Con la venia de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte, el régimen que encabeza Andrzej Duda, mantiene encarcelado al periodista Pablo González.
Un juzgado polaco volvió a prolongar la prisión provisional que desde hace más de un año y medio padece el periodista español, Pablo González, en la que es la sexta vez que el tribunal de apelaciones que lleva su caso decide postergar una resolución sobre su situación.
González fue detenido ilegalmente por agentes de la Agencia de Seguridad Interior (ABW) cuando se encontraba en la localidad de Przemyśl, que está próxima a la frontera polaca con Ucrania, en momentos en que se llevando a cabo una cobertura periodística sobre la crisis humanitaria que se verificaba en esa zona en el contexto de la guerra que comenzaba a desatarse en el Donbass.
Ahora, la defensa de González adelantó que va a recurrir la decisión del tribunal de Lublin, pero también reconoció que no se espera que haya cambios favorables en la decisión que tiene poco de fundamentos jurídicos y mucho de política, al tiempo que denunció que están intentando destruir psicológicamente a González que podría enfrentar una condena que puede ser de diez años de prisión.
La ABW acusa a González de usar su estatus de periodista para viajar libremente por Europa y el mundo, incluidas áreas en conflicto militar, con el fin de desempeñar actividades para el servicio ruso de inteligencia militar. Pero en más de un año y medio, el régimen que encabeza Andrzej Duda no pudo aportar ninguna prueba que acredite tal actividad y mantiene encarcelado al periodista en una unidad especial ubicada en las proximidades de la ciudad de Ramdom, donde debe permanecer aislado en una celda sin luz natural durante 23 horas al día y la hora restante sólo accede a un patio donde no se ve el sol.
Desde que fue encarcelado, sólo se le permitió ver a su compañera, Oihana Goiriena, en dos ocasiones y no lo dejaron ver a ninguno de los tres hijos que ambos tienen.
La acusación de ser espía al servicio de Rusia, se fundamenta en que González es español pero también ruso, nacionalidad que posee porque es descendiente de uno de los niños que la Unión Soviética rescató del fascismo durante el ocaso de la guerra civil española.