El Partido Comunista de la Argentina participó, en Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, de la conmemoración de la victoria del Ejército Rojo sobre las hordas nazi-fascistas.
En Ciudad de Buenos Aires, Plaza San Martín fue el sitio elegido para que se lleve a cabo la Marcha del Regimiento Inmortal que, desde 2012, en diferentes ciudades del planeta y con epicentro en la Federación Rusa, tiene lugar para conmemorar la victoria del Ejército Rojo contra las fuerzas nazi-fascistas en 1945, con la participación de veteranos de aquellas heroicas jornadas, sus familiares y descendientes, a quienes se suman personas que a ochenta años comprenden la vigencia que tiene aquella gesta.
Por eso no es de sorprender que en el acto que se realizó ante el Monumento que honra al Libertador General José de San Martín, se hiciera presente una delegación del Partido Comunista de la Argentina que estuvo encabezada por su secretario de Relaciones Internacionales, Marcelo F. Rodríguez, que fue hasta ese lugar para dejar “un saludo en homenaje a los héroes y heroínas comunistas que liberaron a la humanidad de la bestia parda”.
En este contexto, la Marcha del Regimiento Inmortal como también se denomina a esta jornada que rinde homenaje a quienes entregaron sus vidas para que sea posible el triunfo de la Unión Soviética sobre los nazis, contó además con expresiones en otras ciudades de nuestro país como Mar del Plata, Paraná, Oberá, Rosario y Ushuaia.
En la capital argentina, el acto central también tuvo la presencia de diplomáticos rusos encabezados por el embajador de aquel país, Dmitry Feoktistov, la directora de la Casa Rusa en Buenos Aires Dina Oyun, funcionarios del Centro Cultural Ruso y ciudadanos de la Federación que residen en Argentina, así como representantes de las delegaciones diplomáticas de Cuba, Serbia y Venezuela.
Por su parte en el marco de esta conmemoración, el secretario general del PCA, Jorge Alberto Kreyness, reflexionó que en su momento “desde el Salón Oval de la Casa Blanca y desde el 10 de la Downing Street de Londres, se celebraba el avance alemán sobre la Unión Soviética como una avanzada propia contra el comunismo, subestimando los afanes de gran potencia hitlerianos para dominar Europa en la disputa interimperialista”. Y, en la misma dirección, hizo hincapié en que ya en 1945 “los generales nazis firmaron la capitulación ante los mariscales rojos y no ante ningún oficial yanqui o británico”.