Rogelio Roldán, pedagogo y dirigente del Partido Comunista, reflexiona acerca de la vigencia que tiene el legado teórico y político de Federico Engels, de cuyo nacimiento se cumplieron hace unos días 205 años. En esta columna, sale al cruce de las tergiversaciones sobre su obra y reafirma que “Engels lideró el movimiento socialista internacional y trabajó en el desarrollo de la teoría marxista hasta su muerte”.
Engels cumplió 205 años. En las últimas décadas del siglo pasado, tanto intelectuales de derecha como cierta izquierda, se dedicaron a “interpretar” sus obras para bastardearlo. Así se lo presenta separado y contrapuesto a Marx, o como un simple divulgador de las ideas de aquel, para colmo en un sentido vulgar y escolástico, acusándolo de introducir el positivismo en el marxismo. Esta maniobra apunta a usar a Engels como el medio para separar a Marx del marxismo y considerarlo solo como un intelectual liberal democrático.
Dentro de los límites de este escrito trataré de contribuir a refutar semejantes disparates. Federico Engels incursionó en la filosofía, la economía política, la sociología, la antropología, la teoría política y la ciencia y el arte militar. Hablaba doce idiomas y escribía en varios de ellos, incluyendo el ruso. Conocía el persa y el turco, además del griego y el latín. Conocimiento desarrollado por las tareas internacionalistas que ambos fundadores del socialismo científico practicaron toda su vida.
En su seguimiento de los avances de las ciencias naturales escribió varios artículos donde relacionaba ese desarrollo con el de la producción material. Junto a esto quedaron varios apuntes y borradores que no tuvo tiempo de terminar. Todo ello se publicó en 1925 con el nombre de “Dialéctica de la naturaleza”.Marx, quien no era partidario del elogio fácil, lo consideraba “el hombre más culto de Europa”, y los círculos políticos de la época lo nombraban como el “ministro de guerra de Manchester”.
En 1844 en París se conocieron con Marx, quien tomó en muy alta consideración su obra“La situación de la clase obrera en Inglaterra”, de 1845, en el que Engels, por su experiencia en la fábrica de su familia en Manchester, analiza las duras condiciones de la clase obrera y vislumbra su rol histórico, además de visibilizar la importancia del estudio y análisis de la economía política.
De esa época data su amistad y su estrecha colaboración por el resto de sus vidas. Para ajustar cuentas con el pensamiento anquilosado de la época, escriben “La Sagrada familia” y “La ideología alemana”, esta no estaba destinada a publicarse sino a precisar sus enfoques. Años después Marx escribió “entregamos el manuscrito a la crítica roedora de los ratones”. Esta obra contiene las muy importantes “Tesis sobre Feuerbach”, la célebre tesis once dice:“Hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”.
En “La Ideología Alemana” muestran que el medio social es producto histórico de la actividad humana, y que poco a poco el medio natural se transforma en producto histórico de la sociedad. Dicen que es una relación dialéctica donde ambos aspectos se influyen mutuamente, pero que lo determinante, en esta relación, es la producción material, el trabajo humano. De paso, destacan que lo que diferenció en un principio al hombre del animal es la capacidad de producir, el trabajo; de ahí que la historia humana haya comenzado con la producción de medios de vida. Al respecto, resulta de mucha utilidad leer un pequeño folleto de Engels, de diecinueve páginas e inconcluso porque se perdió el manuscrito original: “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”. También vinculan la aparición de las clases sociales con el desarrollo de la producción material.
En febrero de 1848 publican el “Manifiesto del Partido Comunista”, que era el programa para una revolución que veían al alcance de la mano, la que efectivamente estalló, pero fue derrotada.El levantamiento revolucionario les permitió volver a Alemania. Allí, en la ciudad de Colonia dirigieron la “Nueva Gaceta del Rin”. Con el triunfo de la reacción el periódico fue prohibido, Marx fue expulsado de su país para siempre y Engels, que participó de la insurrección armada y combatió en tres batallas, tuvo que huir a Londres, pasando clandestino por Suiza.
Anota Paul Lafargue: “Tras la derrota de la revolución los dos amigos debieron separarse: El uno se radicó en Manchester, el otro permaneció en Londres. Pero no han dejado de vivir el uno en el otro por el pensamiento: cada día (o casi) durante veinte años, compartieron en sus cartas sus impresiones y reflexiones sobre los acontecimientos políticos y la marcha de sus estudios”.
En la división del trabajo de estos dos gigantes del pensamiento crítico a Marx le correspondió el análisis profundo de la anatomía del capital. Engels además de su seguimiento del desarrollo de la ciencia y la técnica de la época y de sus elaboraciones teóricas en distintos campos, tuvo que gastar valioso tiempo en refutar las críticas y falsificaciones del socialismo científico, un ejemplo de esto es el “Anti-Dühring”, de 1878, para el que Marx escribió un capítulo. En este sentido también el folleto “Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico”.
Agreguemos que junto a este reparto de tareas, ambos empleaban mucho tiempo y esfuerzo en la construcción del partido revolucionario, tarea que se expresó primero en la transformación de la Liga de los Justos -antes Liga de los Forajidos- en la Liga de los Comunistas y luego, en 1864 la fundación de la Primera Internacional, que impulsó la formación de partidos socialistas en toda Europa y EEUU.
Engels, en su libro“Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, publicado en 1886, decía que al enfocar estos problemas desde posiciones materialistas “volvimos a ver en los conceptos de nuestro cerebro las imágenes de los objetos reales, en vez de considerar a éstos como imágenes de tal o cual concepto absoluto”. En esta obra define dos problemas esenciales de la filosofía, a saber el deslinde entre el materialismo y el idealismo y, en teoría del conocimiento, evidenciar que los seres humanos podemos apreciar la realidad real, tal y como dice en la cita precedente.
En 1884 escribe “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Esta obra es un estudio de la sociedad llamada prehistórica, es decir el comunismo primitivo, sin clases, sin Estado y con plena igualdad entre hombres y mujeres. Analiza el tipo de familia y demuestra que esta es una construcción social -de acuerdo a las condiciones de la época- y que tiene historicidad, refutando el planteo reaccionario, en especial de la religión, de que la familia burguesa ha sido eterna, además de denunciar el patriarcado y la brutalidad de la llamada civilización.
En uno de sus párrafos anota: “¡Qué maravillosa era la constitución gentil! Sin soldados, sin gendarmes ni policías, sin aristócratas, sin reyes, regentes, jueces, sin cárceles (…) Todos iguales y libres, incluidas las mujeres. (..) La civilización es una degradación, una caída, en relación con la simple grandeza moral de la antigua sociedad gentil”.
Luego de la derrota de la Comuna de París, tanto Marx como Engels perciben que las condiciones históricas de la lucha de clases han cambiado. Ya no se trata del “asalto final” al poder burgués, este ya no es un simple comité de negocios de las burguesías, se ha convertido en un entramado complejo de instituciones y burocracias, aparatos coercitivos y represivos en los que las clases dominantes delegan el control de las masas.
Engels percibe la necesidad de actualizar las tácticas de lucha en el marco de una estrategia de acumulación de fuerzas para desplegar la lucha de clases, y que esto requerirá de un tiempo prolongado, escribe: “los socialistas van dándose cada vez más cuenta de que no hay para ellos victoria duradera posible a menos que ganen de antemano a la gran masa del pueblo”. Aprecia que se abre una larga batalla por contrarrestar la hegemonía política y cultural con la que la gran patronal controla y domina a las masas populares. Vale decir que prevé con mucha antelación los análisis que más tarde desarrollaría en profundidad Antonio Gramsci.
Fallecido Marx en 1883, Engels tuvo que dedicar mucho tiempo en enfrentar las tendencias reformistas al interior del partido socialdemócrata alemán. Continuó con sus estudios y acometió la tarea encomendada por Marx: completar y publicar el segundo y tercer tomo de “El Capital”, en particular fue muy engorroso el tercer tomo, que tenía solo apuntes de borrador, que necesitaban completarse y desarrollarse. Además la letra de Marx era intrincada y muy difícil de descifrar. Si bien fue un trabajo conjunto, Engels jamás aceptó figurar como coautor, dijo que la idea original era de Marx por lo que merecía llevar su firma.
Engels contribuyó en mucho a la elaboración teórica de ambos. Además de sus escritos, apoyó económicamente a Marx durante gran parte de su vida para permitirle dedicarse de lleno a la escritura de su obra cumbre.
Su capacidad política y teórica le permitió entrever los cambios del capitalismo hacia su fase imperialista y entrevió los síntomas de estos cambios, incluso llegó a prever el rumbo a la guerra interimperialista y qué potencias se iban a enfrentar por un nuevo reparto del mundo a inicios del siglo veinte.
En 1884 escribió: “La forma más elevada de Estado, la república democrática -que en nuestras condiciones sociales modernas se va haciendo una necesidad cada vez más ineludible… no reconoce oficialmente diferencias de fortuna. En ella la riqueza ejerce su poder indirectamente, pero por ello mismo de un modo más seguro. De una parte, bajo la forma de corrupción directa de los funcionarios, de la cual América es un modelo clásico, y, de otra parte, bajo la forma de alianza entre el gobierno y la Bolsa. Esta alianza se realiza con tanta mayor facilidad cuanto más crecen las deudas del Estado y cuanto más van las sociedades por acciones concentrando en sus manos no sólo el transporte, sino también la producción, haciendo de la Bolsa su centro”. Junto a este enfoque, en otros párrafos reflexiona sobre como cada vez más al capitalismo neoliberal financiarizado le estorba la democracia y tiende a liquidarla, más si es una democracia cautelada y formal como la de hoy.
En las actuales condiciones de nuestro país, con un gobierno de ocupación cipayo y vendepatria, uno se siente tentado a pensar que esa cita es un editorial de Nuestra Propuesta de estos días.
Concluyo que el legado teórico y político de Federico Engels es plena y absolutamente vigente. El lideró el movimiento socialista internacional y continuó trabajando en el desarrollo de la teoría marxista hasta su muerte el 5 de agosto de 1895 en Londres.