Mientras los incendios devastan a la provincia de Córdoba, Martín Llaryora confraterniza con Javier Milei y la soja avanza, sin contratiempos, en autovía. “No es la naturaleza, es el cordobesismo”, dice el Partido Comunista de la provincia al realizar un análisis de la situación cuya génesis tiene mucho que ver con un diseño político y económico que se aplica desde hace ya bastante tiempo.
Al promediar la semana, acompañado por una comitiva y disfrazado de G&J, Javier Milei fue hasta Córdoba donde lo esperaba un solícito Martín Llaryora quien, a cambio de cero asistencia para enfrentar los incendios que devastan a esa provincia, le regaló una réplica del poncho del santo Cura Brochero y lo sacó a pasear en helicóptero durante algunos minutos.
A diferencia de lo que hizo cuando, en diciembre de 2023, estuvo en Bahía Blanca para decirle al intendente y al gobernador que se arreglen solos para superar el desastre que acababa de provocar un súper tornado, esta vez Milei no dijo nada, pero como en aquella oportunidad no dedicó un solo minuto para acercarse a los pobladores afectados o a los brigadistas y bomberos que desde hace dos semanas se juegan la vida para extinguir el incendio.
¿Pero quién es el que enciende las llamas que recurrentemente abrazan buena parte de esa provincia? “No es la naturaleza, es el cordobesismo”, dice el Partido Comunista de Córdoba a la hora de analizar una situación en cuya génesis tiene mucho que ver un diseño político y económico, en el que megaproyectos inmobiliarios y sojización van de la mano con el desfinanciamiento de los planes provincial y nacional de Manejo del Fuego.
Aunque este tipo de incendios no son nada nuevo en Córdoba, vale preguntar por qué es una de las provincias que mayor cantidad de hectáreas por año ven arrasadas por este tipo de siniestros que no padecen las zonas linderas de San Luis o La Rioja. “Hay dos actores que aparecen a la hora de dar una respuesta y ambos tienen que ver con el poder permanente cordobés: los agronegocios ligados a la industria alimentaria que tiene exponentes como Arcor o Aceites Deheza, y los desarrollistas inmobiliarios urbanos y rurales”, explica el titular del PC de Córdoba Federico Nanzer y añade que los dos están ligados, ya que “la plata que se obtiene por la soja, se invierte en vehículos y viviendas en Córdoba capital y otras grandes ciudades y barrios privados”.
En este sentido, otro factor que comenzó a jugar durante los últimos años, es la construcción de barrios privados en lugares ubicados en la zona serrana, donde siempre hubo monte nativo y fauna silvestre que ni siquiera eran utilizados para la agricultura. “Comienzan a construirse barrios de montaña y, en paralelo, avanza la sojización de la llanura cordobesa”, puntualiza Nanzer y aclara que “desde hace unos quince años, el paisaje de Córdoba se viene vistiendo de verde soja incluso en lugares donde históricamente no se cosechó otra cosa que maíz, en pequeños campos de montaña”.
Tras lo que hace hincapié en que “por lo general, en los lugares donde hay incendios, pocos años después aparecen estos emprendimientos privados de barrios de montaña”, algo que “no sólo llama la atención, sino que se ha convertido casi en una regla”, pese a que hay una ley provincial que prohibe que se cambie el uso del suelo en determinadas áreas, “pero en realidad previo a que se apruebe esa norma, se modificó el uso del suelo para habilitar emprendimientos agropecuarios en varios sitios”.
Así las cosas, en lo que va de 2024 ya son seis meses en los que se registran diversos focos de incendios y en el caso del que ahora mismo está en curso, en dos semanas, las llamas consumieron entre ochenta y cien mil hectáreas, por lo que -resalta Nanzer- “lo de ‘Córdoba bajo fuego’ que titulan muchos medios, no es una figura abstracta”, ya que los incendios afectaron viviendas y llegaron hasta el borde de ciudades como Capilla del Monte, La Cumbre y San Marcos Sierra, además de otros pueblos y localidades que tienen menos cantidad de habitantes. Y en este contexto, el fuego cruzó la autopista que une Córdoba con Carlos Paz que debió ser cortada durante varias horas.
“Los orígenes del fuego son siempre dudosos”, remarca Nanzer y recuerda que cada año acaban detenidas algunas personas a quienes se les imputa la autoría del foco inicial, pero las pesquisas jamás se escalan en la cadena de responsabilidades. “Así como está el copito detenido por el intento de magnicidio contra Cristina Fernández, pero la justicia no investiga hacia arriba, por los incendios caen algunas personas aunque nunca se acaba investigando para quién trabajaban, si para un pool inmobiliario o sojero y mucho menos si tienen que ver con el entorno del gobierno provincial”, lamenta.
Una de Cine Negro
Como en las películas de Cine Negro, si se quiere encontrar a los verdaderos responsables intelectuales de un crimen, hay que comenzar por determinar quiénes son los que salen beneficiados del hecho y qué es lo que hicieron para favorecer condiciones que llevaran a que tal delito fuera posible.
Y en este caso, un dato relevante es el que surge de analizar cómo se viene modificando el paisaje cordobés, por qué motivo se hace algo así y qué consecuencias tienen tales alteraciones. “Córdoba se ha caracterizado, durante los últimos años, por pavimentar todo y cada una de sus rutas”, puntualizó el titular del PC provincial y agregó que “el Peronismo a la Cordobesa, fundamentalmente en la versión de Schiaretti, es cementero, por eso metió pavimento por todos lados, hizo dos autovías de montaña que rompen por el medio la montaña para hacer unas rectas, donde antes había caminos con curvas que comunicaban a los poblados siguiendo la geografía natural”.
En esta lista aparece la autovía de montaña 38 que une Córdoba capital con Villa Carlos Paz y el resto del Valle de Punilla que está proyectada hasta Cruz del Eje y de ahí rumbo a La Rioja. También la que va desde Calamuchita hasta Villa General Belgrano, al tiempo que está en construcción la de Pampa de Achala, entre la capital provincial, el Valle de Traslasierra y la localidad puntana de Merlo. “Estos grandes corredores están pensados para atender las necesidades de la industria turística”, sostiene Nanzer y destaca que su construcción también se vincula con un viejo anhelo de la clase capitalista que actúa en Córdoba, que tiene que ver con “la salida de la soja hacia el Pacífico, vía Chile y Perú, por los puertos de Iquique y Valparaíso”.
Entonces va quedando claro por qué los comunistas de Córdoba acuñaron esa frase que indica que “no es la naturaleza, es el cordobesismo”. Y esto es así, porque “hay un modelo productivo con su correlato político depredador, vinculado a la economía primaria, al negocio agroalimentario inherente al monocultivo de la soja que como sabemos acaba haciendo estragos tales como la desertificación”.
Con este telón de fondo, resulta evidente que como recalca Nanzer, aunque “esto no quiera decir que el gobernador manda una brigada para prender fuego en los campos, hay un entramado productivo desde arriba hacia abajo que termina generando este tipo de situaciones”. Y, en medio de todo esto, están las brigadas comunitarias integradas por pobladores que se capacitan durante todo el año para controlar, mitigar y apagar incendios, que “son vecinos y vecinas que con elementos muy artesanales y precarios salen a combatir el fuego”.
Córdoba es la provincia que más bomberos tiene, entre los que son voluntarios y los profesionales que dependen de la policía, al tiempo que cuenta con un equipo de abordaje de catástrofes, el Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (Etac) que fue creado básicamente para poder atacar incendios, pero que también está capacitado para actuar en otro tipo de desastres. Pero nada de esto alcanza si persisten las causas estructurales que favorecen las condiciones para que cualquier foco acabe convirtiéndose en un incendio de magnitud catastrófica.
Así las cosas, aunque la gravedad de la situación lo amerita y pese al touch and go que hizo el presidente el miércoles pasado, se dilata la declaración de la Emergencia Nacional que ayer recibió media sanción del Senado y que con suficientes argumentos vienen demandando diferentes fuerzas políticas entre las que está el PC, junto a organizaciones sociales y ambientalistas. “Milei vino a Córdoba con su hermana, Patricia Bullrich y Petri, hizo un acting y fue recibido de una manera genuflexa por un gobernador que pertenece a ese Peronismo a la Cordobesa que fue bravucón para exigir a los gobiernos democráticos populares que cumplan con los acuerdos impositivos y de transferencia de recursos nacionales, que llevó a la Corte Suprema el reclamo por la Caja de Jubilaciones”.
Y con esos antecedentes cercanos, “ahora es complaciente con Milei a quien le votó la Ley Bases, el DNU 70/2023 y le va a votar el Presupuesto 2025”, mientras que “no hace presentaciones judiciales por los fondos que el gobierno nacional no envía desde el 10 diciembre, correspondientes a la Caja de Jubilaciones, el Transporte y el Incentivo Docente”.
Pero mientras siguen los incendios vale preguntarse por qué motivo Llaryora exteriorizó tanto gesto de agradecimiento hacia un presidente que, hay que reiterarlo, no llevó a Córdoba ni una botellita de agua mineral ¿Pero acaso podía esperarse otra cosa?
Entonces queda claro que, más allá de quien haya encendido el primer fósforo, los recurrentes incendios que sufre Córdoba responden a cuestiones que bien podrían solucionarse con otra mirada socioeconómica y política, algo que es absolutamente improbable que suceda con un tándem como Milei y Llaryora.
“A todas las razones que denunciamos se suman la desertificación, el calentamiento global y el cambio climático que Milei acababa de negar que existe cuando se dirigió a la Asamblea de la ONU”, remarcó Nanzer y recordó que ante ese escenario, el mandatario de nuestro país definió que Argentina ya no adhiere a los Objetivos del Milenio y a la Agenda 2030, porque “se baja de ese ‘colectivismo socialista’”, algo que deja en claro que los incendios que afectan a Córdoba, también “tienen que ver con Milei y el culto de fe libertario-negacionista que él tiene entre sus principales dogmas”.