Desde el merendero La Colmena del Sol, el MTL construye consciencia de clase. "Cuando se profundizan estas crisis, en el barrio saben que aquí estamos y todo el mundo se quiere sumar y aportar, es algo que logramos con nuestras luchas y resistencia".
El Día de las Infancias fue una jornada especial para las pibitas y pibitos de Polvorines, en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, donde el Merendero Colmena del Sol los agasajó brindándoles un momento de alegría rodeado de cariño, afecto y contención, además de cosas ricas y regalitos. Fue una jornada de sonrisas, de esperanza y solidaridad, tal como las que cada día se renuevan en ese espacio donde el MTL recrea la ilusión y la esperanza de que con la lucha y la resistencia, desde un presente difícil se puede soñar y construir un futuro mejor.
Para eso, en ese lugar como en cada espacio que construye el MTL a lo largo y ancho del país, se lleva a cabo una tarea cotidiana y silenciosa que atraviesa un amplio abanico de actividades, que van desde los grupos de ayuda mutua para mujeres que atraviesan una situación de violencia, hasta las tareas propias de la cooperativa y la asistencia a los chicos que, muchas veces con sus familias, se acercan para merendar.
Es que la violencia con que la Presidencia Milei castiga a los más empobrecidos por el sistema, adquiere diversas formas y una de de ellas es el hambre que muestra su cara más dura en las barriadas del tercer cordón del conurbano bonaerense. Es ahí donde el millón y medio de pibes que se va a dormir sin comer que denuncia un reciente informe de Unicef tiene caras, nombres, identidades e historia propia y colectiva. Pero también tiene manos sinceras, honradas y solidarias que salen al cruce de la contingencia y convierten esto de dar de comer en un acto de resistencia.
Porque la situación es horrible y encima la ministra de Capital Humano sigue sin distribuir las casi seis mil toneladas de alimentos adquiridos antes de su gestión, que continúan acaparados en los depósitos de Villa Martelli y Tafí Viejo. Y mientras la clase capitalista se regodea en su propia perversión, mientras persigue y estigmatiza a quienes dan de comer a los que no tienen que llevarse a la boca, Javier Mieli recorta el 93 por ciento en el Plan Nacional de Protección Social, provoca una caída del veinte por ciento del poder de compra de la Tarjeta Alimentar, también poda las partidas que se destinan a atender a los comedores y merenderos, en tanto que le saca un 77 por ciento de recursos al Plan Nacional de Primera Infancia y hace que las transferencias que el ejecutivo nacional debe hacer para los comedores escolares sea de apenas el 43 por ciento de lo presupuestado.
Crecer desde el pie
"Es espeluznante ver las cifras que dio la Unicef, se habla de un millón… de un millón y medio, pero nosotros creemos que son más y si a esa cantidad de niños que se acuestan por ahí con una sola comida se le suman los padres, la cosa es todavía peor", advirtió la coordinadora del MTL de Malvinas Argentinas, Chavela Miño, quien recalca que en Colmena del Sol, "cuando vienen a tomar la merienda, los chicos suelen hacerlo con los padres y les acercamos todo lo que tenemos a nuestro alcance, lo que elaboramos y lo que conseguimos".
Por eso es que "por un lado está la situación de niños y niñas, pero debemos tener en cuenta que esos niños no viven solos, que también tienen una familia que a veces es numerosa y suele incluir a sus abuelos", por lo que "decimos que es mucho más amplia la cantidad de personas que están padeciendo hambre y esto eso es un crimen".
Lo cierto es que cada vez es mayor la cantidad de personas a las que se les hace imposible contar con el dinero necesario para acceder a una canasta básica de alimentos que, de acuerdo al Indec, en julio fue de 127.288 pesos. "Todo está por el aire y ni siquiera se asoma a lo que generalmente pueden pagar quienes cuentan con un salario medio y más aún si se trata de aquellos que tienen trabajos precarios, y ni que hablar de la enorme cantidad de desocupados", lamenta Chavela Miño y enfatiza que "si a esto se le suman las tarifas de servicios y los escandalosos aumentos del transporte tenemos un panorama que es un caos… es muy pero muy grave lo que está pasando".
Y si la situación es dura para las zonas céntricas de las ciudades, la cosa es todavía peor cuando se trata de la periferia, tal como lo revela un reciente relevamiento del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci), que da cuenta de que en los barrios populares la inflación de alimentos golpea más fuerte. Y que aunque el IPC publicado por el Indec dio cuatro por ciento para ese mes, en el caso de los alimentos se elevó a 4,5.
Chavela Miño conoce bien la realidad de estas barriadas y también sabe qué es lo que pasa en los comercios de proximidad, que es a donde deben concurrir quienes están más empobrecidos. Y que por diferentes motivos que van desde la logística hasta la incapacidad de formar stock, los precios en esos comercios suelen ser más caros que en las grandes cadenas de supermercados que, muchas veces, quedan demasiado lejos para las familias de estas barriadas.
"Lamentablemente es a los comercios del barrio donde la mayoría acuden porque no cuentan con el poder adquisitivo como para hacer una compra mensual en un súper y por eso deben pagar precios más elevados", explicó Chavela y añadió que "los comerciantes tampoco pueden comprar grandes volúmenes y se tienen que manejar con el día a día que pueden vender en los barrios, por lo que también pagan más cara la mercadería que compran".
Y todo en un contexto que empeora constantemente. "Hay que ver a las familias enteras viniendo por una merienda que probablemente sea lo único que puedan comer en el día", puntualizó la referente del MTL y sin ocultar su orgullo por la tarea realizada refirió: "acá les brindamos el alimento, pero también cobijo, amor y cariño, siempre tratando de que quienes vienen al merendero se sientan bien… es muy conmovedor y triste verlos acercarse, a veces con vergüenza, junto a sus hijos para acceder a esa mesa, para recibir una merienda que es lo que nosotras podemos brindar con nuestros escasos recursos, muchas veces tenemos que poner de nuestros bolsillos, porque subsistimos por las donaciones de negocios y familias que se solidarizan y algunas cosas que nos acerca el Municipio, como es el caso de leche".
La tarea es paliar el hambre, asistir, sostener, apoyar, contener, resistir y luchar. Y esto es algo que el MTL conoce con creces. "Hoy por hoy el panorama es bastante desolador, aún hay quienes tienen expectativas depositadas en el actual gobierno, en 2001 con una crisis parecida había un espíritu y una decisión de salir a pelear, reclamar y exigir, pero ahora no es que no la haya porque tenemos muchos compañeros que cada día ponen el cuerpo, pero la respuesta es diferente...parece que la gente es como si estuviera shockeada… hay apatía".
Por eso la pelea es cotidiana y aún en este contexto hay razones para ser optimista. "A nosotras, las más veteranas que la venimos remando desde hace muchísimos años, se sumaron muchos jóvenes de nuestro barrio que tienen ganas de participar y consciencia porque ven la necesidad y se entusiasman", resalta Chavela y celebra que "generamos un lindo equipo y además de la merienda tratamos de generar momentos de reflexión para los chicos y los grandes". Por eso "cuando se profundizan estas crisis en el barrio saben que aquí estamos y todo el mundo se quiere sumar y aportar y eso es bueno, es algo que logramos con nuestras luchas y resistencia".