En un nuevo aniversario del asesinato de Rafael Nahuel, perpetrado por la Prefectura Argentina, Lucas Maliqueo, dirigente del PC de Bariloche, recordó que “su muerte es el reflejo de una historia larga y dolorosa” y que “el pueblo mapuche no es enemigo de nadie: es guardián de la tierra, defensor del agua, protector de los bosques”.
A ocho años del fusilamiento por la espalda de Rafael Nahuel, ejecutado por el grupo Albatros de la Prefectura el 25 de noviembre de 2017 en un contexto en el que la comunidad Lafken Winkul Mapu defendía pacíficamente su tierra en Lago Mascardi, Lucas Maliqueo —dirigente del Partido Comunista de Bariloche— señaló que “Rafael no cayó por azar, cayó porque se atrevió a defender la tierra, porque se negó a vivir arrodillado, porque eligió la dignidad de su pueblo frente al despojo”.
En un nuevo aniversario del asesinato que tiene como principal responsable a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich —por entonces funcionaria, en la misma cartera, durante la presidencia de Mauricio Macri—, Maliqueo reafirmó que “hoy levantamos la voz para recordar a Rafael” y recordó que “su muerte es el reflejo de una historia larga y dolorosa”. En efecto, su asesinato puso en evidencia la vigencia del rol del Estado Argentino en defensa de la gran propiedad, papel que desempeña “desde hace siglos persiguiendo, criminalizando y reprimiendo a los pueblos originarios”. En ese sentido, denunció que “la bala que atravesó la espalda de Rafael es la misma que atravesó generaciones enteras de mapuches, tehuelches y tantos otros pueblos originarios que fueron despojados de sus territorios en nombre del progreso y la propiedad privada”.
El dirigente barilochense del PC enfatizó que, pese a todo, “Rafael no murió en vano”. Y explicó: “su nombre se convirtió en bandera, en símbolo de resistencia, en grito de justicia. Rafael vive en cada comunidad que se levanta, en cada joven que se organiza, en cada mujer mapuche que defiende el territorio y en cada niño que aprende la lengua ancestral”.
“El pueblo mapuche no es enemigo de nadie: es guardián de la tierra, defensor del agua, protector de los bosques”, aseveró Maliqueo. Ampliando el argumento, subrayó que “su lucha no es solo por ellos, es por todos nosotros, porque sin tierra no hay vida, sin agua no hay futuro y sin memoria no hay justicia”. E hizo hincapié en que “reivindicar al pueblo mapuche es reivindicar la dignidad de quienes nunca se resignaron a ser invisibles”.
Una impunidad que garantiza negocios
Ocho años después del asesinato de Rafael, y pese al proceso judicial que se llevó a cabo, el crimen continúa impune. “Hoy denunciamos que la justicia argentina sigue siendo cómplice de la impunidad”. En efecto, Maliqueo recordó que “los prefectos que dispararon apenas recibieron condenas mínimas, mientras que las responsabilidades políticas de Patricia Bullrich y Mauricio Macri siguen intactas y no han pagadao por ellas”. En tal sentido, agregó que “ningún ministro, ningún funcionario, ningún gobierno asumió la culpa de haber ordenado la represión”. Por eso reivindicó que “la sangre de Rafael clama justicia y esa justicia aún no ha llegado”.
A la vez, en Neuquén, las comunidades mapuches enfrentan hoy un conflicto abierto contra el avance del extractivismo en Vaca Muerta. Maliqueo denunció que “la comunidad Kaxipayiñ y otras organizaciones territoriales han sido reprimidas y judicializadas por defender sus tierras frente al avance de YPF y las petroleras”. Como es habitual, coherente con la política histórica del Estado argentino, “los cortes de rutas, las denuncias por contaminación y la exigencia de reconocimiento jurídico son respondidos con desalojos violentos y criminalización, mostrando que el Estado sigue eligiendo proteger los intereses de las corporaciones antes que los derechos ancestrales”.
En esta línea coercitiva, “la represión frente a la Casa de Gobierno en Neuquén, con decenas de detenidos y comunidades que reclaman su personería jurídica, es otra muestra de esta política de negación”. Asimismo, continuó resaltando que “el pueblo mapuche exige ser reconocido como sujeto político y colectivo, con derecho a decidir sobre su territorio y su futuro”. Mientras que enfatizó que “la lucha en Neuquén es la misma que en Bariloche, la misma que en toda la Patagonia, una resistencia que no se rinde, que enfrenta al poder económico y político y que se hermana con todas las luchas contra el colonialismo y el genocidio”.
Si se trata de genocidio, el dirigente comunista de Bariloche remarcó que “no podemos dejar de ver que lo que ocurre aquí, en el sur de nuestro continente, tiene un eco brutal en otras latitudes”. En consecuencia, señaló que “así como el pueblo mapuche es perseguido y criminalizado por defender su territorio, el pueblo palestino sufre hoy un genocidio perpetrado por el Estado de Israel con el apoyo de sus aliados internacionales, entre ellos el gobierno de Milei, y es denunciado por organismos de derechos humanos y movimientos sociales en todo el mundo”. Maliqueo puntualizó que “la lógica es la misma: despojo, ocupación, represión y exterminio. La misma maquinaria que dispara contra jóvenes mapuches en la Patagonia bombardea niños palestinos en Gaza”.
Ante estos actos de barbarie, que dañan la dignidad del ser humano, “la memoria de Rafael Nahuel nos obliga a unir luchas”, remarcó con un claro sentido internacionalista. Y añadió que tales hechos “nos recuerdan que la resistencia no tiene fronteras, que la dignidad de los pueblos es universal, que la solidaridad entre quienes sufren la opresión es la única respuesta frente al poder que mata y calla”. Por todo ello, aseguró que “el pueblo mapuche no está solo, como tampoco lo está el palestino”. Por el contrario, “cada vez que gritamos sus nombres, cada vez que marchamos por justicia, cada vez que denunciamos la impunidad, estamos diciendo que la historia no terminó, que la resistencia sigue viva, que la dignidad no se negocia”.