El Frente Pueblo logó hacer una buena elección el domingo pasado y desde esa construcción el Partido Comunista busca consolidarse. “Debemos ampliar la participación de los jóvenes”, reflexionó el responsable de Relaciones Políticas del partido puntano, Juan Larrea.
En la provincia de San Luis, la lista de La Libertad Avanza, encabezada por Mónica Becerra, se quedó con el 51,5 por ciento de los votos, con lo que aventajó al Frente Justicialista que postuló a Jorge Fernández y sumó el 33,4. Mientras que el Frente Pueblo, que entre otras fuerzas convocó al PC con una nómina de candidatos a diputados liderada por Héctor González Espíndola y con el dirigente comunista de Villa Mercedes Pablo Patiño en tercer lugar, consiguió casi un siete por ciento de las voluntades expresadas durante la jornada electoral.
¿Pero qué fue lo que dejó para el Partido Comunista este recorrido que tuvo un primer hito en las legislativas provinciales de mayo y que se cerró el domingo pasado con las nacionales? ¿Cuáles son las tareas y desafíos que se abren a partir de ahora? “Quedamos como tercera fuerza en el orden provincial por haber logrado un acuerdo político que permitió que dentro de los seis candidatos que se presentaban en la lista, tres fueran de orientación peronista y tres marxistas, de los que dos forman parte del PC”, explicó el responsable de Relaciones Políticas del partido puntano, Juan Larrea.
Tras lo que puntualizó que “esto significa para nosotros una representación importante en una provincia que es una de las tres en las que, desde hace muchos años, el PC sustenta su representación jurídico-política”, por lo que esta participación se inscribe “dentro del cumplimiento de nuestro plan táctico-estratégico; es decir, tener una táctica adecuada con la estrategia, que es construir un polo de atracción político lo suficientemente grande como para poder plantear transformaciones de fondo”, pero siempre “estableciendo un correlato con la táctica, lo que implica articular con otras fuerzas y poder tener una influencia concreta dentro de la sociedad”.
Por eso es que “hablar de casi el siete por ciento de los votos, de casi dieciocho mil votos, representa la construcción de una fuerza sólida”, recalcó Larrea y reflexionó que desde que Javier Milei asumió como presidente “nos planteamos como objetivo concentrar esta fuerza y la construcción de este frente político, lo que reclama tener un Partido con más fortaleza, sobre todo, dentro del movimiento juvenil, que nos permita disputar en ese sector que históricamente ha sido muy comprendido por la izquierda. Y advirtió que “este es un paso que nos falta dar”.
Al respecto, puntualizó que no se trata sólo de captar el voto juvenil, sino de “ampliar la participación de los jóvenes, tal como de alguna manera se ve en fuerzas que avanzaron en esa dirección, pero que no se está verificando en la medida de lo necesario dentro de la izquierda marxista”. Por lo que no dudó a la hora de insistir en que “esta debe ser una de las conclusiones más importantes”, ya que “si tenemos una fuerza política básica, que representa formar parte de un frente que obtiene el siete por ciento de los votos, un desafío central es ver cómo transformamos eso en una fuerza que tenga impacto, particularmente, entre la juventud”. Y sobre dicha tarea, hizo hincapié en que “esto no es nada extraño para el marxismo-leninismo, porque el impacto entre los sectores juveniles forma parte de nuestra esencia y está en nuestra historia”.
Precisamente la rica historia de la juventud comunista, que es también uno de los principales alicientes para su crecimiento en las condiciones actuales, tuvo al propio Larrea como uno de sus protagonistas en los años 60 y 70, cuando estudiaba y militaba en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca. “Tuvimos una buena experiencia por aquellos años dentro de la militancia universitaria”, recordó el dirigente del PC y sostuvo que “esto también se vio en los años inmediatamente posteriores a que se superara la dictadura de 1976, lo que permitió que llegáramos a nuestro 16 Congreso con una militancia juvenil relevante”. Pero, lamentó, “con los años eso fue menguando y ya durante este siglo este decaimiento se fue volviendo más notable”.
A partir lo cual invitó a “analizar esta dificultad no como una formalidad”, ya que “es un problema que impacta en el terreno electoral, también en el terreno de la organización juvenil, particularmente en las universidades y en la cuestión inherente a la movilización callejera”. De ahí que resulte clave “reflexionar acerca de cómo el PC interpreta a la juventud y cómo la juventud interpreta al PC para saber qué somos en la vida real de los jóvenes, que en muchos casos atraviesan situaciones agobiantes”.
En este contexto, Larrea denunció “el planteo terrorista ideológico terrible” que condicionó la elección del domingo a partir de la extorsión que durante los días previos formalizó Donald Trump, cuando prometió desatar el caos sobre Argentina si perdían los candidatos de Milei. “Muchos votaron por La Libertad Avanza a pesar de que saben que eso implicaba la destrucción de sus trabajos, sus salarios, su escuela, su universidad, su hospital y la jubilación de sus padres”. Y agregó que “pese a eso el temor generado por la amenaza de que todo se iba a caer coadyuva para que se diera el resultado electoral que se dio”, analizó Juan Larrea. En esta dirección, insistió con que “dieron vuelta la elección que en septiembre hubo en provincia de Buenos Aires a partir de la siembra de ese terrorismo dentro del ochenta por ciento de la población, que no gana un salario que le permita vivir decentemente, algo que afecta especialmente a la juventud”.