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Política
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Así lo definió el secretario general del Partido Comunista, Víctor Kot, ante el escenario planteado por la candidatura presidencial de Unión por la Patria. Y recalcó que “esto impone la doble tarea de actuar políticamente hacia adentro del sistema y aportar a la construcción de herramientas aptas para la reorganización de la lucha de clases”.

 

-¿Qué fue lo que pasó en la definición de la candidatura presidencial de Unión por la Patria?

 

Desde que se constituyó el Frente de Todos, como Partido Comunista decidimos participar activamente y lo hicimos con la certeza de que era una forma de aportar a la construcción de una herramienta electoral apta para derrotar al macrismo, pero también para avanzar en una agenda que permitiera incluir la mirada que los comunistas tenemos respecto al abordaje de la coyuntura. Y para avanzar sobre aspectos tácticos desarrollados con una mirada estratégica, tal como lo plantea nuestro programa plasmado en los documentos del Castelar y posteriores como las propuestas programáticas.

Por eso desde el primer día trabajamos para consolidar hacia adentro del Frente de Todos, un espacio en el que a partir de coincidencias de coyuntura y tácticas, se pudiera incidir positivamente sobre el rumbo del Frente y también del Gobierno. Pero lamentablemente no lo conseguimos, al menos a nivel nacional, y esto es algo que se reflejó en la falta de respuesta que tuvo el permanente reclamo que junto a otras organizaciones, hicimos solicitando que se constituyera una Mesa Nacional que incluyera a todas las fuerzas del Frente.

Y este esfuerzo militante es algo que, con mucha responsabilidad y compromiso, llevamos a cabo respetando cada acuerdo alcanzado en los órganos de decisión pertinentes del Partido, pero también los construidos en regionales y municipios. Pero, y esto es algo que hay que reconocer, la respuesta que tuvimos por parte de los actores que desde un principio hegemonizaron la toma de decisión hacia adentro del Frente de Todos, no estuvo a la altura de lo que la coyuntura exigía.

 

-Esta característica se aceleró durante las horas previas al 25 de junio…

 

Así es, pero pese a que veíamos que se estaba empujando a lo que hasta ese momento era el Frente de Todos hacia un escenario de esas características, con responsabilidad, como Partido Comunista y como última instancia durante los días previos a la presentación de fórmulas electorales para la elección presidencial, el PC presentó su demanda de condiciones en la que recalcamos nuestro profundo desacuerdo con que se impongan candidaturas que expresen acuerdos con el FMI. Y ahí aclaramos que entendemos que esto indica la hegemonía política de un sector minoritario, cuyos vínculos con los organismos financieros internacionales dirigidos por EE.UU., el FMI y el Banco Mundial son públicos y notorios.

 

-Pero la respuesta volvió a ser idéntica…

 

Buscamos con insistencia caminos de acuerdo y unidad amplia y en esta tarea no estuvimos solos, ya que nos acompañaron otras fuerzas que integraban el Frente de Todos. Y desde el punto de vista jurídico y electoral, presentamos requisitos mínimos a la Junta Electoral en el espíritu de aportar a Unión por la Patria. Pero esta instancia estableció un reglamento restrictivo, elevó el piso de integración de minorías, exigió avales de la totalidad de los partidos afectando la posibilidad de que se llevara a cabo una interna plural y democrática. Todo esto resultó en un efecto contrario para avanzar en la construcción de la unidad de quienes aspiramos a un país con soberanía nacional, justicia social y democracia protagónica y participativa.

 

-¿Esto quiere decir que aquello que condicionó al Frente de Todos también condiciona a Unión por la Patria desde su mismo nacimiento?

 

El recorrido del Frente de Todos estuvo marcado, de manera determinante, por el dogal de la deuda externa e interna que dejó el macrismo. Pero también porque esto fue respetado a rajatabla por el actual gobierno, a partir de la decisión de no investigar y pagar una deuda que es práctica y moralmente impagable con el FMI, lo que implica claudicar cualquier rasgo de independencia y de soberanía nacional.

El Frente de Todos, del que participamos, estuvo marcado también por las prácticas de hegemonismo político, algo que trajo como consecuencia la obturación de la posibilidad de que exista una participación democrática que hubiera enriquecido el debate y la toma de decisión del Frente y el Gobierno, a partir del aporte y la opinión de todas las fuerzas componentes del mismo. Lejos de esto, todo fue limitándose al acuerdo tripartito en los marcos del Partido Justicialista. Pero también padeció de un paternalismo estatal, lo que al tiempo que ataba la autonomía del movimiento popular se exhibía totalmente insuficiente a la hora de resolver problemas acuciantes de nuestro pueblo.

 

-¿Podría decirse que los actores hegemónicos del Frente de Todos no pudieron o no quisieron abrir el juego interno y esto se vio reflejado en la toma de decisión del Gobierno en cuestiones clave?

 

Es que en esa dinámica el Gobierno acepta la hegemonía de Washington, por lo que hoy se co-gobierna con el FMI, lo que hace que sea una ilusión cualquier intento de parar la inflación que agobia a nuestro pueblo y favorece a los que postulan que para que se pueda frenar la escalada inflacionaria la única receta sería ajustar todavía más. Pero también se alienta una política extractivista, que se presenta como único medio para obtener dólares que acaban destinándose para pagar la deuda que legaliza el acuerdo con el FMI. Y todo esto conduce a un ajuste brutal a la vez que propicia un escenario en el que las riquezas naturales como las que surgen del litio y Vaca Muerta, se conviertan en el reaseguro de los ladrones del FMI, en lugar de ser una llave que propicie integración regional y prosperidad para nuestro pueblo.

 

-Pese a esto el Partido pudo avanzar y consolidar la construcción de diferentes espacios en municipios provincias…

 

Tenemos que reconocer que los esfuerzos que hicimos a nivel nacional no fueron suficientes, no alcanzó. Pero también es verdad que pudimos sostener y fortalecer construcciones que se consolidan en municipios y regionales, pero también en el territorio donde el MTL lleva a cabo un despliegue importante o en el terreno sindical en el que la Conat articula con diferentes espacios con un liderazgo en más de un sindicato. La presencia del MTL y la Conat en la organización y en la primera línea de la lucha, tal como se ve en estos días en Jujuy, habla por sí misma de la vigencia que como comunistas tenemos el aquello que viene desde abajo y que se expresa con mayor crudeza ahí donde se hacen más visibles las contradicciones que impone la actual etapa de desarrollo de la crisis del sistema capitalista.

Todo esto es mérito, fundamentalmente, de la militancia, de cuadros intermedios, de referentes y dirigentes del Partido. Y de cada organismo. Ahí están también el Movimiento Jubilados Liberación, el MCL, la Corriente Lohana Berkins y La Fede, porque como Partido somos una totalidad, una sumatoria de expresiones que actuamos día tras día sobre la coyuntura, pero sin perder el abordaje táctico y la perspectiva estratégica.

 

-Todo esto en un escenario en el que es el Estado Liberal Burgués es el que establece las normas, tal como pasa con la agenda electoral que esta vez se ve atravesada por un peligroso corrimiento hacia lo peor de la derecha…

 

Queda claro que el Frente de Todos no supo concretar una unidad en términos de funcionamiento político y debate programático. Y será preciso hacer una autocrítica que pondere, también, hasta dónde esto aportó a la configuración de este escenario en el que los bloques de representación política dominantes se corren desde la centroderecha hacia la extremoderecha. Y esto es así porque en política el vacío no existe y entonces el lugar que deja vacante uno lo acaba ocupando otro.

 

-¿Y dónde estamos parados los comunistas en este escenario?

 

En este momento no hay una receta universal de carácter electoral, ya que se han logrado acuerdos en distintas líneas de trabajo político para elecciones provinciales y municipales que son promisorias en algunas experiencias. Pero para el caso de las Presidenciales, todavía resta definir la actitud del Partido Comunista que pueda contemplar este panorama.

Lo que sí está claro es que el camino es persistir en la organización, el programa y los métodos de la unidad para construir un proceso antiimperialista y antineocolonial. Y, en este camino, es trascendente movilizar al Partido para profundizar la participación de toda la militancia en la tarea de construir un reagrupamiento de fuerzas, algo que representa una tarea urgente de dimensión coyuntural, pero también relevante el orden táctico en función de la convicción de la necesidad de construir una herramienta que aporte al proceso liberador que elimine todas las amenazas que nos impone el imperialismo.

 

-¿Es posible esto en un escenario en el que la agenda electoral impone una presión extra?

 

Sería ingenuo negar la influencia y la presión que añade una coyuntura como la actual sobre quienes integramos un partido revolucionario y que, por lo tanto ideológicamente y culturalmente no encajamos de manera muy armónica con el imaginario, la cosmovisión y la propia dinámica que impone este modelo de Estado.

Y también sería ingenuo no advertir las comprensibles tensiones que puede provocar hacia adentro de nuestras propias filas, la toma de decisión que como Partido podemos adoptar dentro del estrecho margen de acción que deja la propia imposición de esa dinámica.

Una de las consecuencias del momento de la crisis sistémica que atraviesa el sistema capitalista, en nuestro país y en buena parte del mundo, es el panorama de incertidumbre y fragmentación que se le plantea a los trabajadores y por eso es preciso superar la mirada táctica, para poder avanzar en una construcción estratégica que apunte a unificar la resistencia y las luchas dispersas. Y en esta tarea los comunistas podemos aportar sustantivamente desde una perspectiva de clase para la tarea de sumar a la construcción de masa crítica.

Pero esto impone la doble tarea de actuar políticamente hacia adentro del sistema y al mismo tiempo aportar a la construcción de herramientas aptas para la reorganización de la lucha de clases. Esta es la tarea que desde el Partido y sus organismos nunca abandonamos y que ahora es preciso consolidar y profundizar en un escenario de equilibrio inestable y de tanta volatilidad como el actual. Y para ello contamos, entre otras cosas, con el valor agregado que representan los acuerdos y construcciones que en diferentes frentes municipales y regionales se avanzó, generando construcciones políticas y lazos de confianza con fuerzas con las que compartimos miradas convergentes, que en algunos casos reflejan continuidad de varios años. Porque más allá de la cita electoral, el fortalecimiento de este reagrupamiento resulta preciso para consolidar y actuar en una dimensión coyuntural en la que desde la imposición moral y ética que tenemos como comunistas no podemos mirar para otro lado cuando, por ejemplo, en Argentina seis de cada diez pibes son pobres. Pero también desde una perspectiva táctica que nos impone sumar sin claudicar una sola de nuestras banderas, a la tarea de impedir que la derecha encabezada claramente por el PRO vuelva a hacerse con las herramientas de Gobierno del país. Y, necesariamente, hacerlo desde nuestro programa y una mirada estratégica que nunca dejamos, porque hoy como pocas veces antes, tiene vigencia aquello de que la convocatoria de la hora deber ser a construir Liberación o dependencia.