Milei quiere que la Bases 2 y el Paquete Fiscal sean Ley el 1° de Mayo. El DNU 70/2023 sigue haciendo estragos ¿Se plantará el Congreso? China, los ricos, la pobreza y los fantasmas de Lila Lemoine. Cosas de una batalla de ideas en la que vale la pena hablar y actuar sobre aquello que es evidente.
En Argentina el día Internacional del Trabajador va a comenzar con la Cámara de Diputados debatiendo, con serias chances de que sea aprobado, al menos en general, el Proyecto de Ley Bases 2 que es como se conoce al núcleo duro del destripado proyecto de Ley Ómnibus, que no contempla ni un sólo segmento que tenga algo alentador para los trabajadores. Pero lo que sí busca es garantizar, no es otra cosa que un diseño que profundice y normativice, la maximización de tasa de rentabilidad para el universo del capital, tal como ya lo hace el DNU 70/2023 y se pretende hacer con el “Proyecto de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes” que se conoce popularmente como Paquete Fiscal.
La iniciativa salió con bastante facilidad de la Comisión de Presupuesto y hacienda de la Cámara Baja, que es donde hace apenas tres meses se le había bajado el pulgar al de Ley Ómnibus, en sus formas pero no en su contenido, tal como en ese momento se esforzaron por recalcarlo algunos de los principales voceros del arco de una oposición extremadamente amigable con el gobierno que con Miguel Ángel Pichetto a la cabeza, casi le rogaron al Presidente que reformule la iniciativa como para hacerla más digerible para su propio público.
Y en esto subyace una de las claves que ayudan a explicar por qué una amplia porción del arco de representación política y del universo empresarial, que sistemáticamente es maltratado y hasta humillado por Javier Milei, hace lo imposible para que su gobierno tenga herramientas que considera indispensables. Es que, básicamente, esos universos están de acuerdo con varias de las ideas medulares que plantea el mandatario, algo que también incluye a no pocos actores del ámbito sindical.
A grandes rasgos, puede decirse que esas coincidencias aparecen, por ejemplo, a la hora de evaluar que el país debe avanzar hacia reformas en las relaciones que vinculan a los universos del trabajo y el capital, que atiendan a las nuevas características que el universo del capital impuso durante los últimos años al del trabajo. Entonces y desde esa perspectiva, la naturalización del precariado que desplaza al proletariado, aparece como la única forma vincular posible entre esos universos (Ver Las oscuras obsesiones del señor Milei).
Esta es una razón de peso por la que el presidente se puede permitir apostar cada vez más fuerte en su afán por destruir cualquier vestigio del Estado Social de Bienestar, sin que haya una reacción contundente desde el esquema de representación política que sigue estando liderado por fuerzas que son producto de esa formulación del Estado Liberal Burgués.
Naturalizar el precariado y por ende buscarle la vuelta para encuadrarlo en una normativa legal, en lugar de combatirlo, representa asumir el carácter artificial que tiene el pacto por el que la clase obrera se integraría dentro de los límites de la democracia liberal burguesa, lo que pone en cuestión a los fundamentos de ese acuerdo tácito que dio sentido al Estado Social de Bienestar fundado sobre el carácter universal, público y gratuito del acceso a la salud y a la educación, así como a un sistema jubilatorio basado en un sentido solidario.
Es que estos tres pilares que nacieron en un contexto histórico muy concreto y como respuesta a lo que sí venía haciendo la Unión Soviética, van a contrapelo del propio ADN del sistema capitalista y por supuesto del Estado Liberal Burgués en cualquiera de sus presentaciones, porque no son otra cosa que concesiones que el capitalismo tuvo que hacer, pero también una suerte de anticipo de un tipo de sociedad diferente a la capitalista, una sociedad comunista (Ver Una jornada contundente y algo de tela para cortar).
Entonces es preciso no equivocarse y señalar que lo que se quiere institucionalizar por medio de una legislación que lo ampare, es un cambio cultural que naturaliza el desempleo, la flexibilización y la precariedad prolongada en el tiempo, acompañada por una baja en el nivel salarial y una profunda incertidumbre como norma para todo el universo del trabajo.
Porque más allá del particular estilo presidencial que volvió a ponerse de manifiesto durante su presencia en cena de la Fundación Libertad, lo cierto es que a veces este gobierno se parece a un mago que distrae con una mano mientras oculta la moneda con la otra. Entonces, mientras en su stand up, los desplantes e insultos son los que se llevan la atención, el DNU 70/2023 goza de buena salud, al tiempo que lo fundamental de lo que fue el proyecto de ley Ómnibus, avanza con importantes consensos políticos y empresariales que acercan la posibilidad de que se cumpla con el requisito que, amablemente, puso el FMI para comenzar a hablar de las posibilidad de aflojar lo que Milei necesita para levantar las restricciones cambiarias como paso inicial para su sueño dolarizador (Ver Milei sacó una poliza de seguro).
Queda claro que, aquí y ahora, ese es el punto nodal de la cuestión y que, por lo tanto, si el Fondo entrega lo que queda pendiente del Stand-by que contrajo Mauricio Macri y da su bendición, se habilitaría la posibilidad a que se abran otras canillas para llegar a la cifra mágica con la que sueña el Presidente.
Con esto, al tiempo que Luis Caputo y su equipo cobrarían la correspondiente comisión, La Rosada espera poder estabilizar la cosa como para que un amesetamiento de la crisis provoque cierto alivio que abone el relato de que “valió la pena el esfuerzo”. Y, entonces, con un ambiente renovado y la delegación de atributos en el ejecutivo que persiste en la Bases 2, poder volver a la carga con tópicos como los inherentes a Educación y Seguridad que no fueron incluidos en este momento porque radicales, lilitos, los del bloque de Pichetto y gobernadores de diferente laya los consideraron poco digeribles para sus respectivos públicos.
Cosas de comunistas
No queda claro si las bravuconadas del Presidente y de una parte de su círculo en apariencia más cercano, son un artilugio premeditado para favorecer sus objetivos de negociación o si, simplemente, se trata de una actitud personal que todavía no encontró quién le ponga la horma de su zapato. Pero lo cierto es que, más allá de esto, hay una clase capitalista que la está pasando bomba gracias a la blitzkrieg que el gobierno perpetra contra el conjunto de la clase trabajadora, ayudado por un esquema de representación política en el que coexisten quienes confían en que van a convertirse en el recambio “racional” de Milei y otros que, pese a criticarlo, hacen votos para que “le vaya bien al presidente” ya que, dicen, “si le va bien, nos va bien a todos los argentinos”.
¿Pero será tan así la cosa? ¿Acaso no habrá llegado el momento de poder pensar que existe vida un poco más allá de estas fronteras? “La izquierda odia a los ricos y trata a los empresarios como delincuentes”, es la frase que desde el corazón de La Libertad Avanza, lanzó el miércoles pasado la diputada Lilia Lemoine, durante su intervención en la Comisión de Presupuesto y Hacienda ¿Pero será que el problema son “los ricos”, tal como versa el mito que repite la legisladora o acaso el problema es que haya tantos pobres y que la distancia que hay entre empobrecidos y empobrecedores, no pare de incrementarse?
De acuerdo al último informe publicado por la revista Forbes, desde 2020 la riqueza total de los multimillonarios de todo el planeta se triplicó, conforme se amplió la influencia que ejercen sobre los gobiernos de las formaciones estatales capitalistas, en especial, sobre el de EE.UU.
¿Pero cómo puede ser esto si todos los relevamientos serios indican que en lo que va del siglo, en promedio y a escala global, son más las personas que mejoraron su nivel de vida que aquellas que la empeoraron? La respuesta la brinda un trabajo del ex jefe de investigación del Banco Mundial, el economista Branko Milanovic, que muestra que pese a que el 0,1 por ciento de la población más rica percibe tantos ingresos como la mitad más pobre de los seres humanos, se verifica un aumento en el nivel de ingresos y de la calidad de vida en los distintos grupos sociales a escala planetaria.
Y la respuesta que encontró Milanovic, muy que le pese a Lemoine, está en el crecimiento sostenido que viene llevando a cabo la República Popular China (RPCh), como consecuencia del diseño que dispone el Partido Comunista y al impulso que le dan sus más de cien millones de militantes y cuadros políticos, que ocupan lugares claves en cada estamento de la administración estatal, así como en el de las empresas estratégicas donde el Estado (¡qué sigue siendo un Estado Obrero!) mantiene la mayoría accionaria y la acción dorada.
Esto logró que durante las últimas tres décadas, en tanto los países capitalistas fabricaban pobres, en la RPCh novecientas millones de personas salieran de la pobreza para acceder a estándares de vida homologables a los que desde la segunda mitad del siglo 20 tuvieron las clases medias europeas y estadounidenses. Y como para que lo entienda quien quiera (o pueda) comprenderlo, novecientas millones de personas, es el equivalente a veinte veces la población que tiene Argentina.
Vale recordar que, en sólo cuatro meses de gestión presidencial, Milei mandó a la pobreza y sin paradas a 3,2 millones de personas ¿Hay alguna diferencia, no?
Y quizás porque la clase capitalista que actúa en Argentina, e incluso algunos de sus representantes que actúan dentro del esquema de gobierno son depredadores pero no comen vidrio, es que mientras que la diputada Lemoine recreaba aquel mito con olor a naftalina, una delegación de su propio gobierno viajaba a la RPCh para tirar la escupidera, tal como dos semanas atrás lo hizo la canciller Diana Mondino, cuando cumpliendo con el mandado que le encomendó Milei, voló hasta Brasilia para entregar al titular del Palacio Itamaraty, Mauro Vieira, una carta del presidente de nuestro país dirigida a Luiz Inácio Lula Da Silva. Una semana más tarde, consultado al respecto, el mandatario brasilero dijo que todavía no la había leído.
Ahora, apenas saliendo de una convalecencia por dengue, Mondino tuvo que volver a subirse al avión para encabezar una delegación que integran el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, además de ejecutivos de empresas mayormente mineras y de la industria cárnica que es una de las grandes perjudicadas por los desplantes que Milei tuvo con la RPCh que comenzó a optar por comprar más carne bovina a Brasil.
En el telón de fondo del viaje hay razones de peso. Durante marzo la RPCh dejó de ser el segundo socio comercial de Argentina, tal como lo reseña el último informe de intercambio comercial de nuestro país que dio a conocer la semana pasada el Indec, que da cuenta de que las ventas al país asiático cedieron un 24,2 por ciento interanual.
Pero asimismo, cuando mañana martes visiten al presidente del Banco Popular de China (que es el equivalente al Banco Central), Pan Gongsheng, Bausili y Quirno, van a tener que explicar por qué su presidente pide por favor que la RPCh refinancie los 4.600 millones del swap, aunque anteayer bravuconeó aseverando: “no sólo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”.
Es que a fuerza de ajuste, recesión y hambreo de los sectores más desprotegidos de la clase trabajadora, el Central acumula reservas desde diciembre, pero ni siquiera así logró llegar a terreno positivo, tal como lo revela el último informe que al respecto brindó el FMI. Y aunque La Rosada le prende velas a la cosecha gruesa, si el Banco Central Chino se pone duro con lo del swap, Milei quedaría más lejos aún de cumplir con su anhelo de liberar totalmente el tipo de cambio.
Al ser consultado por la visita de la delegación gubernamental de nuestro país, el portavoz de la cancillería china, Wang Wenbin, manifestó que Argentina y la República Popular son “socios estratégicos integrales”. Pero ojo, es el Año del Dragón, que para la cultura china representa prosperidad y buena fortuna, pero también es un símbolo de poder.
Ideas y batallas
Queda claro que es peligroso esto de transitar el siglo 21 y, más aún, hacerlo cuando el sistema capitalista está inmerso en uno de los peores capítulos de su crisis de larga duración, lo que lo lleva a exhibir su cara más criminógena. Pero también resultan evidentes cuáles son los límites que encuentra el capital para proseguir con sus ciclos de acumulación y que la resolución de este capítulo de la actual crisis civilizatoria, le va quedando demasiado grande al reformismo institucional.
Durante agosto de 2023, Milei decía públicamente que si accedía a la Presidencia, “la educación dejará de ser gratuita y obligatoria”, porque recalcaba que no se trataba de “un derecho”. Tres meses después, ya en La Rosada, cumplió como con tantas otras barbaridades que anunció cuando andaba de campaña motosierra en mano.
La victoria electoral de Milei, pero también la pasividad de algunos y la complicidad de otros integrantes del esquema de representación política que generan condiciones para que pueda avanzar con instrumentos como el DNU 70/2023, y los proyectos Ley Bases 2 y el Paquete Fiscal dan cuenta de un escenario en el que sería torpe intentar ocultar el triunfo que tuvo la clase capitalista en la batalla cultural.
Pero también aparecen muestras claras de rebeldía como las expresadas contra los despidos por los estatales agrupados en ATE o la resistencia de los jubilados y, por supuesto, ahí aparece la multitudinaria jornada del martes pasado que fue convocada en defensa del sistema de educación público, universal y gratuito.
¿Cómo decodificar todo esto? Cabe aceptar que para avanzar en la dinámica de la construcción de lucha popular capaz de articular relaciones sociales diferentes a las que impone el capital y representarse algo distinto -y mejor- que el Estado Liberal Burgués, es precisa la integración de lo diverso y antagónico, para convertirlo en parte del esquema que sea capaz de propender a formas de emancipación.
Una ventaja es que hay diferentes culturas y prácticas comunitarias que aparecen inscriptas en el ADN del movimiento obrero y su lucha, así como lo está la aptitud para crear institucionalidad que pueda autorregular espacios de vida, de manera democrática y sensata. De esto va la tarea de construcción de contrapoder, es decir, formas de autorganización referenciadas en la propia clase obrera, lo que no es otra cosa que poder popular.
Se trata, entonces, de un camino de autodeterminación que antagoniza y no se integra al mandato del Estado Liberal Burgués, a la vez que tiene su paradigma en la construcción de la revolución proletaria, pero es múltiple y se manifiesta por medio de un amplio abanico que incluye momentos aparentemente diferentes como la lucha en el territorio, aquella que se libra cada día para acercar un plato de comida a quien no lo tiene, la reivindicación de género y la pelea por el salario y el trabajo o el derecho a educarse, tal como vemos en estos días. Como se puede ver, todas ellas son instancias que necesariamente se construyen desde abajo y que, a su vez, permiten visualizar escenarios de lucha de clases.
Y en este punto es preciso reflexionar acerca de que las consecuencias de la profundización de la Segunda Crisis de Larga Duración Capitalista, exponen actualmente mucho más a las contradicciones existentes entre el capitalismo, su carácter criminógeno y la propia vida humana y del planeta en general. Esto es algo que, quizás como nunca antes, viven y padecen los trabajadores argentinos.
Es que el mismo capitalismo que prometió producir de forma creciente bienes y servicios baratos, de calidad y para todos, entrado ya el siglo 21 sólo puede exhibir un estado de guerra permanente y creciente, hambre y miseria. Y esa misma situación permite —con más facilidad— hablar, pero también actuar sobre lo que es evidente. El salario que no alcanza y el miedo a perder el trabajo que se instala entre los sectores medios, los hace mirar de reojo a quienes ya se cayeron: 3,2 millones nuevos pobres fabricados por la Presidencia Milei dan cuenta de esto.
¿Puede este tipo de situaciones cotidianas poner en crisis a la propia cosmovisión que el capitalismo construyó durante al menos dos siglos, como para dejar brechas por las que se le pueda entrar más fácilmente a su relato?
Hoy y aquí, parte del movimiento obrero, aquel identificado con el sindicalismo de liberación, vuelve a exhibir que ese ADN está vivo y plantea desde abajo, una idea de contrapoder que es cuestionadora del gobierno, el Estado Liberal Burgués y las relaciones capitalistas de producción.
Esto es una buena noticia, pero también constituye otro ejemplo de que la lucha de clases está viva y de que, a pesar de flujos y reflujos, sigue más vigente que nunca aquello de que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los mismos trabajadores, algo que resulta prudente recordar de cara a este 1° de Mayo.
Un dato que pone en evidencia la delantera que el capitalismo tomó en esto de la batalla de ideas, es que de tanto hablar acerca de la crisis, se corre el riesgo de vaciar de significado a ese término. Por eso es que es preciso volver sobre esto de hablar ya actuar sobre lo que es evidente, porque es en esa dinámica en la que los trabajadores podemos identificar con más claridad cuáles son los elementos de la explotación, como y quiénes la perpetran. Y este proceso de identificación de las causas y las alternativas de lucha, es el mismo que permite advertir con claridad que el antagonismo sigue siendo entra clase trabajadora y el capital, por lo que entonces, la tarea es la de reorganizar la lucha de clases.