En un acto proselitista, Vidal presentó un conjunto de medidas que se contraponen a las políticas implementadas por Mauricio Macri y ella misma entre 2015 y 2019, cuando fueron presidente y gobernadora de la provincia de Buenos Aires respectivamente, como así también a las implementadas por Larreta desde el 2015 a esta parte. ¿Cinismo o memoria selectiva?
Entre el descaro, el cinismo y la perversión, María Eugenia Vidal, quien fuera vicejefa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2011-2015) y gobernadora de la provincia de Buenos Aires (2015-2019), presentó en el día de ayer 23 propuestas, en el marco de su campaña porteña como precandidata a diputada nacional.
Las propuestas, literalmente, se chocan de frente no solo con las políticas que impulsó cuando fue parte del ejecutivo citadino y nacional, sino también con la gestión local de Macri y Larreta en el distrito que pretende representar en el Congreso Nacional. ¿Aprendió de los “errores” o memoria selectiva?
En primer lugar, cabe aclarar, tal como se hizo durante los cuatro años de cobertura que Nuestra Propuesta realizó respecto a las políticas económico-sociales del macrismo en el período 2015-2019, que cada una de las medidas implementadas por Macri y Vidal formaron parte de una política integral y planificada, cuya ejecución en tándem fue una característica necesaria inherente al proyecto político de la derecha en Argentina.
Nada fue un error y la gestión de Vidal en la provincia, tal como lo demuestra por ejemplo la cuestión de la deuda, estuvo en plena sintonía con la administración Macri.
Pero nada de esto estuvo presente ayer en el acto que Vidal realizó en el Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano (CheLA) de Parque Patricios. Allí, la precandidata a diputada nacional por “Juntos” presentó 23 propuestas de campaña. Entre ellas, prometió “educación para el progreso”, “alivio fiscal para quienes generan empleo”, “más trabajo para los jóvenes”, “monotributo gratis por un año”, “derogación de la ley de alquileres”, entre otras.
Estas propuestas fueron presentadas horas después de que la exgobernadora declarara en una entrevista, sin ningún tipo de vergüenza, que el gobierno del Frente de Todos “se está endeudando más rápido por año que Macri”.
Sería imposible en una nota demostrar cómo cada una de las propuestas de Vidal resultan contradictorias con las medidas que ella misma implementó cuando le tocó ser parte del ejecutivo, o exponer cómo el Pro desde que es gobierno en la Ciudad viene implementando políticas antagónicas a las iniciativas presentadas.
Si algo sobresale en el discurso de Vidal es el cinismo con el que se dirige a la sociedad. Desde que reapareció públicamente, luego de “guardarse” por un tiempo tras la durísima derrota electoral que sufrió frente a Kicillof en la provincia, la ex gobernadora parece hablar como si nunca hubiera sido gobierno. De más está decir que cuando fue parte del ejecutivo, hizo todo lo contrario a lo que pregona.
Propuestas frente a la realidad
Las propuestas plantean lo opuesto a lo que hizo el PRO, partido del que es socia fundadora, en los catorce años que lleva gobernando la Ciudad de Buenos Aires. En sintonía, son antagónicas a las políticas implementadas por Mauricio Macri y ella misma entre 2015 y 2019, cuando fueron presidente y gobernadora de la provincia de Buenos Aires respectivamente.
En materia educativa, Vidal promete “educación para el progreso”, pero evita decir que el principal enemigo que tiene el progreso y la educación en la Ciudad es el propio alcalde -y mentor político- Horacio Rodríguez Larreta.
En el transcurso del último año y con la excusa tan cara a la derecha de “optimizar recursos”, Larreta recortó en más de quinientos millones de pesos la inversión en infraestructura escolar.
Además, a principio de año -en medio de la pandemia y cuando la educación a distancia debía ser la principal política educativa en la Ciudad- Larreta recortó 370 millones de pesos al Plan Sarmiento, un símil Conectar Igualdad destinado a proveer a los estudiantes de dispositivos tecnológicos, y los convirtió en subsidios para escuelas privadas.
Pero más allá del último año, en materia de educación hay un dato que es lapidario y contundente como balance de la gestión del macrismo en la Ciudad: desde el 2007 a esta parte, el presupuesto para educación pasó del 33 al 17 por ciento, es decir, en casi catorce años el PRO redujo los fondos para educación -en el distrito con mayores recurso del país- en casi un cinncuenta por ciento.
Ni hablar de la problemática de acceso a la educación pública, traducida en el “drama de las vacantes” que miles de familias porteñas, la mayoría hijos de trabajadores, viven cada año.
En lo que respecta a la gestión educativa en el período 2015-2019, cuando fue gobernadora, Vidal no fue capaz de contestar cuando le preguntaron por Sandra y Rubén, los dos trabajadores de la educación muertos en una explosión en una escuela durante su mandato en Moreno. Tampoco hizo mención a que ordenó cerrar 47 escuelas rurales de la provincia de Buenos Aires y las escuelas del Delta.
En materia impositiva, Vidal propuso “monotributo gratis por un año para jóvenes”, así como una reparación por la pandemia a sectores gastronómicos, hoteleros y de turismo, entre otras rebajas impositivas. Sin embargo, en lo que va de pandemia, Larreta todavía no implementó una sola política de ayuda económica para trabajadores desocupados, comerciantes y empresarios, como sí lo hizo el gobierno nacional con el IFE, ATP y Previaje.
Por el contrario, este año, el intendente porteño indexó el ABL y el impuesto inmobiliario, lo que redundó en aumentos mensuales para los vecinos. Además, creó nuevos impuestos al consumo, como el 1,5 por ciento que se aplica a los gastos con tarjeta de créditos realizados en comercios de la Ciudad.
La provincia de Vidal: endeudada y en bancarrota
En las últimas horas Vidal criticó al gobierno por la deuda en pesos tomada en plena pandemia. Para hacerlo, tergiverso la información, denunciando en dólares una deuda emitida en moneda nacional en el marco de la emergencia económica, social y sanitaria provocada por los cuatro años de gobierno macrista y la posterior pandemia.
Sin embargo, si existe un claro contraste entre la política actual de endeudamiento en pesos destinada a programas sociales, la producción y el consumo, y las políticas ortodoxas de endeudamiento de la derecha en Argentina, ese contraste se da entre la gestión de Vidal como gobernadora de la provincia y el actual gobierno del Frente de Todos.
Para decirlo directamente: cuando fue la titular del ejecutivo provincial, en apenas cuatro años, Vidal aumentó del sesenta al ochenta por ciento el ratio de deuda en dólares con relación a la deuda total de la provincia, al tiempo que bajó los niveles de recaudación debido a políticas impositivas favorables a los grandes empresarios.
Los datos hablan por sí solos: cuando Vidal asumió en 2015, la deuda de la provincia era de 9.400 millones de dólares. En abril del 2019, pocos meses antes de dejar la Casa de Gobierno de la provincia, era de doce mil millones de dólares, es decir, un 28 por ciento más en moneda extranjera; en moneda nacional, aumentó la deuda un 431 por ciento, cuando la inflación total del período 2015-2019 fue del 130 por ciento.
Pero Vidal no solo incrementó la deuda en dólares, sino que además aumentó la deuda con relación al tamaño de la economía provincial (56 por ciento), con relación a los ingresos del distrito (78 por ciento) y con relación a las exportaciones provinciales (54 por ciento).
En paralelo y como si fuera poco, Vidal destruyó las vías de financiamiento de la provincia. Por ejemplo, en el 2018 y el 2019, la recaudación creció por debajo de los niveles de inflación. Por ello mismo se produjo una fuerte caída en la recaudación.
La raíz de esta situación radicaba en las reformas aplicadas mediante la Ley de Presupuesto de 2018, en la que se estableció una reducción de Ingresos Brutos y Sellos, que se contrapuso a la suba promedio del 56 por ciento que propuso para el Impuesto Inmobiliario.
Mediante este tándem de iniciativas diseñado en consonancia con Macri, Vidal aligeró la presión tributaria para el sector empresarial, por medio de una norma tributaria que contempló un generoso diagrama de reducción en los impuestos mencionados. Nada fue un error.
Vidal implementó este paquete de medidas al tiempo que la provincia ingresaba en 2018 al ranking de tomadores compulsivos de deuda elaborado por la estadounidense Bloomberg Limited Partnership, cuyo relevamiento ya daba cuenta de que la deuda externa en divisa de la provincia de Buenos Aires crecía a ritmos altísimas, a casi 4500 millones de dólares por año. En el informe, ya se advertía que la provincia compartía ranking con estados nacionales como México, Turquía y Corea del Sur. Todo en apenas cuatro años.