El gobierno nacional avanza con una ofensiva sin precedentes contra la cúpula de la AFA, arriesgando incluso la participación argentina en el Mundial 2026. Mientras, la asociación rectora del fútbol argentino enfrenta acusaciones de prácticas que le dan la espalda al federalismo y de una doble vara en las crisis institucionales de los clubes.
Estudiantes de La Plata consiguió un doblete histórico (Clausura y Trofeo de Campeones), tras vencer a Racing en los penales y lograr una remontada ante Platense que terminó 2-1. La caracterización de “histórico” se fundamenta en el contexto de las controversias legales y políticas que envuelven a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con el club presidido por Juan Sebastián Verón, quien lanzó durísimas acusaciones contra Claudio "Chiqui" Tapia y su segundo, Pablo Toviggino.
En este contexto, los acusó de mantener un "status quo" dictatorial, de entregar "migajas" a los clubes para mantenerlos cautivos y de frenar el crecimiento institucional. Su crítica más explosiva fue vincular una sanción económica y una inhabilitación en su contra con una represalia política, advirtiendo que no era "descabellado" que buscaran el descenso de Estudiantes, tras el gesto de los jugadores de dar la espalda en el pasillo a Rosario Central –protestando por un título de Liga otorgado en una oficina–.
Lejos del análisis de Verón, y a pesar de que la corporación periodística deportiva advertía que el equipo debía mantener la guardia alta después de un historial reciente de errores arbitrales, Estudiantes no fue perjudicado en ninguno de los dos partidos y terminó siendo un justo ganador. ¿Se impuso el juego ante los hilos del poder?
Aunque, simbólicamente, cuando se habla de fútbol en Argentina últimamente la noción de lo que es “el poder” podría entenderse como una referencia a Tapia y al poder de la AFA, poco se menciona cómo el presidente Javier Milei y su séquito de cipayos manifestaron su apoyo a Estudiantes –más bien a Verón– por su cercanía para impulsar las Sociedades Anónimas Deportivas. Una actitud baja y lamentable, teniendo en cuenta que está usando la exitosa gestión de una sociedad civil como vidriera para la privatización de los clubes.
Por su parte, el presidente Javier Milei ha escalado su confrontación con Claudio "Chiqui" Tapia y el tesorero Pablo Toviggino a un nivel de máxima tensión. La Inspección General de Justicia (IGJ) intimó a la AFA y a la Liga Profesional a rendir cuentas desde 2017, exigiendo sumas millonarias (más de US$ 111 millones y US$ 340 millones, respectivamente). La AFIP amplió una denuncia penal por retención indebida de tributos, elevando el monto a más de $19.300 millones.
Milei dejó en claro que no habrá "amparo" para los dirigentes si cometen delitos. A través de la senadora Patricia Bullrich, el gobierno llevó una denuncia contra Toviggino al Tribunal de Ético de la CONMEBOL.
Las causas judiciales abarcan desde la sospechosa adquisición de propiedades de lujo (como una estancia con helipuerto en Villa Rosa, partido bonaerense de Pilar) hasta esquemas de triangulación financiera que involucrarían a al menos 18 clubes.
¿Seguirá el gobierno su ofensiva, arriesgando una intervención, o se detendrá ante el inminente Mundial 2026? La FIFA prohíbe terminantemente la injerencia estatal en las federaciones miembro. Una intervención directa podría ser el argumento para excluir a la Selección Argentina del próximo mundial, un escenario que ya se especula en medios de Argelia (su rival en el Grupo J) y Europa.
Tapia corrido por derecha y por izquierda
La gestión de Tapia enfrenta críticas estructurales que desnudan, según sus detractores, una brecha entre el discurso federal y la práctica. El caso de Santiago del Estero como sede recurrente de finales (como la de Estudiantes vs. Racing) es emblemático.
Esta tensión se replica en la política de venta de entradas, donde se critica que sponsors como Tarjeta Naranja tengan prioridad sobre los socios e hinchas, contradiciendo el discurso de "priorizar a la gente". Se esgrimen problemas de distancia, calor extremo, conectividad aérea deficiente, falta de hotelería y altos costos, argumentando que la provincia norteña "no está preparada".
Las autoridades santiagueñas rechazan este diagnóstico, lo consideran centralista y destacan el impacto económico regional. Al fin y al cabo, es una pulseada por el federalismo real en la distribución de los grandes eventos. Pero si hablamos de Santiago del Estero, no se puede dejar de mencionar la influencia que tiene Toviggino como hombre de negocios en el fútbol y la política. Si fuera una cuestión de hacer el fútbol más federal, no todas las finales irían a la misma provincia, por lo que la AFA no deja de flaquear en sus argumentos de “federalización del fútbol”.
La doble vara y la crisis en los clubes: El caso San Lorenzo como síntoma
La crisis de gobernabilidad no es solo a nivel federativo, sino que se reproduce en los clubes. El caso de San Lorenzo expone una aparente inconsistencia en la actitud de la AFA.
Se ha criticado que la dirigencia de Tapia y Toviggino actuó con celeridad para suspender a Juan Sebastián Verón de su cargo en Estudiantes por una queja, aplicando el estatuto. Sin embargo, ante la grave crisis institucional de San Lorenzo –donde su presidente Marcelo Moretti está procesado por administración fraudulenta y el club fue declarado en acefalía–, la AFA no muestra la misma premura . En el contexto de la mayor crisis institucional de los últimos años, San Lorenzo definió la fecha de elecciones anticipadas para el 30 de mayo de 2026, tras declararse la acefalía tras el cese de Marcelo Moretti como presidente. Como parte de la transición, Sergio Costantino fue elegido presidente transitorio tras superar a Matías Lammens en la votación de la Asamblea Extraordinaria
Tuvieron que pasar varias semanas, mientras, Moretti, con su defensa, impugnó la acefalía bajo el argumento que está impulsada por "motivaciones políticas", mientras el club navega en un limbo legal. La pregunta es obligada: ¿Por qué la AFA no actuó con igual energía para garantizar un proceso electoral transparente y alejado de figuras procesadas, en lugar de permitir que se sostenga una gestión cuestionada?
El escenario es de máxima fragilidad, donde la pelota, por ahora, parece ser el menor de los problemas. En una guerra sin cuartel del gobierno nacional contra la cúpula de la AFA (con el riesgo concreto de una exclusión mundialista), cuestionamientos de fondo a su gestión federal y comercial, y graves crisis en clubes emblemáticos como San Lorenzo, donde la entidad madre parece aplicar una doble vara, queda aguardar un 2026 que va trastocar los cimientos de todo el arco social, politico y economico. Por su puesto el fútbol no se escapa de esta encrucijada.