Con estos versos del poeta cubano Nicolás Guillén, Rogelio Roldán, dirigente y educador del Partido Comunista, brinda homenaje al Che y comparte desde la provincia de San Juan su reflexión para Nuestra Propuesta en las vísperas del 97 aniversario del natalicio de Ernesto Guevara.
“Como si San Martín la mano pura,
a Martí familiar, tendido hubiera.
Como si el Plata vegetal viniera
con el Cauto a juntar, agua y ternura;
Así Guevara el gaucho de voz dura
brindó a Fidel su sangre guerrillera,
y su ancha mano fue más compañera
cuando fue nuestra noche más oscura”.
En el 97° cumpleaños del Comandante Ernesto Che Guevara hablo del Che como argentino y desde Argentina, ubicándolo (contra la tendencia a verlo de modo academicista, por fuera de la lucha de clases) en el contexto de su época. Quiero traerlo al hoy de nuestro movimiento obrero y popular como un militante más, como un compañero que con su pensamiento tan fecundo, y con su ejemplo, nos ayuda a impulsar el necesario proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias y populares que necesitamos para poder cambiar las cosas en nuestro país y en el continente. A la luz de su experiencia teórica y práctica quiero destacar algunos conceptos sobre la enorme contribución de su pensamiento al proceso antiimperialista que hoy (con sus más y sus menos) transcurre en Nuestramérica.
Este proceso nuestroamericano es indicativo de la necesidad perentoria de la revolución socialista para nuestros pueblos, su única posibilidad de consolidación y triunfo es la revolución socialista. No existen condiciones históricas que faciliten volver al capitalismo distributivo, al capitalismo de “bienestar”, no por idea u ocurrencia de la izquierda, sino porque el propio sistema capitalista, ya en la época de agravamiento cualitativo de su crisis civilizatoria, superó esa fase, que ya no va a regresar. La propuesta del Che es el socialismo elaborado y experimentado desde acá (sin ignorar sus regularidades generales) pero desde nuestra realidad americana.
Su propuesta: “Decir lo que se piensa y hacer lo que se dice”, expresa sus valores de ética y moral combativa, su calidad de militante que nunca eligió el camino más fácil, sino el camino revolucionario para resolver cualquier objetivo, fuera éste grande o pequeño. Por eso el pensamiento y la práctica del Che tienen absoluta vigencia y actualidad.
Su aguda visión de la lucha de clases le hizo encarnar con su vida (ese es el ejemplo más duradero) una estrategia, un programa y un estilo de lucha por el poder para construir una sociedad alternativa; no sólo ni tanto por su crítica y su elaboración de un socialismo que en nada se parece a las simplificaciones estatistas y economicistas de la antigua Unión Soviética y el este europeo, sino por el rol de las masas populares, quienes a la vez que transforman las relaciones de propiedad se autotransforman, desalienándose y construyendo el Hombre y la Mujer Nuevos, dando sentido y razón a la lucha por el poder. La idea del Ché: “El socialismo como sistema de repartija económica no me interesa, sí como fundador de una identidad humanista revolucionaria”, es uno de sus aportes originales al desarrollo del marxismo como ciencia y arte de la revolución.
Ernesto Guevara, al contrario de la ortodoxia, problematiza la tesis dogmática que sostiene que la revolución acontece cuando “las contradicciones propias del agotamiento de un modo de producción dan a luz el nuevo modo de producción que ya maduraba en las entrañas del que entró en crisis”, como si los procesos sociales fueran totalmente determinados por fatalidad e ineluctabilidad histórica. Ante esa visión, una contribución principal es el recuperar (como determinante) la cuestión del factor subjetivo: acción consciente y organizada de las masas populares, que cambian al mundo con la revolución, sin esperar la “maduración gradual de las condiciones materiales objetivas” como se justifica el posibilismo. Por eso los reformistas acusan al Ché de “quijote” y “aventurero”. El demostró (sin ninguna concesión al dogmatismo, al sectarismo ni a la adaptación posibilista) que el desarrollo del factor subjetivo, esto es el rol consciente de las masas, exaspera todas las contradicciones y acelera la maduración de la situación revolucionaria, aun cuando la base material (económica) no haya llegado al punto culminante de la crisis, como lo confirmaron con su compañero de pensamiento y lucha, el Comandante Fidel Castro.
Es actual y muy rico su aporte teórico. El marxismo concibe a la teoría indisolublemente ligada a la capacidad de transformar, enfoque antagónico a toda abstracción especulativa o vulgarización repetitiva. De ahí su originalidad de concebir al marxismo con un enfoque integral, regresándolo a su verdadero lugar: teoría crítica del capitalismo y práctica revolucionaria creadora. El Che sale al encuentro de las visiones marxistas “oficiales”, del teoricismo académico y de las auto proclamadas “vanguardias”, que coinciden en privilegiar aspectos parciales, llevando, por uno u otro camino, al predominio del fatalismo histórico, el cual refiere todo el problema al mayor o menor desarrollo de la base material, del factor objetivo.
Valoró el papel de la unidad de la izquierda, en el marco y como parte de la unidad férrea del campo popular, entendiendo dicha unidad como un gran aporte a lograr el ascenso de vastas masas a una política propia, históricamente independiente y con una perspectiva explícita de lucha por el poder: “...ahora, los explotados y vilipendiados del mundo han dicho basta y han echado a andar”. Tuvo una firmeza intransigente acerca de la necesidad histórica de un partido revolucionario de combate para representar políticamente a los oprimidos, tomar todo el poder del Estado y hacer la revolución para construir el socialismo, dando a un lado las propuestas de solo “reconstruir el tejido social” y la prédica del apoliticismo y la desorganización. Todo ello, junto a su internacionalismo consecuente, expresado en Cuba, el Congo y otras geografías, y sintetizado en sus planteos: “...luchar contra cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”, o “...crear uno, dos, tres, muchos Vietnam”, son componentes de esa originalidad.
En general las diversas interpretaciones y escuelas de pensamiento marxista no tuvieron en cuenta, o prestaron mínima atención, al hecho de que la transición socialista en marcha al comunismo es simultáneamente un esfuerzo de producción, organización y conciencia. Guevara concluyó que en ese proceso el componente estratégico es el desarrollo de la conciencia. Desde esa visión se plantea la construcción del Hombre y la Mujer Nuevos, "una sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad". En Cuba es tangible el ejemplo del Che quien, junto a Fidel, en el proceso revolucionario corporizaron como nadie la primacía del proyecto, del objetivo humanista liberador, por sobre el poder, al que dirigieron en los momentos más difíciles sin perder de vista jamás la estrategia revolucionaria.
Muy ilustrativo de su enfoque humanista es lo que relata uno de sus compañeros en Bolivia. Dice que el Che, poco antes de ser asesinado, ya detectaba esa posibilidad. El grupo guerrillero había sido ubicado y el ejército lo perseguía. Alrededor de un fuego, descansando de los días de combate, estaba el Che junto a Regis Debray, conocido como Dantón.
* ¿Ves este pedazo de azúcar, Dantón? Pongamos que pesa veinte gramos, con lo que podrías hacer dos buenos trozos de doscientas calorías cada uno y nada más. Pongamos que te rodean diez hambrientos y todo depende de ti, ¿qué harías?
* Sacaría a la suerte los dos beneficiados.
* ¿Por qué?
* Más vale dos compañeros que tengan la oportunidad de sobrevivir comiendo poco, que diez que no tengan ninguna comiendo diez veces nada.
* Pues te equivocas, Dantón. Cada cual debe tener sus migajas y que sea lo que dios quiera. La revolución tiene sus principios. Y siempre habrá dos burócratas menos…
* ¿Crees que es mejor que caigan con toda seguridad diez revolucionarios en absoluta igualdad de condiciones?
* Siempre que la moral esté a salvo, la revolución también lo estará. Si no, ¿qué sentido tiene?
En verdad para el Che y Fidel era necesario conocer y precisar los límites que la realidad, (de grave crisis causada por la dependencia al imperialismo y la dictadura batistiana) imponía, pero al mismo tiempo se trataba de manera consciente y organizada de ir creando en cada momento, a partir de la praxis, una nueva realidad, donde el factor subjetivo debía prevalecer sobre la base material objetiva. En este sentido, al movimiento revolucionario se le hace imprescindible rescatar la herencia teórica del Che y al mismo tiempo rescatar, como parte esencial de esa herencia, su práctica, siempre con las masas. La práctica está en el Che elevada al rango de principal categoría teórica. Un ejemplo evidente de esto es la iniciativa del Comandante de instalar, ya al comienzo de la revolución, el 23 de noviembre de 1959, el trabajo voluntario como elemento no tan sólo de construcción económica, sino de construcción revolucionaria en la esfera de la conciencia de la clase obrera.
Ernesto Guevara elaboró un enfoque riguroso del antiimperialismo, manifestado, por ejemplo, en su actuación en la Conferencia de Punta del Este, donde hizo una crítica demoledora a la llamada “Alianza para el Progreso”, (“para el regreso” la bautizó) que inventó el imperialismo yanqui como maquillaje de la dependencia e intento de llevar las luchas populares a un camino sin salida.
Tanto Fidel como el Che ya al inicio compartían la idea de que la revolución no era para “arreglar” o “emprolijar” los desastres del capitalismo. Tenían muy en claro que no se trataba de “gestionar de modo correcto las políticas públicas ni de administrar bien los dineros del Estado para que vengan las inversiones”, como cacarean los vendepatrias de la Rosada. Estos importantes cuadros revolucionarios no se propusieron hacer curanderismo social ni bonapartismo con una supuesta revolución inclusiva desde arriba, entendieron a cabalidad que la profunda problemática estructural que ocasiona dependencia y miseria a los pueblos nuestroamericanos no sucede por falta de capitalismo sino por exceso del mismo. De ahí que comprendieron, y pusieron manos a la obra, que se trataba de crear algo distinto, algo verdaderamente alternativo al sistema capitalista en su conjunto. Crear el socialismo, entendido no como meta final (y definitiva) para “componer” la evidente incapacidad del capitalismo para resolver la vida humana y la pervivencia del planeta, sino como punto de arranque para que nuestros pueblos construyan su verdadera historia, su propia cultura y su poder. El socialismo pensado y construido como nueva forma de organizar la vida.
Ellos vieron con claridad meridiana que la revolución no puede plantearse menos que el socialismo y la liberación nacional, los cuales se deben lograr en un proceso único, junto a avanzar de manera sistemática en ambas direcciones y ser internacionalistas. Esta no es una opción más entre todas las “posibles” que esgrimen los adeptos a lo “políticamente correcto”, a los “aggiornamientos” dentro del sistema, sino que es la única opción liberadora para la clase obrera mundial y para los pueblos de los países dependientes y las neocolonias, como es la situación vigente en el otrora llamado “Tercer Mundo” y con toda brutalidad hoy en nuestro país.
Finalizo refutando las falacias de Regis Debray, hoy converso neoliberal, quien le atribuía, cuando ya la CIA lo había asesinado y no podía refutarlo, ser foquista. Che jamás fue foquista, su enfoque político-militar, expuesto en varios escritos y con su accionar en la Sierra Maestra, parte de la visión de que las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército dictatorial. Que no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución, la acción insurreccional puede crearlas. Explicaba el Comandante: “La guerra de guerrillas es una guerra del pueblo, es una lucha de masas. Pretender realizar este tipo de guerra sin el apoyo de la población, es el preludio de un desastre inevitable”. En las condiciones del momento: “La guerrilla es la vanguardia combativa del pueblo dispuesta a desarrollar una serie de acciones bélicas tendientes al único fin estratégico posible: la toma del poder”.
El Che es un referente indiscutido de los pueblos. Lo es por su pensamiento y acción y por su mística, que lo llevó a anidar en el corazón de vastas masas como mito laico moderno, lo que fortalece la subjetividad y la confianza en la lucha, además de humanizar la acción política y derrotar los antivalores posmodernos que aíslan y achatan a las personas.
Porque era un revolucionario cabal se hizo marxista. Porque dominó en profundidad al marxismo, y lo innovó, se pulió como revolucionario íntegro. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el guevarismo es una muy sólida base para el desarrollo creativo del marxismo en el siglo 21.
Los luchadores de hoy nos esforzamos porque el Che, como guía, presida nuestra militancia cotidiana a partir de nuestra más firme aspiración a seguir su ejemplo, a emularlo en la lucha política-ideológica y a construirnos a la altura de revolucionarios que él reclamaba.