José Martí y Fidel Castro”, celebró el secretario general del Partido Comunista Argentino, Jorge Kreyness, ante el apabullante apoyo que nuevamente recibió Asamblea General de las Naciones Unidas la condena al bloqueo que desde hace más de seis décadas perpetra EE.UU. contra Cuba.
En esta oportunidad, la resolución en tal sentido sumó 187 votos a favor contra sólo dos en contra, los de EE.UU. e Israel, al tiempo que Moldavia se abstuvo. Lo llamativo fue que dos días después de que Javier Milei oficialmente advirtiera que todos los funcionarios del gobierno que encabeza deben aceptar su línea ideológica, el embajador de Argentina ante la ONU, Ricardo Lagorio, tocó el botón verde y nuestro país fue uno de los que se pronunciaron contra el bloqueo. Menos de una hora después, la canciller Diana Mondino fue eyectada del Palacio San Martín, tras lo que Lagorio informó que va a dejar su cargo ante la ONU.
El hecho desnuda con contundencia la resistencia que existe entre buena parte del cuerpo diplomático de nuestro país, respecto a la postura adoptada por la Presidencia Milei en lo inherente a la política exterior. Y como para que quede claro de qué va la mirada que tiene La Rosada, inmediatamente, por medio del Decreto 957/2024 que fue publicado en el Boletín Oficial, se designó a Francisco Tropepi como sucesor de Lagorio, mientras que para ocupar el sillón que deja Mondino, suena Gerardo Werthein.
Actualmente Tropepi es el número dos de la delegación diplomática argentina en Washington, mientras que Werthein ostenta el rango de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante EE.UU. Claro está que para ser nombrados en esos cargos, antes debieron recibir la aprobación de Washington que con esta movida profundiza todavía más el control de los hilos de la política exterior de Argentina.
Pero lo cierto es que más allá de todo esto, el apoyo a Cuba resultó unánime entre los países de América Latina y el Caribe. Y esto se plasmó en el aval a la resolución oportunamente presentada por Cuba que, entre otras cosas, reclama que la comunidad internacional garantice “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales”, que están “consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”.
Por tal motivo insta a que todos los Estados se abstengan de promulgar y aplicar leyes que contraríen tales principios y que por lo tanto deroguen aquellas medidas a que estén vigentes y vayan en tal dirección. Y hace hincapié en la Ley Helms-Burton que fue promulgada por EE.UU. el 12 de marzo de 1996, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.
Con este contexto, durante la previa de la votación, al dirigirse a la Asamblea, el ministro del Exterior de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, puso al reciente corte del suministro de energía eléctrica que sufrió su país durante ocho días, como ejemplo de los efectos concretos que trae el bloqueo. “La causa primaria de los cortes de electricidad fue la falta de combustible que afectó la generación de energía”, explicó y añadió que además de los daños sociales que esto trajo aparejado, “la economía se detuvo” y recalcó que Cuba superó este episodio pero el problema de fondo persiste a raíz de la alta dependencia que La Isla tiene respecto a combustibles que debe importar y “siempre encuentran dificultades para llegar al país debido al embargo”.
Por otra parte, precisó que los daños de dieciocho días de bloqueo a la economía cubana suman 252 millones de dólares, “un dinero que el país ha perdido o dejado de recibir y que bastaría para asegurar mantenimiento a termoeléctricas evitando así los cortes de energía”.
Asimismo, tras recordar que cinco meses de embargo equivalen al total de las exportaciones anuales cubanas que son de alrededor de dos mil millones de dólares, denunció que su país sufre una guerra económica, financiera y comercial en cuyo marco se perpetra un genocidio, al tiempo que representa “una violación flagrante de los derechos del pueblo cubano”.
Y reflexionó que el bloqueo pretende tener un sentido pedagógico hacia terceros países, ya que con él, “el imperialismo advierte al mundo entero que toda nación que se atreva a defender su soberanía y construir su futuro tendrá un castigo por su rebeldía” y lamentó que Joseph Biden haya elegido “mimetizarse con el régimen anterior y dejar intacto bloqueo” que en su gestión al frente de la Casa Blanca le costó a Cuba dieciséis mil millones de dólares.