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Política
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De esta manera definió Stella Calloni a la reciente Cumbre del G77 + China celebrada en La Habana y aseveró que también se trató de “un éxito para la diplomacia de la Revolución que es extraordinaria”.

“Esta cumbre es histórica por varias razones, una porque se realiza en Cuba en el momento en que Biden decide continuar con el bloqueo volviéndolo más asfixiante”, resaltó la periodista Stella Calloni al referirse a la Cumbre del G77 + China celebrada en La Habana, que culminó el domingo pasado con un fuerte llamado a las potencias globales a configurar un nuevo orden financiero mundial.

A la cita asistieron más de 1300 representantes de 116 países y una docena de organizaciones y agencias del sistema de la ONU. De las formaciones estatales que estuvieron presentes, 33 eran de América Latina y el Caribe, 46 de África y 34 de Asia y tres de Europa. También fueron de la partida 31 jefes de Estado y de Gobierno, doce vicepresidentes, decenas de ministros de varias carteras y otros representantes gubernamentales lo que le brindó a esta cumbre una singular relevancia que hace muchos años no tenía.

Al respecto, el director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería cubana, Rodolfo Benítez, sostuvo que la de La Habana, fue una reunión “para la acción práctica, una plataforma para impulsar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible y un importante estímulo para la cooperación Sur-Sur”, algo que se vio plasmado en la declaración final que se dio a conocer el domingo.

En la Declaración de La Habana se hace especial hincapié en los actuales desafíos que plantea el desarrollo y, en ese contexto, el papel que deben jugar la ciencia, la tecnología y la innovación. Pero también se adoptó el compromiso de fortalecer la unidad y solidaridad del Grupo en aras de lograr sus objetivos y de reforzar su papel en el contexto internacional actual.

Por otra parte, se puntualizó la “profunda preocupación porque los principales desafíos generados por el actual orden económico internacional injusto para los países en desarrollo, han alcanzado su expresión más aguda en la actualidad debido, entre otras cosas, a los persistentes efectos negativos de la pandemia de Covid-19”, así como “por tensiones geopolíticas, medidas coercitivas unilaterales y las múltiples crisis actuales incluidas las económica y financiera, la fragilidad de las perspectivas económicas mundiales, el aumento de la presión sobre los alimentos y la energía, el desplazamiento de personas, la volatilidad de los mercados, la inflación, el ajuste monetario, la creciente carga de la deuda externa, el aumento de la pobreza extrema y de las desigualdades dentro de los países”.

Pero quizás el punto más relevante de la declaración, es aquel en el que señala que es “urgente la necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza financiera mundial, con mayor énfasis en la cooperación entre los países, incluso mediante el aumento de la representación de los países en desarrollo en los órganos mundiales de toma de decisiones”.

Y, en este sentido, destaca su rechazo a “la imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y todas las demás formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra los países en desarrollo y reiteramos la urgente necesidad de eliminarlas inmediatamente” y alerta que ese tipo de mecanismos “tienen repercusiones negativas y devastadoras en el disfrute de los Derechos Humanos”.

Asimismo, tras rechazar “los monopolios tecnológicos y otras prácticas desleales que obstaculizan el desarrollo tecnológico de los países en desarrollo”, la declaración insta “a la comunidad internacional y a los órganos pertinentes del sistema de la ONU a adoptar medidas urgentes para promover el acceso sin trabas, oportuno y equitativo de los países en desarrollo a las medidas, productos y tecnologías relacionados con la salud, necesarios para hacer frente a la preparación y las respuestas actuales y futuras en materia de prevención de pandemias”.

 

La decadencia estadounidense

 

Así las cosas, en diálogo con Nuestra Propuesta, Stella Calloni fue clara cuando puntualizó que la Cumbre de La Habana “es una enorme respuesta al Imperio” y recordó que mientras el G77 + China deliberaba en la capital cubana, el hijo del presidente de EE.UU., Hunter Biden, era imputado por tres cargos de falso testimonio relacionados con la tenencia de un arma de fuego, pero también por no haber declarado al fisco los ingresos que recibió en 2017 y 2018.

Se trata del mayor de los hijos del presidente estadounidense, quien aparece involucrado con la empresa Burisma Holdings que operó en el mercado de gas natural de Ucrania desde 2002 hasta este año y cuyo propietario era el oligarca, Mykola Zlochevsky, un personaje bastante oscuro ligado estrechamente al régimen de Kiev. En junio, el Senado de EE.UU. aceptó investigar una denuncia que acusa al presidente Joshep Biden de aceptar un soborno de cinco millones de dólares por parte de esta compañía.

“Vale aclarar que el hijo de Joe Biden está siendo sometido a una investigación judicial, pero debió ser sometido hace mucho tiempo a otras investigaciones, ya que la familia de Biden ganó millones de dólares con la guerra de Ucrania, y sobre todo con los laboratorios de armas biológicas desplegados bajo el amparo del gobierno de Kiev”, recordó Stella Calloni, tras lo que advirtió que “esto es algo gravísimo para la humanidad”.

Por lo que, sin dudarlo, aseveró que la Cumbre de La Habana “ha sido una respuesta muy fuerte a un imperio decadente” y después de recordar que tanto Biden como su antecesor Donald Trump enfrentan causas judiciales, denunció que el presidente estadounidense “gana millonadas en Ucrania, mientras somete al mundo entero a una situación de guerra por la agresión de la Otan contra Rusia, que involucra a todos los europeos que ven peligrar la era del bienestar de su población”.

Así las cosas, la reunión del G77 + China, se presenta como “una respuesta del mundo a la bestialidad estadounidense”, por lo que “es muy importante en un momento clave para la humanidad y también para Cuba, porque ayuda a despejar la idea de aislamiento”. Y significa también “un éxito para la diplomacia de la Revolución que es extraordinaria, ya que enseña paciencia y trabajo, por lo que creo que hay muchas enseñanzas que tenemos que seguir aprendiendo de la Revolución Cubana”.