La renuncia de la premier Nicola Sturgeon, puso sobre el tapete la disputa entre quienes promueven la salida del Reino Unido y los creen que, sin ruptura, se puede seguir en la UE. “Pedimos una tercera opción”, advirtió el titular del Partido Comunista Escocés, Tommy Morrison.
El lunes pasado comenzó el proceso de votación dentro del independentista Partido Nacional Escocés (SNP) que debe conducir a la elección de quien va a suceder a Nicola Sturgeon como ministra principal de Escocia que, de manera sorpresiva, hace un par de semanas hizo las valijas y presentó su renuncia.
Ya se anotaron en la carrera el ex ministro de Salud, Humza Yousaf que cuenta con la bendición de la premier saliente, Kate Forbes quien tuvo a su cargo la cartera de Finanzas y Ash Regan que no hace mucho ocupó la de Seguridad.
Quien suceda a Sturgeon al frente del gobierno regional, deberá ser anunciado el 27 de marzo y va a tener en sus manos la tarea de encarrilar el debate abierto en torno a una agenda que, desde la perspectiva del SNP, pone en el centro las posturas de quienes promueven la salida de Escocia del Reino Unido y aquellos que apuestan a que se ponga en marcha una arquitectura política compleja que permita que -aún sin ruptura- permanezca dentro de la Unión Europea.
“La política de clase es la clave para resolver la cuestión nacional, derrocando al gobierno conservador en Westminster y aislando a los fascistas”, advirtió el secretario del Partido Comunista de Escocia, Tommy Morrison, tras lo que sostuvo que “la contienda para suceder a Nicola Sturgeon como líder del SNP y primer ministro de Escocia, expone profundas divisiones dentro del Partido Nacional”, ya que “los principales candidatos a sucederla quieren llevar al SNP en una dirección más neoliberal y favorable a las grandes empresas y entregar la soberanía escocesa a la UE y la Otan, mientras que muchos de los votantes del SNP están a la izquierda y un tercio de ellos votó para que Escocia y Gran Bretaña abandonen la UE”.
Como se recordará, el 18 de septiembre de 2014 y merced a un acuerdo entre el gobierno de Edimburgo y el de Reino Unido, se llevó a cabo referéndum para decidir si Escocia debía ser un país independiente. Esa vez las opciones eran sí y no, y el sí se impuso por el 55 por ciento de los votos.
Con este telón de fondo, Morrison dijo que los comunistas escoceses debe militar para que ante la posibilidad de un nuevo referéndum sobre el futuro constitucional escocés, “la boleta electoral tenga una tercera opción” y alertó que “la opción separatista es un barniz de soberanía que socavaría 150 años de construcción de unidad de la clase trabajadora en Escocia, Inglaterra y Gales contra la clase capitalista británica”, mientras que la alternativa unionista “no haría nada para cambiar el antidemocrático y antiobrero statu quo de clase que rige actualmente”.
Por eso, remarcó, “los comunistas de Escocia pedimos una tercera opción, basada en un sistema federal que amplíe y consolide los poderes del pueblo escocés a través de su propio Parlamento, para intervenir contra las mismas fuerzas del mercado capitalista que la UE y el Estado británico están diseñados para reforzar”.