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Política
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Milei y Bulrich, dos caras de un mismo bloque ¿1984, la distopía se hace realidad? ¿Unidos por el espanto? Mejor hablemos y actuemos sobre aquello que es evidente.

“Vivimos en un continente siempre al borde del suicidio o de la insurrección”. Esta definición del antropólogo brasilero Darcy Ribeiro, ayuda a comprender con bastante claridad la coyuntura que atraviesa nuestro país, donde la incertidumbre aparece como causa y efecto de aquello que con suficiente contundencia se manifestó en el resultado de las Paso celebradas el domingo 13.

No es novedad que en Argentina los intereses de la clase capitalista son absolutamente funcionales a aquellos del imperialismo, fundamentalmente, estadounidense ¿Pero será acaso que el resultado de las Paso expresa el final de un recorrido en el que la colonización de la subjetividad popular, provocó una suerte de consenso dócil propiciatorio de una pulsión dependentista que hizo que alrededor de la mitad de quienes fueron a votar, hayan optado por candidaturas que abiertamente proponen destruir derechos adquiridos por el universo del trabajo, así como vulnerar derechos de ciudadanía?

La fórmula Milei-Villarreal se quedó con el treinta por ciento de los votos y sumado al otro actor del bloque de representación política que durante la campaña pugnó por ocupar el espacio que va del centroderecha hacia la ultraderecha, el resultado da 58 por ciento. El podio que se completa con un escaso 27,3 de Unión por la Patria (UP), habla en el que ambos bloques de representación política pelean entre ellos, al tiempo que lo hacen en una suerte de esquema confederal que se verifica hacia el interior de cada uno.

Este fenómeno se visualiza con más claridad en el caso de bloque en el que Milei y Patricia Bullrich van a disputar su próximo round, pero también aparece hacia adentro de UP donde gobernadores e intendentes pelearon con los dientes apretados por defender sus propios territorios, pero todavía deben demostrar que son capaces de fidelizar esos votos en las Presidenciales.

Lo cierto es que sea lo que fuere y más allá de lo que pueda estar pasando en el universo de las cúpulas, la militancia partidaria y los factores de poder corporativo que inciden en el esquema de representación política, algo parece haberse movido en la subjetividad popular y esto es lo que tomó por sorpresa a muchos.

A la hora de pensar en esa subjetividad popular, no puede obviarse un escenario en el que casi la mitad de los trabajadores se ven obligados a desempeñarse en condiciones de informalidad e incertidumbre y en el que, incluso, a buena parte de los que están conveniados no les alcanza el salario para estar por encima de la línea de la pobreza. Y que esta característica se pronuncia más entre el segmento etáreo que va de los dieciséis a los treinta años, que donde La Libertad Avanza pescó como si lo hiciera en una pecera.

Aunque este sea quizás el más acuciante, lejos está de ser el único problema que aparece en la cotidianeidad donde articula con otros como la inflación y la inseguridad. Y queda claro que si se hace ingeniería inversa con cualquiera de estos tópicos, va a aparecer el condicionante que significa la situación de drenaje de riquezas y delegación de soberanía que implica el Stand-By contraído por la presidencia Macri con el FMI.

Se trata de un punto central. Pero quienes están hoy en La Rosada, nunca tomaron como cuestión de gobierno la tarea de investigar por qué sus antecesores inmediatos volvieron a sobreendeudar a los argentinos con el FMI y tampoco a dónde fue a parar el producto del Sand-By. Lejos de eso, se resignaron a la denuncia formal que ahora mismo duerme en el despacho de la jueza María Eugenia Capuchetti (Ver Deuda, elecciones…¿y después?).

Asumir como propia la necesidad de investigar, hubiera llevado necesariamente a que el Gobierno se parase de otra forma ante el FMI, lo que implicaría abrir una puerta que las fuerzas que hegemonizaron el Frente de Todos no estaban dispuestas a traspasar. Es que aunque se magnificaron por las consecuencias de la pandemia, la guerra en Europa y la sequía, la delegación de soberanía económica y financiera con el Fondo es clave para explicar el origen de los principales problemas concretos que diariamente acucian a la mayoría de los argentinos.

En este torbellino y favorecido por el corrimiento del Gobierno, fueron las usinas massmediáticas de la derecha corporativa y política quienes tuvieron la astucia suficiente como para construir un discurso que, con habilidad, resignifica cada uno de estos graves problemas que justificadamente provocan malestar social, para definir que el problema público no es otro que la política, algo que en boca de Javier Milei se sintetiza en eso de “la casta”.

En este punto, cabe reflexionar que en un momento en el que una crisis como la actual provoca profunda incertidumbre, fue este relato el que consiguió exponer respuestas a este abanico de problemas que promueven un estado de hastío social que, por supuesto, es alimentado por la industria massmediática dominante. Y queda claro que aunque sólo van a empeorar los problemas a los que pretenden responder, se trata de postulados que interpelan y calaron hondo en buena parte del universo del trabajo.

 

1984

 

¿Cómo es posible que -como dice el gobierno- haya subido la ración de chocolate si esta semana recibí treinta gramos y la semana pasada cuarenta? Esto es lo que se preguntaba Winston Smith, que es el personaje principal de la novela de George Orwell, 1984. Y lo hacía porque comenzaban a hacerle ruido algunas cosas que hasta entonces había admitido sin cuestionar.

Para explicar esto el autor echó mano a un mecanismo original, algo que llamó Doble Pensar por el que, aunque la constatación empírica decía que había menos chocolate arriba de la mesa, todos aceptaban y estaban convencidos de que la ración se había incrementado ¡Y no lo hacían para evitarse problemas o quedar bien con el gobierno, sino porque se lo creían!

Para apuntalar su ficción, Orwell recurre a algo que denomina neolengua, una forma basada en la degradación del idioma. Una retórica de discursiva hueca, un lenguaje retórico plagado de tópicos que se repetían hasta el hartazgo. Y esa era una clave central: su propia pobreza le daba fuerza porque cualquiera podía hacer suya la neolengua sin necesidad de reflexionar ni un poco sobre lo que estaba repitiendo.

Es interesante releer 1984 en los días que corren, cuando a fuerza de repetir y repetir cosas como “La casta” y “El cambio”, se quedaron con el 58 por ciento de los votos, dos expresiones del espacio de representación política cuyo programa, protagonistas y mentores están entre los principales responsables de los peores procesos de sobreendeudamiento que sufrió Argentina.

En el caso de la fórmula Milei-Villarroel la cosa es todavía más extrema, ya que consiguieron votos en un universo transversal que incluye una notable cosecha en barrios empobrecidos, en los que logró hacer prevalecer la idea de que problemas sumamente complejos pueden resolverse de manera simple. Entonces, si los precios de la comida suben y suben, antes que pedirle explicaciones a quienes los forman, es mejor aceptar que todo se soluciona con la dolarización.

Todo esto que se parece tanto a esa neolengua no tiene que ver con extravíos electorales de personajes como Milei, Macri, Cavallo o Bullrich, sino con la aplicación de una herramienta medular a la que echa mano el capitalismo que en un estadio de su crisis, como el que atraviesa aquí y ahora, no puede ocultar su esencia patológica que despliega con total impunidad -entre otras herramientas- por medio de la massmedia y la industria cultural hegemónica que trabajan para generar incertidumbre.

Por eso una de las claves de la hora está en evitar caer en la telaraña de incertidumbre que se propone y, para ello, nada mejor que hablar sobre lo evidente, pero también actuar sobre aquello que es evidente. Y, como comunistas, tenemos herramientas propias para hacerlo, porque del otro lado lo que va quedando es incertidumbre y cada vez menos chocolate sobre la mesa.

 

Lo que une es el espanto

 

La semana que siguió a las Paso fue de una verdadera mileimanía. El líder de La Libertad Avanza, se convirtió en figura excluyente de las pantallas de la massmedia dominante en las que cabeceó cada centro que, con inusitada precisión, le tiraron las principales estrellas del prime time.

Mientras tanto y antes de irse a Marruecos para participar en un torneo de bridge, Mauricio Macri usó toda su gestualidad a la hora de reclamar el liderazgo del bloque de representación política de derecha hacia la ultraderecha y, más aún, la paternidad sobre la criatura que nació el domingo por la noche.

Este es un dato que resiste, incluso, las chicanas que durante la semana que pasó se prodigaron cambiemitas y liberticidas. Milei volvió a recalcar que, dentro de su universo distópico, Macri no es parte de “la casta” pero, reiteró, que sí lo son los científicos y toda la estructura científico-tecnológica del país, como también el Instituto Nacional de Cinematografía y los sistemas públicos universales y gratuitos de Educación y Salud, entre otras cosas.

Pero no sólo eso. Envalentonado, Milei prometió que si es Presidente, Argentina va a dinamitar el Mercosur y a romperlas relaciones Estado-Estado que existen con la República Popular China (RPCh), al tiempo que en coincidencia con lo aseverado por Patricia Bullrich, hizo hincapié en que la hoja de ruta de las relaciones internacionales de nuestro país, se focalizaría en el eje Israel-EE.UU.

La dimensión económica de este postulado es sumamente grave, ya que aún con todas las dificultades del caso, el Mercosur es el principal bloque económico de nuestra región y en él está Brasil, que es el primer socio comercial de Argentina, mientras que el segundo no es otro que China. En declaraciones a la agencia Bloomberg, Milei prometió que va a romper relaciones con Brasilia y Beijín porque no haría “pactos con comunistas”.

Queda claro que, entre otras cosas, el candidato liberticida no perdona a Luiz Inácio Lulua Da Silva por haber resistido y derrotado electoralmente a su amigote Jair Bolsonaro. Ese fue un mal ejemplo para quien pretende convertirse en el adalid de la clase capitalista que actúa en Argentina, como también lo es la RPCh, que cuestiona al sistema capitalista al demostrar que es posible sacar de la pobreza a novecientos millones de personas transitando una vía socialista (Ver Una BricsA fresca antes de las Paso).

Y todo esto que propone La Libertad Avanza, cuenta con la bendición del FMI que aunque debe estar contento con la promesa de un ajuste superior al pautado con el actual gobierno, por las dudas también citó a Bullrich, quien para evitar volver a hacer el ridículo mandó a Carlos Melconian.

Pero lo cierto es que en esta historia Macri tiene la vaca atada. Sabe que para el Fondo el garante es él, pero también que en caso de que llegue a La Rosada, Milei va a necesitar gobernabilidad y equipos técnicos, esto es, una estructura de la que hoy carece La Libertad Avanza.

Hasta ahora Milei fue el matón del barrio que disciplina y amenaza, pero trabajando al servicio de la mafia ¿Podrá convertirse en el capo mafioso? Por ahora, al mejor estilo Corleone, Macri ofrece acobijarlo bajo su ala, habrá que ver cómo continúa esta historia.

Por su parte, algo descolocada, Patricia Bullrich tiene ante sí la compleja tarea de contener a los votantes de Horacio Rodríguez Larreta y evitar que haya filtraciones desde su núcleo duro hacia La Libertad Avanza, en tanto deglute el amargo bocado que representa el filtreo de Macri con Milei. Veterana saltimbanqui, sabe que en este asunto de la democracia liberal burguesa, nada es personal, sólo son negocios.

Y con este telón de fondo, con devaluación pos electoral incluida, Unión por la Patria pasó una semana haciendo control de daños y espera que lo que traiga Sergio Massa de su visita a Washington, alcance para acomodar lo mejor posible las variables macroeconómica de manera tal de encarrilar una campaña electoral que se volvió cuesta arriba.

En medio de mensajes a veces contradictorios, desde UP se dejó saber que muchos piensan que el voto a Milei aparece bastante consolidado, pese a lo que se tienen esperanzas de poder picotear algo de ese universo, sobre todo a partir de la lectura que se hace acerca del comportamiento electoral que hubo en territorios donde hace poco se impuso el espacio que ahora postula a Massa, en comicios provinciales y municipales.

¿Pero alcanzaría con cambiar algunos votos que favorecieron a La Libertad Avanza? La gran apuesta que hace UP es seducir a quienes habrían quedado desencantados con el triunfo de Bullrich en la Paso de Juntos por el Cambio. “Cuando se vota a presidente, se vota a personas no a la suma de las fuerzas políticas”, sostuvo ayer el postulante de UP e invitó “a compartir el sueño de los que votaron a Grabois, pero también a quienes lo hicieron por Horacio y que no comparten la idea del todo o nada que planteó Bullrich”. Lo hizo en declaraciones al diario Clarín en las que también puntualizó que si el 10 de diciembre se convierte en Presidente, va a convocar “a un gobierno de unidad nacional” que integraría a partir de un gabinete con “radicales y peronistas que hoy no están en el PRO”.

  

Coyuntura, táctica y estrategia

 

La coyuntura impone una agenda electoral que incide de forma determinante en el camino táctico que se pueda trazar, en pos de la posibilidad de construir herramientas que sean capaces de permitir alcanzar un objetivo estratégico, como lo es derribar el acuerdo con el FMI.

Porque como están hoy las cosas, a partir de la renegociación que hizo el actual gobierno, la delegación de soberanía es económica y financiera, pero tal como lo explicitan sin pudor Milei y Bullrich, si ese bloque de representación entra a La Rosada, la delegación de soberanía va a ser también política y nacional.

En este contexto, los más de un millón cuatrocientos mil votos que logró la precandidatura de Juan Grabois, que entre otras fuerzas sumó al Partido Comunista, le dan volumen suficiente a una serie de demandas cuya resolución tiene un carácter urgente y que pueden materializar de forma clara aquellos rasgos que, desde lo simbólico, marcan la diferencia entre ambos bloques que se van a ver las caras en las Presidenciales de octubre.

Porque está claro que el espacio que ahora es UP, debe hacer una profunda autocrítica de lo hecho desde el gobierno, pero también lo está que la mejor manera de hacerla es corrigiendo lo que se hizo mal. Si bien es imposible que en dos meses se pueda enmendar lo hecho por una gestión que lejos está de caracterizarse por sus virtudes, hay respuestas que La Rosada puede y debe dar de manera inmediata.

Fundamentalmente se tienen que materializar en acciones vinculadas a la recuperación salarial de trabajadores activos conveniados y no conveniados, así como de jubilados, pero asimismo en aquellas inherentes al control de precios y sanción a quienes por medio de una estrategia de integración vertical y horizontal, construyen una posición dominante desde la que imponen los precios que disparan la tasa de maximización de rentabilidad de sus corporaciones empresariales, mientras achican el bolsillo y el plato de comida de los trabajadores.

Entonces, en esto de ponerle el cuerpo a la materialización de respuestas favorables a estas demandas urgentes, es donde se presenta también una oportunidad de articular con otras fuerzas en la tarea táctica que representa la reorganización de la lucha de clases. Y de esto va lo de hablar y actuar sobre lo que resulta evidente como mecanismo para desnudar eso del Doble Pensar.

Como para ponerlo en negro sobre blanco: si el tándem Milei-Bullrich dice que va reventar el Banco Central y amenaza con dolarizar, que el Gobierno ponga pesos en los bolsillos de los trabajadores y los haga valer aplicando en serio todas las herramientas punitivas de que dispone para evitar la remarcación de precios.

Y cuando sin pudor exhiben su actitud negacionista, vale la pena volver a hacer hincapié en el sentido histórico que continúa teniendo a cuatro décadas del retorno a la institucionalidad, la dictadura que se instaló en marzo de 1976, apadrinada por grupos económicos que son más o menos los mismos que hoy concentran alrededor del ochenta por ciento de la facturación (Ver Bullrich, el Blindage y el Proceso y La clase capitalista no va al Paraíso).

Porque hablar y actuar sobre lo evidente, aunque sea a escala de las posibilidades que quedan hoy y aquí, sería como comenzar aunque sea un poquito a acomodar los melones de la canasta, esto es, empezar a construir desde abajo. Pero también, hacerlo, representa actuar desde una actitud pedagógica, algo que tiene que ver con la organización y lucha colectiva, es decir la construcción de poder popular en espacios que son capaces de conjugar formas crecientes de democracia política y económica. Y, por lo tanto, masa crítica.

Ya que como comunistas debemos asumir la necesidad histórica de construir soluciones diferentes a las del sistema capitalista, pero también tenemos una clara postura moral y ética que nos impone tomar una posición frente a la amenaza cierta de que un bloque de representación política que expresa una suerte de fascismo del siglo 21 se haga con las herramientas del Gobierno.

Por eso se vuelve preciso encarar la doble tarea que conlleva trabajar desde la coyuntura, sin perder de vista la mirada táctica y estratégica. Y actuar en consecuencia ante este nuevo episodio de lucha de clases.