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Mauricio Macri volvió a insistir con su argumento de que las políticas reparatorias y la defensa de los Derechos Humanos son “un curro” ideado para “saquear al Estado”.

Desde diferentes organismos de Derechos Humanos, se coincidido en repudiar recientes dichos de Mauricio Macri, quien públicamente volvió con su argumento de que las políticas reparatorias y la defensa de los Derechos Humanos son “un curro” ideado para “saquear al Estado”. Y, en este sentido, se recalcó que nada de lo que dice el ex presidente es “una frase inocente” y se hizo hincapié en que una vez más Macri agravia a víctimas y familiares de víctimas de la última dictadura, al tiempo que se sostuvo es necesario que se legisle una norma que sancione a quienes tienen expresiones públicas negacionistas.

Pero, por otra parte, se recordó que la familia Macri se enriqueció exponencialmente durante la última dictadura, algo que prosiguió -fundamentalmente- en el gobierno que encabezó Carlos Saúl Menem. Y que siempre lo hizo a costillas del Estado y, en algunos casos, perpetrando delitos que fueron juzgados y sancionados judicialmente.

Esta vez fue en un encuentro que organizó la Fundación Libertad y que tuvo lugar en la sede de la universidad Ucema, donde compartió cartel con su par español José María Aznar, y en donde también estuvieron los diputados Ricardo López Murphy y Luciano Laspina, quien suena como posible ministro de Economía si Patricia Bullrich se convierte en presidenta.

Las declaraciones de Macri fueron hechas durante la misma jornada en la que se repatrió el avión Skyvan PA-51, que es una de las aeronaves que fueron utilizadas por los genocidas para perpetrar los vuelos de la muerte. Y quizás la víctima más joven de esos vuelos de la muerte sea Floreal Avellaneda, El Negrito que tenía apenas catorce años cuando fue secuestrado junto a su madre, Iris Pereyra, durante la madrugada del 15 de abril de 1976 cuando un grupo de tareas asaltó su hogar en la localidad bonaerense de Munro.

Iris y El Negrito fueron llevados a la comisaría de Villa Martelli, donde se sometió a brutales torturas y, desde ahí, se los trasladó a Campo de Mayo. En ese lugar, más precisamente en El Campito, fue donde Iris Pereyra vio por última a su hijo.

El cuerpo de Floreal apareció en la costa uruguaya el 14 de mayo de 1976 y de acuerdo a lo que señala el certificado de defunción que fue emitido en Montevideo, quedó depositado en un nicho del cementerio de esa ciudad, pero después desapreció probablemente por obra de quienes participaban del Plan Cóndor. A Iris la trasladaron a la cárcel de Olmos y después al penal de Devoto, donde estuvo hasta el 13 de julio de 1978 cuando recuperó la libertad. Ahora es la presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos y aunque su cuerpo continúa desaparecido, El Negrito está vivo y se multiplica en cientos de jóvenes militantes de La Fede.