Una patota intentó romper una asamblea en la UnQui. “Fue un acto premeditado”, denunció desde el MUI, Uma Rey, y el integrante del Centro de Estudiantes la Escuela Técnica de esa universidad, Marcos Medina fue claro al recalcar: “No pasarán contra nuestros derechos y nuestro futuro”.
Si alguien quiere saber en qué usa el esquema de gobierno los fondos reservados, ahí puede tener la respuesta. También si algún desprevenido pretende enterarse qué destino tiene la plata que arteramente saca de los bolsillos de los jubilados, del sistema sanitario, la asistencia social e incluso de las universidades. Porque es muy probable que al menos una parte vaya a parar a financiar bandas como la que al más puro estilo de los Freikorps de Alemania de Weimar, irrumpió ayer en la sede de la Universidad Nacional de Quilmes (UnQui) para intentar romper una asamblea de estudiantes.
Nada hubo de casual, tampoco de improvisado. Lejos de eso el accionar de esta patota exhibió capacidad logística y que actuó con premeditación y planificación para perpetrar lo que en sí mismo y más allá de la lectura política que deba hacerse sobre el caso, configura ni más ni menos que un delito. Porque meterse en una universidad con el sólo fin de intentar alterar la vida de la comunidad académica, vulnera la autonomía universitaria, pero si además para perpetrar tal acto se ataca con un arma de agresión no letal como es la que dispara gas pimienta, se está ante la comisión de un delito que el Poder Judicial debería investigar, esclarecer y condenar.
Y esto es lo que pasó ayer por la tarde en la Universidad Nacional de Quilmes, cuando una patota que responde al esquema político que lidera Javier Milei, compuesta por alrededor de treinta individuos, ingresó a la sede universitaria con el propósito de romper la asamblea que en ese momento los estudiantes llevaban a cabo para decidir si continuaba la toma que, como en la mayoría de las universidades, vienen realizando para exigir que el gobierno nacional cese con el feroz recorte que perpetra contra el financiamiento del sistema educativo.
En esas circunstancias, estos Freikorps del milésimo, atacaron a los estudiantes arrojando gas pimienta, lo que provocó lesiones oculares y cutáneas en varios alumnos que debieron ser hospitalizados. Por este hecho los estudiantes y el gremio no docente Atunq presentaron una denuncia en la comisaría de Bernal, y horas más tarde se hicieron presentes en el lugar el jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, para repudiar el ataque y apoyar a la comunidad universitaria.
Según pudo saberse, casi en simultáneo hubo un episodio similar durante una asamblea que llevaban adelante estudiantes de la Universidad de José C. Paz, pero en ese caso, todo no pasó de un conato, ya que los propios alumnos lograron aislar y sacar del lugar a los agresores antes de que pudieran perpetrar el ataque.
La jornada había comenzado con la actividad habitual de la universidad y con la realización de una asamblea por la mañana, que transcurrió sin inconvenientes, en la que alrededor de 120 estudiantes ratificaron la decisión de mantener la toma y decidieron efectuar actividades de difusión y de tipo artístico para acompañar el mensaje que intenta transmitir la medida que adopta una abrumadora mayoría de la comunidad universitaria del país.
“Fue un acto democrático que se hizo en medio de un ambiente plenamente pacífico”, recordó desde el MUI de la UNQui, Uma Rey, al referirse a asamblea que iba a tener un segundo capítulo por la tarde para que pudieran expresarse los alumnos que concurren en el turno vespertino, “pero ya con el correr de las horas, se vio ingresar a personas desconocidas para la universidad, que entraban encapuchados y se reunían en grupos, y aunque estábamos alertados de que algo así podía suceder, esperábamos poder tener una asamblea pacífica en la que cualquier estudiante de la UnQui que quisiera, pudiera tomar la palabra, ya sea que esté a favor o en contra de la toma”.
Pero cuando iba a comenzar la asamblea, uno de los integrantes de la patota utilizando un megáfono, comenzó a proferir amenazas y agresiones contra los estudiantes, indudablemente para buscar generar “un clima violento y caótico”, por lo que los propios alumnos votaron por unanimidad “que esas personas que no son de la universidad, no participaran de la asamblea”, tras lo cual se los invitó a retirarse.
En tales circunstancias, hubo algunos empujones y al menos uno de los miembros de la patota comenzó a disparar gas pimienta que impactó en la cara y particularmente en los ojos de algunos de los alumnos que estaban cerca, al tiempo que otros recibieron el rocío de ese componente químico en sus brazos, lo que les provocó lesiones cutáneas.
Mientras los alumnos reducían al atacante, le secuestraban el aerosol de gas pimienta y lo sacaban del edificio, otro grupo de la banda mileísta comenzó a arrojar el mismo producto en medio de la asamblea, provocando heridas a una joven militante de Franja Morada que debió ser asistida por el Same, en tanto que otros estudiantes tuvieron que ser trasladados por una ambulancia hacia un hospital.
“Este acto atentó contra todos los que estábamos en la asamblea y en la universidad, porque tiraron el gas pimienta dentro de un pasillo que comunica con aulas que debieron ser evacuadas, porque quienes estaban cursando en ellas también se vieron afectados”, relató Uma Rey y denunció que la agresión afectó “a docentes, no docentes y a todo el estudiantado”.
Pero una vez que la patota fue expulsada de la universidad, la asamblea pudo llevarse a cabo sin más sobresaltos. “Todos pudieron expresar sus opiniones y, por supuesto, ante el ataque que sufrimos, la decisión de la toma se fortaleció de manera bastante unánime”, puntualizó Uma e insistió con que los agresores “entraron encapuchados y separados, y recién una vez adentro se juntaron, lo que habla de una premeditación clara: no se trató de personas a las que se les ocurrió venir a hablar y reaccionaron porque algo no les gustó, esta gente vino preparada para realizar lo que realizó, supongo que con la intención de impedir que podamos hacer la asamblea”.
Pero no pudieron cumplir con su objetivo, ya que la asamblea se consumó y en ella se pudieron escuchar voces como la del integrante de La Fede y del Centro de Estudiantes de la Escuela Técnica de la UnQui, Marcos Medina, quien en un encendido discurso reflexionó: “Qué vergüenza debe ser sentirse libertario, nosotros los pibes, salimos de la cursada, nos organizamos y vinimos hasta la asamblea para luchar por nuestro futuro y nuestros derechos y nos dicen violentos… pero nosotros no venimos con un gas lacrimógeno a una asamblea, venimos organizados para luchar por nuestros derechos… que vergüenza ser libertario y tirarle gas pimienta a pibes que vienen a luchar por su futuro, por eso la consigna es ‘¡No pasarán!... no contra nuestros derechos y nuestro futuro, porque organizados vamos a construir un plan de lucha”.
Así las cosas y con todos los recaudos del caso, durante la noche la toma siguió sin dificultades y hoy los estudiantes brindaron una conferencia de prensa para difundir lo sucedido. Se prevé que la medida continúe al menos hasta el viernes y que mañana miércoles tenga lugar una asamblea en la que se espera diseñar una hoja de ruta que, entre otras cosas, contempla el dictado de clases públicas y actividades culturales, mientras que el jueves en el marco del paro convocado por los gremios universitarios, la toma se va a mudar a la calle, frente al edificio de la UnQui, donde se van a realizar diferentes actividades culturales.