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Dom, Abr
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Política
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La comunidad educativa de varias escuelas de la Ciudad se movilizan  contra el vaciamiento educativo que perpetra la Gestión PRO.

“Fuimos hasta la Legislatura después de haber marchado desde la puerta del Normal 1 junto a estudiantes secundarios, terciarios, docentes y familias contra el vaciamiento educativo que llevan a cabo las políticas de ajuste que proponen Larreta y Acuña”, recalcó desde la Agrupación Docente Estudiantil La Rayuela-Lista Violeta en UTE, Zaira Abraham Hom, tras participar de la movilización que se llevó a cabo el martes pasado.

La marcha estuvo convocada por la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera), el Sindicato de Educadores de Buenos Aires y la Asociación Docentes Educación Física, conjuntamente con la Mesa Federal de Estudiantes Secundarios, Familias por la Escuela Pública, Cooperadores en Movimiento, la Coordinadora de Estudiantes Terciarios y el Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal.

En este contexto, Zaira Abraham Hom, hizo hincapié en que es preciso que el sistema de educación público, universal y gratuito de la Ciudad de Buenos Aires tenga mayor presupuesto, al tiempo que advirtió que también se marchó “en contra de la reforma del plan de estudio de primaria y del profesorado, por formación e infraestructura escolar y para profundizar la unidad”.

“Larreta y Acuna nos tienen que escuchar”, fue la consigna de la movilización multisectorial que se pronunció claramente contra el ajuste educativo que impone la Gestión PRO, en la no estuvo ausente el reclamo por recomposición salarial y la exigencia de que cese la persecución del Gobierno de la Ciudad contra integrantes de centros estudiantiles.

Las columnas que llegaron a la Legislatura al anochecer, partieron desde el edificio escolar ubicado en Córdoba y Riobamba, que la semana pasada debió permanecer cerrado a raíz de una nueva oleada de invasión de ratas. Si bien en la comunidad educativa del Normal 1 coinciden en señalar que el edificio está infestado por roedores desde hace varios años, también destacan que durante las últimas semanas este tipo de presencia se hizo más notoria.

Pero no es este el único establecimiento educativo que presenta esta situación. Hace pocos meses que se viene registrando algo parecido en el Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg, más conocido como Lengüitas, que se ubica en pleno barrio de Palermo, aunque en este caso no son ratas sino alacranes los que hostigan a docentes y estudiantes.

Mientras que el año pasado, cuatro escuelas debieron suspender días de clase por la presencia de ratas, una de ellas es la Álvarez Thomas del barrio de Agronomía, donde fueron los propios docentes quienes tuvieron que tomar tal decisión porque los roedores irrumpían en las aulas en pleno dictado de clases.

En este punto vale señalar que este tipo de animales son fotofóbicos y de ahí que tengan hábitos nocturnos, por lo que cuando un ejemplar aparece a plena luz del día y más aún en un sitio lleno de personas, es porque las madrigueras están colapsadas. Entonces por cada rata que se ve en estos casos, se estima que hay aproximadamente de veinte a cuarenta en las madrigueras.

Pero esto no es todo, ya que durante estos días hubo dos casos todavía más extremos. Esta semana la Escuela Infantil 11 del Distrito Escolar 1, del Polo Educativo María Elena Walsh, debió suspender su actividad después de que la comunidad educativa denunciara desde hace varios meses la presencia de ratas en todo el edificio escolar que, además, cuenta con un jardín maternal al que asisten alrededor de doscientos niños de 45 días de vida a cinco años de edad. La suspensión de la actividad se hizo efectiva después de que apareciera excremento de roedores en las cunas de los lactantes. Se trata de un edificio que está pegado al del Ministerio de Educación donde tiene sus oficinas Soledad Acuña.

El otro caso es el de la Escuela Técnica 9 Ingeniero Huergo, que está en el barrio de Caballito, donde se vivió una situación terrible cuando un alumno fue mordido por una rata, por lo que los docentes llamaron rápidamente al Same, pero como la ambulancia no llegaba el estudiante debió ser trasladado por medios propios hasta el Hospital Durand.

La presencia de roedores en este establecimiento, había sido advertida hace dos semanas por la comunidad educativa, en coincidencia con las denuncias similares que por esos días hicieran sus pares de la Escuela Técnica 18 José Antonio Álvarez de Condarco y la Escuela 5 que está el barrio de Barracas.

Pero como en todos los episodios anteriores, la desidia exhibida por parte de la cartera a cargo de Soledad Acuña fue la única respuesta. En el mejor de los casos el Gobierno de la Ciudad se limita a colocar tramperas o cebos, tras lo que se hace una limpieza un poco más profunda que la habitual. Pero está claro que esto no alcanza, ya que son métodos que se emplean esporádicamente sin atacar el problema de fondo, de ahí que pasadas algunas semanas las ratas vuelvan a aparecer.

 

¡Y encima apareció Milei!

 

A lo largo de más de quince años de gestión en el Gobierno de la Ciudad y en los cuatro que pasó por La Rosada, el macrismo dejó en claro que aquello que proclama en los spots publicitarios, poco tiene que ver con lo que efectivamente hace. Y el caso del área educativa es paradigmático en tal sentido.

Y si para muestra alcanza con un botón, sólo basta con mencionar algunos datos que hablan con elocuencia de la degradación del sistema universal, público y gratuito de Educación perpetrada por los gobernantes PRO. Durante los últimos años, Horacio Rodríguez Larreta recortó alrededor del setenta por ciento los fondos destinados a infraestructura educativa, mientras que en plena pandemia le sacó 371 millones de pesos el Plan Sarmiento que había sido creado para proveer dispositivos tecnológicos a los estudiantes. Casi todo ese dinero fue transferido a la Dirección de Educación de Gestión Privada.

Por su parte, en su paso por la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal dejó a ese territorio con menos escuelas de las que había cuando se convirtió en gobernadora y, coherente con esa mirada, aseveró que era inútil construir universidades en el conurbano. Y con la Presidencia Macri se contrajo en un treinta por ciento la inversión real para Educación por estudiante.

Pero aquello que el macrismo intenta hacer disimuladamente y echando mano a eufemismos, Javier Milei promete perpetrarlo sin pudor y se jacta de ello. Por eso postula la implementación de un sistema de vouchers que propone una lógica de mercado, en el que los diferentes establecimientos educativos compitan para hacerse con la mayor cantidad de estudiantes. Y, así las cosas, cada institución tendría la libertad de modificar su currícula para atraer más alumnos.

De este modo, la escuela deja de tener el sentido de núcleo social y comunitario que posee actualmente, mientras que el Estado relativiza al máximo su papel en la decisión de contenidos curriculares, pero también en la creación de nuevos establecimientos educativos.

¿Pero quién paga todo esto? Para los niveles básicos de la educación sería el Estado quien subvencionaría a los alumnos por medio de un sistema de crédito fiscal que posteriormente deberá devolver. Pero también abre las puertas a que sea el sistema financiero el que intervenga en este mercado de vouchers, lo que hace que aquel que pueda llegar a graduarse, arranque su carrera profesional con una deuda que tardará muchos años en pagar.

Como se ve se trata de un mecanismo que convierte al sistema educativo en una mera mercancía, pero que también hace lo propio con los estudiantes, al tiempo que apunta a degradar al sistema público, universal y gratuito, al imponerle una competencia desigual con un conglomerado en el que el centro de la escena lo tiene el sistema financiero.

Así, la zanahoria de la “libertad para elegir”, se transforma rápidamente en la de “libre mercado” que, como suele suceder, busca acabar reduciendo los recursos del Estado y reasignándolos hacia el universo del capital, en este caso, los establecimientos educativos de gestión privada.

Este es un viejo anhelo de la clase capitalista y explica también por qué tanta negligencia a la hora de gestionar el sistema educativo de una Ciudad, que cuenta con dinero suficiente para optimizarlo y pese a esto ni siquiera puede lograr que después de tantos meses, no haya ratas en las escuelas.

Nada de esto es casual. Está claro que para la clase capitalista todo es factible de ser transformado en negocio y que, como tal, desde esa mirada la educación debe ser un producto del que se obtenga la mayor tasa de rentabilidad.

Pero no se trata sólo de eso. Es que por un lado el sistema público, universal y gratuito de educación es una suerte de bastión de resistencia al pensamiento hegemónico que intenta imponer la clase capitalista. Y, sobre todo, junto al sistema público, gratuito y universal de salud, así como al sistema público y universal de jubilaciones, constituye un diseño que es extraño al capitalismo, una suerte de avanzada de una sociedad no capitalista que, por cierto, el sistema aborrece e intenta destruir.