Se llevó a cabo la Marcha de la Resistencia en Plaza de Mayo que fue convocada por organismos de Derechos Humanos. El Partido Comunista dijo presente. “Hoy, más que nunca, Nunca Más, es Nunca Más”, puntualiza el documento que rubricó la jornada.
Al promediar la tarde del sábado culminó la Marcha de la Resistencia en Plaza de Mayo que fue convocada por los organismos de Derechos Humanos, organizaciones sociales y políticas bajo la consigna “Una memoria que arde, una lucha que no se apaga”. Y en ese contexto se leyó el documento que firmaron las organizaciones entre las que está el Partido Comunista, donde se recalca que “a lo largo de los años, las Madres han sostenido esta marcha, que comenzó en 1981 en plena dictadura cívico-militar, exigiendo a los genocidas la aparición con vida de las y los detenidos-desaparecidos”.
Y tras añadir que “ya en democracia, esta movilización se convirtió en un símbolo de resistencia contra las leyes de impunidad, el neoliberalismo de los años 90 y las políticas de ajuste y represión del macrismo” puntualiza que ahora “frente a un gobierno negacionista y apologista de la dictadura, que promueve discursos de odio, niega identidades, cercena derechos y busca anularnos, es más necesario que nunca seguir resistiendo y luchar en unidad para vencer. Una lucha que nunca se apagó y que no se apagará”.
Así la cosas, recalca que “nos convocamos en esta nueva Marcha de la Resistencia para continuar con el legado de las Madres y las Abuelas. No podemos permitir que avance un gobierno que cercena libertades y derechos, ataca a la clase trabajadora, avasalla los derechos de nuestras niñeces y adolescencias, ajusta a los sectores más vulnerados, persigue y estigmatiza a nuestros pueblos originarios, mientras los más poderosos incrementan sus fortunas, profundiza la desigualdad y amenaza a quienes no se alinean con sus políticas de odio”.
Por eso “”seguimos resistiendo y marchamos 24 horas por la defensa de nuestros derechos: por Paz, Pan, Techo y Trabajo, por la Salud y la Educación Pública, por la justicia social, por el derecho a decidir nuestra identidad de género y de qué forma queremos vivir nuestra sexualidad, por los derechos de nuestrxs pibxs, por la diversidad, por la intangibilidad de los derechos de nuestros pueblos originarios contra neocolonialismo, el fascismo y el racismo”.
También denuncia que “desde el mismo momento en que Javier Milei asumió la presidencia, comenzó una avanzada contra los organismos de Derechos Humanos, las organizaciones sindicales, los colectivos transfeministas, los movimientos sociales, los partidos políticos opositores, los pueblos originarios, etc.. En conclusión, contra todo aquel que se opusiera a una política económica que sólo beneficia a los grandes empresarios y los grupos de poder y va en detrimento del pueblo trabajador”.
Y recuerda que “desde el Ministerio de Seguridad se implementó el mal llamado ‘Protocolo Anti-piquete’ que lejos de ‘ordenar la circulación’ como LLA lo presenta, su real objetivo fue cercenar el derecho del pueblo a protestar en forma pacífica. Cientos de compañeras y compañeros fueron detenidos en forma arbitraria y perseguidos judicialmente para intentar disciplinarnos. Hemos sufrido la violenta represión de las fuerzas de seguridad en cientos de movilizaciones”.
Asimismo, remarca que “desde que asumió la gestión de Javier Milei como presidente y Victoria Villarruel como vicepresidenta, e incluso antes, hemos sido protagonistas de la amplificación de discursos que niegan los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) así como de períodos dictatoriales previos. No sólo niegan estos crímenes, sino que los reivindican. Respaldar el accionar del Terrorismo de Estado va más allá de simplemente negar a las y los 30.000 detenidos-desaparecidos o cuestionar el número. Respaldar los crímenes cometidos por la dictadura significa acordar con la metodología de eliminación de todo aquel que piensa distinto y, subsecuentemente, crear e instalar en el imaginario social un nuevo ‘enemigo interno’ al proyecto político que quieren instaurar (organismos de DD.HH., sindicatos, organizaciones feministas, movimientos sociales, partidos políticos opositores) y, por lo tanto, ese “enemigo” para que el plan económico funcione debe ser presentado como una “amenaza”, estigmatizado y perseguido para ser eliminado, silenciado, disciplinado”. Y sostiene que “un ejemplo paradigmático de esta operación ideológica es la persecución y amedrentamiento de las comunidades Mapuche, a quienes se trata de culpar de los incendios en la Patagonia para invisibilizar la entrega de soberanía a capitales extranjeros”.
En la misma línea, el documento señala que “el pueblo argentino construyó en 41 años ininterrumpidos de democracia un consenso con el Nunca Más y con la condena a los genocidas responsables de la última dictadura cívico-militar, que dejó un saldo de 30.000 compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos, 400 niños y niñas apropiadas, miles de presos políticos y exiliados. Este es un pacto democrático construido colectivamente que se renueva cada año el 24 de marzo, cuando la multitud sale a las calles junto a los organismos de derechos humanos a exigir justicia y reivindicar a nuestras y nuestros desaparecidos”.
Tras lo que lamenta que “el despido de miles de trabajadores y trabajadoras estatales tiene como consecuencia directa el abandono de los sectores más vulnerados; ya que son las y los trabajadores quienes garantizan los derechos del pueblo”.
Además advierte que “plantear, como lo hace Milei y sus seguidores, que el modo de vida de otras personas o de un colectivo, pone en riesgo la propia existencia es el primer paso para apoyar su persecución y estigmatización. Sobre todo cuando la construcción que hacen sobre ese supuesto enemigo, se basa en la falsa reproducción de una amenaza que no existe. Decir que los homosexuales son pedófilos o que la llamada ideología de género corrompe el modelo de familia tradicional, va en ese sentido y con claros objetivos de desinformar y generar odio que se lleva puesta nuestras vidas”.
Y resalta que “demostramos en las calles que no resulta tolerable para el pueblo argentino los intentos de retroceder en conquistas de derechos que llevaron años de lucha conseguir. El accionar del gobierno, con su persecución y violencia contra el pueblo trabajador, no sólo pone en peligro el sistema democrático; sino que esa crueldad y ferocidad son la clave para posibilitar la cesión de la soberanía nacional, subordinarse a la estrategia neocolonial de los gobiernos de Estados Unidos e Israel y convertir a la Argentina en un enclave en el que el subsuelo y los recursos naturales pasen a dominio de los grandes capitales extranjeros”.
Por todo lo que “en momentos en que las banderas de Memoria, Verdad y Justicia quieren ser pisoteadas, y cuando millones de personas en nuestra Patria son empujadas a la pobreza y a la miseria extremas, nosotras, nosotros y nosotres, herederos legítimos de todas las gestas históricas de la resistencia popular, desde esta Marcha nos declaramos en estado de alerta y movilización permanentes hasta derrotar definitivamente a los que han puesto en peligro el ejemplo y el legado de quienes ofrendaron sus vidas por una Argentina libre, soberana, democrática, igualitaria y hermanada sin fronteras con todos los pueblos de Nuestra América y Abya Yala. Hoy, más que nunca, Nunca Más, es Nunca Más”.