Multitudinaria movilización en La Habana contra el bloqueo y la inclusión de La Isla en la lista de “patrocinadores del terrorismo” que confecciona EE.UU. “Buscan asfixiar a la Revolución”, sentenció el coordinador continental del Movimiento de Solidaridad, Norberto Champa Galiotti.
El viernes pasado La Habana vivió una jornada en la que, ante la sede de la Embajada estadounidense, una multitudinaria movilización volvió a exigir que cese el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto ilegalmente desde hace más de seis décadas por Washington contra Cuba.
La manifestación que tuvo lugar en el Malecón salió al cruce de la decisión del presidente Joseph Biden quien, a pocos días de abandonar la Casa Blanca, ratificó a Cuba en el tan arbitrario como infame listado que confecciona con los países que desde su perspectiva son “patrocinadores del terrorismo”. Y estuvo encabezada por Raúl Castro y el presidente Miguel Díaz Canel, quien en medio pancartas y banderas en las que se expresaron consignas contra el bloqueo, hizo hincapié en que “Biden cumplió disciplinada y cruelmente con la política que Trump aprobó durante su mandato”, al tiempo que criticó la decisión del gobierno norteamericano de volver a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, medida que adoptó Trump durante su anterior mandato.
Con ese telón de fondo, advirtió que “nos mantendremos alerta, pero sin miedo”. Lo dicho por Díaz Cannel nada tiene de antojadizo, ya que nada bueno puede esperarse de una Presidencia a cargo de Trump y, menos aún, que cambie el criterio que la administración demócrata sostuvo durante los últimos cuatro años que tiene su situación emblemática en un bloqueo genocida que durante más de seis décadas viene limitando letalmente el desarrollo de la economía de La Isla, al tiempo que afecta la vida cotidiana de los cubanos provocando escasez de productos esenciales y cortes de energía como los que se padecieron durante los últimos meses.
El bloqueo tal como estaba hasta hace una década ya era perjudicial, por ejemplo, dificultando el comercio exterior ya que obligó a que Cuba deba realizar la mayor parte de sus transacciones con países lejanos geográficamente, lo que encarece la logística y limita la posibilidad de intercambios. Pero desde la inclusión en la lista de “países que apoyan a terrorismo”, la cosa empeoró porque se limita drásticamente la posibilidad de realizar transacciones financieras ya que los bancos que se presten a hacerlo son sancionados.
Todo esto pese al rechazo internacional que provoca el bloqueo que, en noviembre pasado, volvió a ser repudiado por una abrumadora mayoría cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por 187 votos de 190 países participantes, una resolución que exige su fin. Esa vez apenas Estados Unidos e Israel votaron contra Cuba.
“El presidente saliente de EE.UU. ratificó a Cuba en el listado de países patrocinadores del terrorismo lo que influye en los sectores financiero y bancario, por lo que las transacciones comerciales que hace Cuba se ven seriamente condicionadas lo que trae aparejado un serio perjuicio económico”, recalcó al respecto el coordinador continental del Movimiento de Solidaridad con Cuba Norberto Champa Galiotti y denunció que “el sentido que tiene esto es asfixiar a Cuba en su actividad económica”.
Por eso es que celebró la decisión del gobierno cubano y añadió que “como Red Continental de Solidaridad, propusimos que en cada capital del mundo se replique la movilización de La Habana, con marchas hacia la embajadas estadounidenses durante ese mismo día y a la misma hora, para que todos los amigos de Cuba estén expresándose en idéntico sentido y en el mismo momento”, algo que en nuestro país también tuvo su capítulo aunque en este caso de movilizó hacia la sede diplomática cubana.
Así las cosas, queda claro que se equivoca si algún desprevenido puede suponer que este es el último zarpazo de una Presidencia que está de salida y que a partir del 20 de enero las cosas pueden cambiar para bien. Y esto queda puesto en evidencia con las designaciones que ya adelantó el mandatario electo, Donald Trump, para la secretaría de Estado que es el Ministerio de Relaciones Exteriores y para las embajadas claves en nuestra región como son la de México y Argentina.
Es que quien asumirá como secretario de Estado es ni más ni menos que Marcos Rubio (Ver Con las banderas del Che y Fidel), quien a su vez nombró como titular de la delegación diplomática estadounidense ante nuestro país a Peter Lamelas, quien es un exponente del núcleo duro de la gusanera de La Florida, que pese a que su designación aún debe pasar la audiencia formal en el Capitolio, ya cuenta con el aval de Javier Milei con quien confraternizó no hace mucho durante una cena de gala que tuvo lugar en Mar-a-Lago, un complejo inmobiliario que Trump posee en Palm Beach, en oportunidad del festejo por el triunfo obtenido por el magnate en las Presidenciales de noviembre.
“Hay que tener en cuenta que las relaciones exteriores con EE.UU. pueden ser muy malas o peores, estas son las únicas alternativas que ofrecen las administraciones demócratas o republicanas”, puntualizó Galiotti y remarcó que “en este caso Rubio es lo peor, ya que desde hace tiempo articula desde el Capitolio con la madriguera de los mafiosos…los terroristas del Estado de Florida, muchas acciones de desestabilización contra nuestra región tal como lo hizo en Bolivia con la que acabó con el golpe de Estado de 2019 contra el gobierno de Evo Morales”. Y alertó que desde el 20 de enero, ya como secretario de Estado, va a contar con un instrumento “mucho más peligroso”.
Y en este sentido, recordó que Rubio tiene a un socio privilegiado en el titular de la OEA, Luis Almagro. “Para todo eso tuvo un aliado clave en el hombre que fue canciller de José Mujica en Uruguay, lo que habla de los límites del progresismo latinoamericano”, sostuvo Galiotti y recordó la reacción a la postura contraria a Cuba en una votación en la ONU, que Argentina tuvo a instancias del entonces presidente Fernando de la Rua. Esa vez provocó una movilización que, al grito de “lamebotas”, colmó las inmediaciones del Palacio San Martín, en Buenos Aires.
“Lamelas es el embajador ideal para los lamebotas genuflexos del gobierno argentino”, refirió el coordinador continental del Movimiento de Solidaridad con Cuba y recordó que aquella vez fue el propio Fidel Castro quien acuñó la frase que desde entonces pasó a caracterizar a De la Rua y al gobierno de la Alianza. “Hay que recodar como acabó De la Rua…lamiendo botas”, invitó a reflexionar.
En ese momento lo que se imponía desde EE.UU. era el Consenso de Washington y un cuarto de siglo más tarde “lo que viene a hacer Rubio es un plan que ya está en desarrollo e incluye el papel que tiene que jugar Milei”, por lo que Galiotti argumenta que no debe sorprender la aparición de episodios como el que en estos día pone al gendarme Nahuel Agustín Gallo en el foco de atención.
“Se trata de un plan ejecutado por Patricia Bullrich, coordinado desde la OEA y el Departamento de Estado de EE.UU., nada nuevo ya que viene desarrollándose desde hace varios años”, advierte quien también preside el PC de Santa Fe y puntualiza que esto se inscribe en la misma jugada que hizo Mauricio Macri cuando dio un golpe al Mercosur impidiendo que Venezuela se hiciera cargo de la Presidencia Pro Témpore que le correspondía, en febrero de 2016.
Pero también “al reconocer a Juan Guaidó como presidente y permitiendo que se abriera una embajada paralela e ilegal en Buenos Aires”, cuya caricaturesca titular era Elisa Trotta Gamus, “que es quien ahora denuncia desde Colombia que Gallo fue secuestrado cuando en realidad fue detenido cuando quiso cruzar ilegalmente la frontera”. Y recordó que entonces el PC y La Fede defendieron a la Embajada Venezolana ante nuestro país de los reiterados intentos de copamiento que fueron perpetrados “por parte de presuntos residentes venezolanos acompañados por militantes del PRO, la UCR y lo que después seria LLA, algo que también intentaron hacer con la sede de diplomática de Cuba, esa vez, junto a algunos seguidores de Jorge Altamira”.
Por lo que lamentó que “la derecha y el trotskismo coincidan en estas acciones”, lo que deja ver de qué manera “algunos progresismos y el trotskismo exhiben sus límites ideológicos y políticos, y por eso en determinados momentos hacen causa común contra los procesos populares y revolucionarios en Nuestra América”. Y es este el escenario “en el que va a jugar el papel desestabilizador la actual alianza de gobierno entre el fascismo y la extrema derecha que tiene un toque mesiánico por parte de Milei”.
Entonces, con el nuevo embajador estadounidense ante Argentina, “se aporta un actor fundamental para profundizar ese mesianismo que lleva adelante Milei”, algo que “va a ser aprovechado por toda la extrema derecha que necesita tener a este líder, para satisfacer las necesidades de los halcones de EE.UU. y el poder transnacional financiero, para proseguir concentrando poder, cambiando constituciones si es preciso e interviniendo en forma conjunta con el Poder Judicial que es manejado por la CIA y el Mossad, no sólo en Argentina”.
Con este panorama, hace hincapié Galiotti, la Presidencia Milei “pone en riesgo la estabilidad constitucional de la región, pero también junto a otros actores peligrosos de América Latina pueden provocar una guerra” en una zona que en su Cumbre de La Habana, durante 2014, fue declarada por al Celac como Zona de Paz. Y si esta advertencia puede parecer exagerada, sólo hay que repasar el pedido que la semana pasada hizo la diputada provincial mileísta, Florencia Arrieto, quien reclamó que se lleve a cabo una incursión militar en Venezuela para lo que definió como “la extracción”, tendiente a “recuperar al nacional”, en alusión a Gallo.