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Política
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Nuria Giniger, investigadora del Conicet y secretaria general de la Junta de ATE en el organismo, en dialogó con Nuestra Propuesta defendió la importancia de los organismos públicos de ciencia y tecnología y rechazó fuertemente la propuesta de Milei de cerrar el organismo si es presidente. También criticó a Patricia Bullrich y destacó la movilización de los trabajadores del sector.

 

-¿Qué reflexión le sugieren los dichos de Milei tras las Paso sobre el Conicet, quien manifestó que de ser electo presidente está decidido a cerrar el organismo?

 

Primero, hay que decir que lo que Milei dice, por ejemplo que hay que destruir el Conicet, no es lo que piensan los votantes de Milei. Me parece que los trabajadores de la ciencia y la tecnología contamos con una legitimidad social que está muy instalada en el imaginario colectivo y que por esto mismo, pese a las declaraciones y expresiones de odio, le resultará muy difícil a él como a cualquiera avanzar sobre el organismo, como por ejemplo le costó al macrismo. En síntesis, de las bravuconadas violentas y fascistas de Milei no se deriva que los votantes de Mieli sean bravucones, fascistas y que estén en contra del desarrollo científico y tecnológico del país. De hecho, entendemos que la ciencia en Argentina cuenta con una enorme legitimidad, ganada en base al trabajo de sus científicos y científicas, de sus investigadores e investigadoras.

 

-Por eso mismo, posteriormente insinuó retractarse y comenzó a plantear sino el cierre, su privatización: ¿qué impacto tendría esta medida?

 

Es una propuesta que es una falacia en sí misma. No existe desarrollo científico y tecnológico sin el apoyo determinante del Estado, como tampoco hay Estado sin una apuesta pública al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Esto es así en Argentina y en cualquier país del mundo. Donde miremos, observaremos que el desarrollo de la investigación es financiada y/o dirigida por el Estado y proyectos públicos. El financiamiento estatal es condición necesaria. En algunos países como China, donde se destina el 1.5 del PBI al desarrollo de la ciencia y la tecnología, la inversión y el crecimiento están articuladas fuertemente con el desarrollo de empresas estatales. En países occidentales, como Estados Unidos y Europa, el primer momento siempre es de inversión estatal, que luego en ocasiones son transferidos y cooptados por el sector privado. El caso más resonante que conocemos todos y todas es el de las vacunas contra el Covid. La vacuna Oxford en Reino Unido y la vacuna Pfizer en Alemania y Estados Unidos fueron desarrolladas velozmente gracias a la inversión estatal, de lo contrario hubiera sido imposible hacerlo. Lo que ocurre, y por supuesto es problemático, es que las empresas privadas hacen un uso privado del conocimiento desarrollado con inversión pública. Eso ocurre de hecho en todo el mundo, incluso en Argentina. Es curioso, pero Milei no se molesta por ello, al contrario. La transferencia, por ejemplo, desde el sector público al privado en el rubro farmacéutico en países como Argentina es notable, enorme. Hacen negocios gracias a la inversión estatal. Estos pocos ejemplos demuestran que no hay desarrollo de ciencia y tecnología sin inversión pública.

 

-Sin embargo Patricia Bullrich, la otra candidata de la derecha, salió a plantear inmediatamente que el Conicet tiene que estar abocado a producir más patentes para dotar de conocimiento a la actividad privada…

 

Bullrich dice eso porque no sabe nada del Conicet ni de patentes. El Conicet genera un montón de patentes. Tanto ella como Milei son profundamente ignorantes respecto a cómo funcionan los organismos de ciencia y tecnología en el país. La vinculación con la industria privada es constante, existe una sinergia permanente. Por demás, en todo caso esta sinergia es parte de la discusión que nosotras damos dentro del organismo. Desde la década del noventa nuestro país arrastra un déficit, que es la falta de empresas públicas que adopten y continúen algunos de los desarrollos que financia el sector científico-tecnológico público. No contar con un complejo de grandes laboratorios públicos implica que en nuestro país los grandes laboratorios absorban el conocimiento financiado por el Estado y generado por los investigadores. En este sentido, hay una incesante transferencia de conocimiento, y recursos económicos, desde el sector público al privado. Nosotros planteamos que es necesario recuperar emprendimientos de carácter público, nacional, y generar otros nuevos. Un ejemplo concreto es la industria del litio. Si bien YPF tiene Y-tec, no alcanza con relación al potencial que tienen las reservas del país. No contar con una empresa nacional de litio implica que todos los desarrollos en curso serán apropiados por el sector privado. En la actualidad todas las áreas de conocimiento investigan y producen desarrollo respecto al litio: las ciencias sociales, las ingenierías, las ciencias exactas y naturales. Sin embargo, no contamos con una empresa pública a la cual transferir estos conocimientos.

 

-¿Entonces el problema no es la falta de producción de patentes, como dice Bullrich, sino la apropiación privada del conocimiento público?

 

Sí, entre otros problemas. Pero sin dudas hay una discusión que dar respecto a la creación de empresas públicas que efectivamente puedan canalizar los hallazgos científicos y tecnológicos. También hay un montón de otros desarrollos en el Conicet que no necesariamente redundan en lucro en lo más mínimo porque son desarrollos, necesarios, para poblaciones pequeñas o áreas no rentables, que si no fuera por la intervención del Estado no accederían a las mejoras que el desarrollo científico les puede ofrecer. Aquí el rol del sector público es central. Estas son las cuestiones que hay que plantear con firmeza respecto a la inviabilidad de propuestas como las de Milei o Bullrich. En esta tarea, los trabajadores y las trabajadoras de los organismos de ciencia y tecnología tenemos un papel muy importante en la defensa del sector.

 

-¿Qué reacción están generando entre los trabajadores y las trabajadoras estas campañas de desprestigio, destinadas a horadar a la ciencia Argentina y a sus investigadores?

 

Si está generando organización y ganas de discutir, de dar a conocer nuestro trabajo. Tenemos una tarea muy importante por desarrollar en estos dos meses hasta las elecciones generales de octubre, en la que nos tenemos que concentrar en enfrentar al fascismo vernáculo, sea en las versiones de Milei o de Patricia Bullrich. Esta batalla nos obliga nuevamente a ubicar en el protagonismo popular y en las organizaciones la tarea de dar la disputa electoral. Esto apareció rápidamente entre los trabajadores de la ciencia y la tecnología apenas se conocieron los dichos de Milei y no solo por una reacción corporativa, que en términos estrictos es correcta. La defensa corporativa del Conicet no es únicamente el elemento que emerge en las respuestas que comienzan a articular los trabajadores, no solo del organismo, sino de todos los espacios en los que se produce ciencia y conocimiento en el país. De hecho, lo que se plantea entre los compañeros y las compañeras es la necesidad de salir a contar qué es lo que hacemos y por qué tiene sentido, cómo se articula con el desarrollo de nuestro país y con la mejora de las condiciones de vida de nuestro pueblo, entendiendo que la batalla a los que nos disponemos es mucho más amplia y profunda, que compromete a los trabajadores y a la sociedad en su conjunto. Esto implica dar una respuesta política ante los agravios y el descrédito, pero también frente a la subestimación.