Esto es lo que aseveró el cineasta Camilo Gómez Montero, al dialogar Nuestra Propuesta después de que su película «Lago Escondido: soberanía en juego» fuera proyecta en el contexto del ciclo que organiza la Librería Raúl González Tuñon.
—¿Cuál es la relación que existe entre la lucha ideológica y el cine?
—La relación entre el cine y la lucha ideológica es total, porque el cine es un arte pero también una herramienta eminentemente política, cien por cien política. Si se va a los grandes pensadores, por ejemplo Lenin solía remarcar que «el cine es el arte que más nos interesa», porque ya advertía el impacto que esta herramienta iba a tener políticamente, que fue la que efectivamente después tuvo.
Una de las primeras acciones que toma Fidel Castro, el 1° de enero de 1959 en Cuba, es crear el Instituto de Cine Cubano, porque también sabía de la importancia que tenía desde lo político.
Y si vemos cómo ha funcionado, por ejemplo en EE.UU. el cine, vemos que en la práctica esto también se pudo advertir en el caso de la guerra de Vietnam, donde le han contado al mundo entero una historia que no es la que ocurrió realmente.
Por eso el cine siempre es político, porque en lo concreto influye en la creación de identidades nacionales, a la hora de remarcar cultura y a la hora de concientizar. Pero lamentablemente a veces también funciona como herramienta para conquistar culturalmente a países que no tienen cinematografías fuertes. En este sentido no hay manera de evaluar al cine sin dar una perspectiva política, cultural y social de una enorme importancia en la comunicación del siglo 20 y lo que va del 21.
—¿Qué aportes se pueden hacer desde el universo del arte a la transformación de una sociedad?
—La cuestión cultural impacta definitivamente en la transformación de una sociedad, a veces para bien y otras para mal. Es lo que decía Antonio Gramsci cuando hablaba de la cuestión de la hegemonía cultural, que antes de producirse una hegemonía política tenía que haber una hegemonía cultural. En este sentido, el aporte que podemos hacer quienes trabajamos, en este caso desde el cine, pero desde la cultura en general con una perspectiva siempre desde el campo nacional y popular es mucho y siempre termina siendo contracultural y en un punto también contrahegemónico, porque hoy también los medios de comunicación y las redes sociales responden a los intereses del establishment y el Imperio que tratan de alienar a nuestra sociedad desde lo cultural.
Entonces tenemos el deber de tratar de generar un discurso que va en el sentido contrario al que plantean estos medios monopólicos de comunicación concentrados que son los que bajan esta línea para adormecer y generar embrutecimiento y odio dentro de nuestra propia ciudadanía, porque no sólo se dedican a desinformar, sino además a generar odio tratando de dividir y provocar enfrentamientos entre nuestra ciudadanía, porque así es más fácil derrotarnos, ya que un pueblo que está dividido es mucho más fácil de ser vencido. Por eso debemos luchar en el sentido contrario a la bajada de línea mediática y monopólica, recuperando nuestras verdaderas historias, nuestras identidades y contando las luchas de nuestro pueblo. En este sentido, el querido Leonardo Fabio que es mi referente máximo del cine, siempre señalaba que el cine tenía que dar testimonio y que hacer historia. Nosotros tenemos que ir esa dirección y contar, sobre todo, las luchas de nuestros pueblos para que sirvan también como un reflejo, estímulo y disparadores para nuevas batallas que hay que dar desde el campo nacional y popular.
—¿Por qué considera relevante que su película sea proyectada en locales de organizaciones políticas, sociales y sindicales?
—Nuestra película tuvo una circulación muy original. Creamos, de alguna manera, una forma bastante original de distribuir y mostrar la película que ya supera las 240 proyecciones en todo el país. Hemos superados las 127 provincias donde fue exhibida, desde Jujuy hasta Ushuaia. Lo que hemos hecho es pasar la película desde bibliotecas, centros culturales, espacios del Instituto del Cine, salas de Inca, en lugares muy icónicos como por ejemplo el Instituto Patria o la CGT histórica de Córdoba. Por ejemplo también la hemos pasado en algunos que fueron centros clandestinos de detención y que hoy son espacios de memoria, en escuelas y universidades, lo que hace que estemos muy contentos con el recorrido que va teniendo y eso incluye, por supuesto, a organizaciones políticas, sociales, culturales y sindicales que nos han pedido la película. De hecho la película se estrenó en la ciudad de Buenos Aires en la sala de ATE Capital.
Para nosotros es muy importante que se conozca esta realidad, porque tiene que ver con aquello que se esconde y se manipula desde los medios de comunicación Entonces nosotros vamos mostrando la otra cara de la moneda, la verdadera cara de lo que pasa en Lago Escondido, no sólo con quienes luchan por el sentimiento, la patria y la soberanía, sino porque estamos mostrando también como funciona por dentro un feudo de la Corona Británica en nuestro propio país.
En ese sentido, desde todos los espacios que nos pidan la película, nosotros con mucho gusto nos acercamos a proyectarla pero con el agregado de que siempre va a estar presente algún compañero o compañera que ha sido partícipe de la Marcha al Lago Escondido Entonces se genera un circuito muy virtuoso en el que el público ve la película y después se produce un intercambio con alguien que efectivamente estuvo en Lago Escondido. Y es muy importante remarcar que en cada rincón del país en el que vamos descubrimos nuevas realidades de otros «lagos escondidos» que hay en cada rincón. Porque hay lugares donde están haciendo extractivismo con la minería, lugares donde ese están quedando con los lagos, lagunas y ríos, otros donde están desforestando a través de multinacionales…realidades que uno va descubriendo de otras injusticias que tiene que ver con el apoderamiento, por parte de grandes capitales extranjeros, de territorio de Argentina que a veces se hace con el silencio cómplice de los grandes medios de comunicación y, por supuesto, de grandes sectores de la política también.
Es una manera de mostrar la película y de concientizar, informar, abrir los ojos sobre el peligro que significa no solamente lo de Lago Escondido, sino la extranjerización de la tierra en todo el país.
—¿Qué significado tiene para usted que la película se haya proyectado en la sede del Comité Central del Partido Comunista?
—Para mí que se proyecte la película en el Comité Central del PC es un hecho de enorme orgullo y que me produce una gran alegría también. Yo me crié en un hogar en el que mi abuelo era un comunista militante y afiliado al PC. Un militante admirable, una persona a la que admiré y admiro mucho, Héctor Montero era su nombre. Él me transmitió…me inculcó muchísimo de su amor por el PC y por lo que significa la lucha comunista, no sólo en Argentina, sino en el mundo entero con el internacionalismo. Mis padres también me llevaron por ese rumbo…la primera lectura que hice cuando creo que tenía siete años, fue un libro del Che Guevara, así que me crié admirando y leyendo todo lo que tuvo que ver con la Revolución Cubana. En mi casa también había un grandísimo sentimiento en ese sentido, así que para mí, que fui formado en ese espíritu, es muy importante que hoy la película se haya pasando ahí en el Comité Cenral del PC. Insisto en que representa un motivo de orgullo y ojala que la película les haya parecido valiosa. No estoy en la país por razones de trabajo, pero estuvo presentándola un gran militante comunista como es Pablo Moren, un compañero con quien estuvimos marchando juntos a Lago Escondido, pero si hubiera estando en Argentina, seguramente que me hubiera dado una vuelta por el PC para compartir con los compañeros porque, insisto, siempre es importante que se proyecte la película, ya sea en una escuelita rural o un teatro importante de alguna capital de provincia. Pero en este caso, lo del Comité Central, para mí desde lo personal tiene un sentimiento muy valioso, muy particular y muy movilizante, así que estoy muy contento.