Deuda externa y algunas cartas sobre la mesa. Provincia vence y Nación prorroga. Deuda, acreedores y default ¿Por qué tanto apuro para arreglar?
Al cierre de esta edición, acababa el plazo establecido para arribar a un acuerdo entre la provincia de Buenos Aires y sus acreedores privados, respecto a la deuda bajo legislación extranjera. Por su parte, el Estado nacional extendió hasta el 22 de mayo la fecha de vencimiento de deuda, al tiempo que licitaba Letras del Tesoro de vencimiento corto nominadas en pesos, con lo que espera captar algo así como treinta mil millones.
“Ya hubo default de corto plazo en Argentina, y ahora damos por sentado que habrá algún tipo de default de mediano y largo plazo”, recalcó el vicepresidente Senior Credit Officer de la calificadora Moody’s, Gabriel Torres.
Fue en septiembre de 2019 cuando clarificó de qué iba eso del “reperfilamiento” de deuda, dispuesto por el entonces presidente Mauricio Macri, cuando con el resultado de las Paso sobre la mesa, su gobierno comenzaba a hacer las valijas.
Pero no fue sólo default lo que dejó. Un trabajo de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), da cuenta de que los vencimientos que dejó el Gobierno Cambiemos para 2020, ascienden a treinta mil millones de dólares, mientras que para todo el período presidencial de Alberto Fernández, se catapultan a doscientos mil millones.
¿Y qué pasa en la Provincia? El panorama que dejó María Eugenia Vidal dista de ser mejor. En diciembre de 2015, la deuda bonaerense alcanzaba a 9.400 millones de dólares y cuatro años después superó los doce mil millones.
En este caso, la deuda en moneda estadounidense se incrementó casi un treinta por ciento, en tanto que si se la compara con el tamaño de la economía bonaerense, creció casi el sesenta por ciento. Y, asimismo, subió si se la compara con la capacidad de recaudar: del 45 por ciento al asumir Vidal al setenta cuando lo hizo Axel Kiccilof.
Propuesta y presiones
La propuesta de reestructuración de deuda bonaerense tuvo un espaldarazo durante los últimos días cuando fue respaldada por los 135 intendentes municipales.
En este contexto, la del ejecutivo nacional para reestructurar la deuda pública, cosecha apoyos en el orden internacional y en el frente interno.
Desde la oposición política, sectores empresariales y sindicales se suman manifestaciones en tal dirección, al tiempo que desde fronteras afuera, llegan guiños y avales de organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial o el BID y economistas como Joseph Stiglitz, Edmund Phelps, Jeffrey Sachs y Thomas Piketty, entre otros.
Con este respaldo el ejecutivo decidió prorrogar el plazo para que los bonistas privados decidan se acceden a aceptar la “invitación a canjear”, mientras siguen las videoconferencias entre el equipo que preside Martín Guzmán y los representantes de los fondos de inversión –entre ellos- BlackRock, según dejó trascender la propia cartera de Economía.
La propuesta oficial consiste en recortar 5,4 por ciento del capital, 62 por ciento de intereses y lograr tres años de gracia. Este es el esquema básico sobre el que se están operando todo tipo de presiones.
Tasa y tasitas
Así las cosas, va quedando claro de qué hablamos cuando hablamos de deuda y default, pero asimismo dónde va encontrando fortaleza la propuesta del Estado argentino.
Para Jeffrey Sachs, la pandemia va a empujar al default a alrededor de cuarenta formaciones estatales y, desde Gran Bretaña, The Economist hizo un ranking de 66 países emergentes que están al borde del precipicio como consecuencia del costo que deben pagar para acceder al crédito, así como por su deuda total y en moneda extranjera en relación con el PBI, entre otras variables.
¿Tendrá que ver esto con los apoyos que recibe la propuesta argentina? ¿Podrá convertirse en un caso testigo de lo que puede venir?
La pandemia puso en superficie una situación crítica, en Argentina y el mundo (Ver Para pensar el día después y Lucha de clases).
Y, en este marco, la palabra clave en todo esto parece ser “sustentabilidad”. Pero como todo concepto, este es relativo al contexto en el que se lo presente.
Aquí hay que volver a señalar que la propuesta que el ejecutivo tenía –antes de la pandemia- para arreglar el tema deuda, se vuelve más necesaria a la luz de la situación actual.
Arreglar el tema deuda era uno de los pilares de la agenda con que Alberto Fernández entró a La Rosada, que ahora como consecuencia de las restricciones que impone la pandemia, encuentra apoyos quizás inesperados.
¿Pero qué estará diciendo el universo del capital cuando avala la postura del Estado nacional? Durante los últimos la palabra “endulzar” se convirtió en el leitmotiv de voceros y actores que desde ese universo, parecen apurados en que este asunto se cierre lo antes posible.
Pero cerrar lo antes posible, puede querer decir, cerrar a cualquier precio. Esto es, subirle el precio a una deuda que fue contraída ilegalmente y que sería pagada con creces, incluso si se aceptara la propuesta que ahora hace el Estado argentino.
¿Pero por qué? Argentina está ofertando una tasa del 2,3 por ciento que tiene el respaldo de una formación estatal que posee riquezas naturales y un aparato productivo que brida garantías sobre su capacidad de pago, al menos, en el mediano plazo.
¿Pero qué podrían hacer si estos mismos acreedores tuvieran hoy en sus valijas los dólares cuyo pago inmediato reclaman al Estado argentino? ¿Acaso existen, ahora mismo, opciones de inversión global lo suficientemente superadoras?
EE.UU. está pagando apenas 0,6 por ciento de tasa anual para sus bonos a diez años, mientras que en el papel cubierto por inflación la tasa es negativa ¿Será tan mal negocio aceptar papeles a 2,3 por ciento, cuando se sabe que quien los emite tiene con qué pagar y, además, exhibe su voluntad de hacerlo?
Los que estuvieron de uno y otro lado del mostrador cuando se generó esta deuda, sabían de qué iba la cosa. Por eso es que este caso en particular, puede ser testigo en un contexto en el que la pandemia profundizó el momento que atraviesa la crisis del sistema capitalista.
También sobre esto cabalga la postura del Estado nacional. La irrupción del Covid-19 le añadió tensión al escenario que -desde hace años- viene dibujando la industria de la deuda. Esto es, un factor clave de la actual etapa de desarrollo capitalista, desde donde se mueven la mayoría de los hilos que pueden determinar cómo acabará esta historia, cuyo capítulo más reciente comenzó con el sobrendeudamiento perpetrado por la presidencia Macri.
Mientras tanto, el gobierno argentino sabe que tiene algunas cartas para jugar y canta truco con apenas un tres de copas.