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Dom, Abr
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El debate presidencial puso sobre la mesa lo que está juego en las elecciones del 22 de octubre. El candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, hizo énfasis en la situación económica, el problema de la inflación, y cargó contra las empresas que se quedan con más del 4 por ciento del PBI. Milei ratificó la política negacionista de su espacio político y Bullriich reivindicó la represión.

En la jornada de ayer se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, el primero de los dos debates presidenciales entre los candidatos Sergio Massa, Javier Milei, Patricia Bullrich, Juan Schiaretti y Myriam Bregman. Fue organizado por la Cámara Nacional Electoral y en este primer encuentro se discutió sobre Economía, Educación y Derechos Humanos.

El candidato de Unión por la Patria hizo hincapié en sostener los derechos conquistados y en ampliarlos en base a un Estado presente. Defendió la educación pública y desenmascaró las consecuencias de una posible dolarización, como pretende implementar Javier Milei, y responsabilizó a Macri y Juntos por el Cambio por la deuda con el Fondo Monetario.

Entre los puntos más sobresalientes de la noche, estuvo la intervención de Massa en el bloque económico. Allí, habló a los trabajadores y anticipó que “nosotros vamos a un sistema más progresivo, vamos a seguir bajando el IVA y vamos a poner sobre la mesa cuáles son los beneficios de las empresas que te roban casi cuatro puntos del PBI con la protección de algunos sectores de la política”. Asimismo, puntualizó sobre los verdaderos intereses del candidato de La Libertad Avanza, al enfatizar con claridad que “Milei plantea la vuelta de las Afjp, la privatización de YPF, que cada hijo de trabajador pague la universidad y la escuela secundaria y un modelo de dolarización que se aplicó en Zimbabwe, el Salvador y Ecuador”. En ese sentido, dijo que Milei pretende “rifar” la moneda nacional y lo acusó de querer poner “otra bandera en el Banco Central”.

Sin dudas el otro bloque destacado de la noche fue el de “Derechos Humanos y convivencia democrática”. El eje había sido rechazado por los candidatos de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza, pero ingresó al debate por pedido de la población, que votó en una encuesta organizada por la cámara electoral. Al culminar la jornada quedó en claro porque estos candidatos se habían opuesto a su inclusión.

En su intervención, Javier Mielei, guionado con claridad por la candidata a vicepresidenta del espacio y defensora de genocidas, Victoria Villarruel, replicó casi con literalidad los argumentos que en 1985 las juntas militares presentaron ante los tribunales civiles que los juzgaron y condenaron. Dijo que “nosotros valoramos la visión de memoria verdad y justicia, y la primera verdad es que no fueron treinta mil desaparecidos. Durante los setenta hubo una guerra y en esa guerra las fuerzas del Estado cometieron excesos, pero los terroristas de Montoneros y el ERP torturaron gente, mataron y cometieron delitos de lesa humanidad. No estamos de acuerdo con los curros de los Derechos Humanos”, concluyó. De este modo, Milei ratificó las convicciones apologéticas de su espacio respecto al terrorismo de Estado.

Por su parte, Patricia Bullrich realizó una defensa de su gestión represiva cuando fue ministra de Seguridad de Mauricio Macri. Al respecto, hizo una apología de la represión y justificó el asesinato de Santiago Maldonado por parte de la Gendarmería. Es más, defendió el accionar de la Gendarmería y dijo: “quiero mandarle un abrazo a los gendarmes absueltos”.

Sin muchas luces y con las cartas sobre la mesa concluyó el primero de los debates presidenciales, en los que cada uno de los candidatos ratificaron su posición y apelaron a marcar los puntos débiles de sus contrincantes. Más allá de la esgrima retórica, que estuvo lejos de ser sobresaliente, quedó en claro que el 22 de octubre hay un solo espacio que defiende la educación y la salud pública, como así también los derechos de los trabajadores, no sólo con opciones de vencer electoralmente en las presidenciales, sino de construir un verdadero dique a los avances del fascismo en el país, que como se evidenció anoche, ya está entre nosotros. Entonces, la única alternativa es avanzar para no retroceder.