Mientras Edgardo Kueider espera en un paradisíaco barrio de Asunción la decisión del Poder Judicial paraguayo, crece la cantidad de preguntas que el senador no responde. Pero quién sí explica de qué va todo esto, es el titular del PC de Entre Ríos, Alejandro Bernasconi.
Mientras desde La Rosada buscan empiojar la cosa como para que el senador Edgardo Kueider mantenga sus fueros parlamentarios, avanza lentamente la causa que lo involucra junto a su secretaria Iara Guinsel Costa con quien intentó ingresar a Paraguay más de doscientos mil dólares sin declarar. Lentamente, pero también sinuosamente, pese a que lo que se le imputa es un delito que tiene una expectativa de condena de dos años y medio de prisión.
Y esto es así porque, entre otras cosas que llaman la atención, nunca fueron secuestrados los teléfonos de los dos detenidos que al cierre de esta edición tampoco habían pagado la fianza fijada para que puedan acceder al beneficio de la prisión domiciliaria. Pero pese a esto, Kueider y Costa, se encuentran alojados en un departamento de lujo del complejo Tierra Alta que está ubicado en un exclusivo barrio de Asunción, donde cuentan con solarium, piscina, quincho y gimnasio.
Pero esto no es todo, ya que una cuenta sencilla que surge de sumar los trescientos mil dólares que llevaba en el bolso, más los trescientos mil de las fianzas a lo que habría que añadirle el alojamiento en el complejo Tierra Alta, vuelve necesario preguntar de dónde saca el dinero este representante de la provincia de Entre Ríos que sólo tiene declarados cinco mil dólares.
Así las cosas y mientras aguardamos los cuatro o seis meses que es lo que va a demandar la investigación, de acuerdo a lo que anticipó uno de los fiscales que integra el equipo que participa en la investigación de la causa, Alcides Giménez Zorrilla, resulta interesante advertir qué es lo que puede aportar sobre esto el secretario del regional Entre Ríos del Partido Comunista, Alejandro Bernasconi, quien por medio de la columna que publicamos a continuación explica quién es este senador, al tiempo que con el título «Otro forro del poder ¿Qué representa Kueider?», indaga en lo que hay detrás del episodio que protagonizó el legislador a pocos metros de cruzar el Puente de la Amistad.
La columna
Fuera del show mediático y sus primeros impactos, escasa sorpresa causó en Entre Ríos la detención de Eduardo Kueider cruzando la frontera con Paraguay con dólares no declarados. Desde que asumió el gobierno nacional de Javier Milei y Kueider votó la Ley Bases para el Saqueo, pocos dudaban que ese voto fuera comprado. La secuencia siguiente mostraba el movimiento: romper con el bloque de Unión por la Patria y sumarse a Compromiso Federal, operar todas las leyes consecuentes, ser propuesto para hacerse cargo de la Side, ser nombrado por Villarruel para presidir la comisión de Asuntos Constitucionales, y terminar siendo propuesto por Karina Milei como candidato a senador de La Libertad Avanza por Entre Ríos para las elecciones 2025.
Pero venía dejando el rastro de bastante antes y es una expresión (otra más) de una concepción y una praxis de construcción de poder político. Empleado del Pami, electo concejal por del Partido Justicialista en la ciudad de Concordia a fines de los 90,designado coordinador general de la intendencia durante las gestiones de Gustavo Bordet (2008-2015) y secretario general de gobierno en el primer gobierno del mismo Bordet (2015-2019). Fue allí un hombre del poder de tres: Bordet (actual diputado nacional de Entre Ríos), su esposa Mariel Ávila (actual diputada provincial) y él (actual senador premio a la lealtad electo en 2019). Ese espacio de sueños compartidos (manejo cerrado de la estructura del Estado Provincial y conducción disciplinaria del PJ) dejó ya algunas evidencias: subordinación a varias de las medidas impuestas por el gobierno nacional de Mauricio Macri; toma de deuda facilitada por el operador de la banca y el PRO en la provincia: Rogelio Frigerio; primeras denuncias vinculadas aumentos patrimoniales y nepotismo; y permanentes rumores de amistosos acuerdos, que incluían política y negocios, con Frigerio.
Pero hubo más que eso, más profundo que eso. El vínculo con el poder real, el que representan las cámaras empresariales locales y foráneas; la relación con los medios de propaganda a los cuales creía ordenar; la obsesión cotidiana por encuestas de dudosa seriedad técnica pero suficientes para verse lindos en el espejo y construir la realidad que profetizaban, los fue incorporando al universo de sentido, y de proyectos de clase de la burguesía. Le llamaría «desplazamiento de conciencia»…, le ocurre a un obrero ¿no va a sucederle a Kueider invitado a participar del universos material y simbólico del poder verdadero? Entendió, dentro de esa lógica, por dónde moverse para «permanecer en el poder».
El problema, para Kueider, fue saber que ese poder real había tomado otra opción. Que continuaba armando y consolidando en la provincia su herramienta política: el PRO, y sus aliados subordinados de la UCR y grupos dominantes de la socialdemocracia entrerriana.
Tiempo antes de las últimas Paso, a raíz de que algunos funcionarios pasaban a las filas de Cambiemos, escribimos un comunicado titulado «Las ratas abandonan el barco», creo que no lo nombramos… no lo tengo a mano, pero todos sabíamos que Kueider era candidato número uno a dar el salto, y sabíamos a Bordet bastante menos valiente. Los lectores lo entendieron seguro.
Soñaban que alguna avanzada del modelo PJ Córdoba los iba a salvar. Ni copiar la estética y la semiótica les alcanzó. La alianza electoral «Más por Entre Ríos», de la que las y los comunistas fuimos parte, perdió la disputa. Hoy sufrimos el gobierno de Frigerio.
En la superficie hubo más también. El hombre ya del poder, días antes de las elecciones presidenciales salió a cuestionar a Alberto Fernández (tarea bastante fácil). Replicada la demanda por los medios de propaganda, reclamaba que los recursos de la represa Salto Grande queden «para los entrerrianos», lo cual AF había incumplido. Operación de campaña para Bulrich (en la puta vida imaginaba el triunfo de Milei). Finalmente, luego de subordinarse a Milei, le permitieron rasguñar un poquito de Salto Grande: puso algunos allí empleados en la estructura de poder. Caricias y regalos.
Nuestros compañeros de CoNaT Entre Ríos, en su publicación La Puebloneta, señalaron con acierto dos cosas: aún la traición de Kueider el PJ comarcal no iba a expulsarlo, lo cual efectivamente ocurrió (La Puebloneta, N° 1); y que se imponían nuevos entrerrianismos: kueidear y galimbertear (un radical comprado; son más fáciles, y baratos), como formas más complejas de borocotizar (La Puebloneta, N°13).
Lo ocurrido indica un sentido de hacia dónde se mueve nuestra disputa, con sus dificultades y contradicciones: la burguesía entrerriana, aliada y alienada por fracciones del gran capital, ocupa el poder del Estado en Entre Ríos, pese a los esfuerzos por armar una alternativa progresista y popular que les dispute. Su dinámica y agenda subordina y disciplina la mayor parte de la dirigencia política, cuya concepción es permanecer en lugares de conducción del Estado porque allí «hay poder». Ciertamente hay algo, nos equivocamos si banalizamos ese territorio de disputa, y para nuestras luchas de clases puede ser mucho, porque las definiciones que se toman implican nuestras posibilidades de comer y estar sanos. Kueider expresa un movimiento, no por corrupto, sino por el sentido hacia donde construyen las facciones dominantes del PJ entrerriano. Permanecer y ascender en la estructura del poder del Estado independientemente de para qué y quienes laburan es, en sí mismo, la muestra de una carrera exitosa. Pero, además, esa concepción de «éxito en el poder» se mueve con otro dispositivo: la rosca. La capacidad de negociación para ocupar espacios es la herramienta de ordenación política y en modelo de éxito independientemente de con quienes y de hacia dónde se mueve esa construcción.
Gran parte de la dirigencia del PJ que ayer cerró filas para no expulsarlo, y ahora seguramente lo haga, sigue soñando el modelo Córdoba. Pasa que de tanto blanquearse van a quedar transparentes. Ven a Frigerio o Macri y le miran los zapatos, y en confianza les preguntan por el perfume que usan.
Las y los comunistas, además de consolidar nuestra propia construcción como garantía de camino al socialismo, debemos poner estos temas en debate con el resto de las fuerzas políticas, pero especialmente con sectores del PJ, espacio en el que muchas y muchos compañeros peronistas entienden que deben dar sus luchas de clases. Plantear allí un programa básico de por dónde escapar al saqueo. No se trata sólo de cómo articular consensos, sino de definir el lugar y los mecanismos donde sea posible resolver las contradicciones.
Kueider es el caso del forro, otro caso más. Como el forro de los cuadernos, lucen hasta que es necesario cambiarlos. Hasta los forros telarañas pierden su lugar de clase si creen que son el cuaderno. Aún las caricias y los regalos, el poder real lo espera al otro lado del puente para entregarlo a leonera de la que era parte. Se va con él, momentáneamente, una forma y concepción del «hacer política»,… será hasta el nuevo forro que espera en la fila.