Mikhail y Aleksander fueron secuestrados por el régimen de Kiev. La Federación Mundial de la Juventud Democrática que ahora vuelve a exigir la aparición con vida y liberación de ambos.
Pasaron más de 260 días desde que integrantes de los Servicios de Seguridad del régimen Kiev secuestraron al secretario general de la Unión de la Juventud Comunista Leninista de Ucrania, Mikhail Kononovich, y a su hermano Aleksander.
Fue durante las primeras jornadas posteriores al inicio de la operación militar especial con que Rusia respondió al pedido de ayuda que le hicieron las autoridades de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk.
En ese contexto, el gobierno encabezado por Volodímir Zelenski profundizó su estrategia represiva, lo que entre otras cosas, llevó a que sus servicios secretos, las SBU, asesinaran a Denis Kireyev, quien era miembro del equipo negociador de Ucrania que poco antes había participado en la primera ronda de conversaciones con su contraparte rusa.
Entre quienes denunciaron rápidamente de los hermanos Kononovich, está la Federación Mundial de la Juventud Democrática que ahora vuelve a exigir la aparición con vida y liberación de ambos. “Tras meses de abusos, torturas y violación de sus derechos en un centro de detención de Kiev por una falsa acusación con un claro motivo ideológico, insistimos en que la única solución es su liberación incondicional y el fin de la represión y persecución política de nuestros camaradas”, recalca e insta “a toda la juventud antiimperialista y antifascista a redoblar su solidaridad”.
La persecución que pone en la mira a los comunistas ucranianos no es nueva. Durante 2015, a poco de que fuera perpetrado el golpe de Estado que se cargó al gobierno de Víktor Yanukóvich, el ejecutivo encabezado por Oleksandr Turchínov, prohibió toda actividad a los tres partidos comunistas que entonces existían en Ucrania.
Pocos meses antes, el golpe de Estado que nació del pustch protagonizado por las bandas fascistas del Maidán, perpetraba uno de sus episodios más crueles con la Masacre de Odesa del 2 de mayo de 2014, cuando paramilitares fascistas asociados a fuerzas policiales, cercaron a trabajadores que resistían al golpe en la Casa de los Sindicatos de esa ciudad.
Después de atacar el edificio durante varias horas con armas de grueso calibre, lo incendiaron. A quienes intentaban escapar del fuego los remataban con disparos. El saldo es de más de cincuenta personas asesinadas y alrededor de 250 heridos.
Vale recordar que las bandas del Maidán actuaron financiadas por la Unión Europea (UE) que, además, hizo lo propio con el golpe de Estado que acabó con la presidencia de Yanukóvich, entre otras cosas, porque el mandatario se negaba a abrir la economía ucraniana a los intereses multinacionales patrocinados por la UE que no es otra que ahora se rasga las vestiduras y sanciona a Rusia.