El juez federal Daniel Rafecas indagó a Guillermo Rivarola, un ex magistrado imputado de haber encubierto la masacre perpetrada durante marzo de 1978 en el Penal de Villa Devoto.
Finalmente el juez federal Daniel Rafecas indagó al ex magistrado, Guillermo Rivarola, quien está acusado de no haber investigado ni denunciado los delitos que personal del Servicio Penitenciario Federal perpetró contra quienes sobrevivieron a la Masacre del Pabellón Séptimo, hecho que tuvo lugar durante marzo de 1978 en la cárcel de Villa Devoto.
Vale recordar que en la Masacre del Pabellón Séptimo fueron asesinados 65 presos que estaban alojados en ese penal, en un hecho cuya investigación Rivarola obstaculizó sistemáticamente, en una actitud similar a la que tuvo durante varios años para eludir la requisitoria que en reiteradas ocasiones se llevaran a cabo desde la querella que representa a las víctimas.
Precisamente una de las abogadas querellantes, Claudia Cesaroni, recordó que tal requisitoria “la venimos haciendo desde hace varios años, desde el primer momento en que comenzó esta causa”. Y explicó que “siempre entendimos que como juez que intervino primero en la causa, Rivarola debía ser citado a prestar declaración indagatoria”, algo que también debió alcanzar a quien fuera su secretario Enrique Guanziroli y el juez Jorge Valerga Aráoz, que fue quien archivó la causa un año medio después.
Cesaroni agregó que “el caso de Rivarola es el primero en el que un juez federal de la Capital Federal es llamado a prestar declaración indagatoria por delitos de lesa humanidad”, lo que “refleja de forma bastante clara lo que es el espíritu de cuerpo y cómo Comodoro Py se niega a investigarse a sí mismo y a sus antecesores”. En tal marco, destacó que desde la querella se aportaron “muchos testimonios de detenidos sobrevivientes de la masacre y de testigos de otros pabellones que en aquel momento, en 1978, inmediatamente después de lo que sucedió le contaron a Rivarola, quien pese a eso no hizo nada y, a nuestro juicio, encubrió y fue parte activa de la impunidad para esos casos”.
El 14 de marzo de 1978, fueron 57 internos los que murieron dentro del penal y otros fallecieron tras ser trasladados a distintos hospitales de la Capital Federal, en todos los casos, víctimas de un incendio que se produjo después de que agentes del Servicio Penitenciario Federal ingresaran violentamente dentro del Pabellón Séptimo donde estaban alojados 164 presos comunes.
De acuerdo a la reconstrucción de los hechos que se hizo en base a testimonios presenciales, durante la noche del 13 de marzo hubo una discusión entre un celador y el interno Jorge Omar Tolosa. Poco después, cuatro agentes penitenciarios lo fueron a buscar para pegarle una de las habituales palizas a las que se sometía a los internos, pero no pudieron sacarlo del pabellón porque sus compañeros lo protegieron.
A la mañana siguiente, alrededor de setenta guardiacárceles se metieron en el Pabellón Séptimo golpeando a los detenidos que intentaron resistir. “Cuando nosotros escuchamos a los sobrevivientes de la Masacre del Pabellón Séptimo, nos cuentan cómo les tiraban con gases lacrimógenos dentro el pabellón y se desesperaban porque no podían respirar e incluso a algunos les disparaban sobre el cuerpo”, puntualizó la abogada e integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos Claudia Cesaroni al referirse a este hecho que por sus características, no duda en considerar como “un crimen de lesa humanidad”.