La Cámara de Diputados aprobó el proyecto pese al pataleo de la bancada de Juntos por el Cambio que, con sus argumentos, desnudó qué se trae abajo del poncho si es que en diciembre vuelve a La Rosada.
Después de varios meses de tironeo, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de moratoria previsional que va permitir que alrededor de ochocientas mil personas puedan acceder a una jubilación. Lo hizo en la última cita de las sesiones extraordinarias convocadas por el ejecutivo que fueron boicoteadas por los bloques de Juntos por el Cambio que, incluso para la sesión del martes, aguardó para bajar al recinto a que el Frente de Todos consiguiera quórum con legisladores de otros bloques.
Pero la cantidad de personas que podrá acceder inmediatamente a la jubilación merced a esta ley, es apenas una parte mínima si se la compara con el universo de trabajadores obligados a desempeñarse en la informalidad, esto es fuera de lo que establecen sus respectivos convenios laborales, que de acuerdo a los datos que suministra el último informe que al respecto confeccionó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), asciende a 5,4 millones de personas.
Queda claro que se trata de trabajadores a los que no les queda otra que aceptar esto, porque sus patronales lo imponen en una flagrante violación de las leyes laborales vigentes y porque el Estado hace poco o nada para fiscalizar que las normas que rigen esta relación se cumplan.
De más está decir que este tipo de vínculo entre empleadores y empleados, es absolutamente asimétrico y que el que siempre lleva las de perder es el trabajador que ve como día a día se cercenan sus derechos, entre otros, el de tener una jubilación, algo que también aporta a acumular presión a futuro sobre el sistema público de pensiones.
A la hora de oponerse formalmente al proyecto, el bloque de Juntos por el Cambio (JxC) esgrimió fundamentalmente que su aplicación traería un impacto fiscal serio y que, asimismo, lo que el texto plantea es insuficiente para resolver el problema que tiene el sistema previsional.
Respecto al primero de los argumentos, vale recordar que el impacto que tiene es de menos de un punto del PBI y que, por otra parte, esto ya está previsto en el Presupuesto 2023 que aprobó el Congreso con el visto bueno del bloque de JxC.
“La solución no está en más parches, ni en simular contribuciones no hechas y por eso en el 2017 creamos por ley la Pensión Universal al Adulto Mayor (Puan)”, sostuvo JxC y recordó la alternativa que ensayó durante la Presidencia Macri que estableció un mecanismo que prevé el pago de un importe del ochenta por ciento de una jubilación mínima a partir de los 65 años de edad.
Cabe resaltar también que a partir de este mes la jubilación mínima va a ascender a 73.665 pesos, algo que es bastante poco si se tiene en cuenta que de acuerdo al informe dado a conocer por el Indec hace apenas dos semanas, el precio de la Canasta Básica Total tipo es de 163.539 pesos. Pero también hay que decir que durante el Gobierno Cambiemos, el poder adquisitivo de la jubilación mínima cayó casi en un veinte por ciento.
¿Pero entonces por qué dicen que la ley votada es insuficiente y que quieren establecer un sistema que no tenga parches? En realidad queda claro que incluso con lo que contempla la iniciativa no alcanza ¿pero cuál será el rumbo hacia el que quiere llevar las cosas el macrismo?
Lo que se sintetizó con la Puan deja abierta una puerta a la capitalización individual, lo que esconde la voluntad de que el sistema financiero se vuelva a meter en el esquema jubilatorio argentino, tal como lo hizo durante los años de las Afjp por las que, durante más de una década, holding dedicados al negocio financiero, bancos y compañías de seguro se quedaron sistemáticamente con el treinta por ciento de los aportes previsionales. La consecuencia fue otro capítulo de fuga de divisas y un sistema previsional al borde de la quiebra que, una vez más, debió ser rescatado por el Estado.
Entonces queda claro que la sanción favorable del proyecto de ley de moratoria previsional es bienvenida, pero también que si no se quiere tener que recurrir constantemente al empleo de parches, lo mejor que se puede hacer no es ajustar sobre el universo del trabajo, sino hacerlo sobre aquel del capital.
Pero para esto es preciso poner la lupa sobre aquellos que se rasgan las vestiduras diciendo la moratoria traería más déficit fiscal, pero que son mucho menos estrictos a la hora de aportar a la estabilidad del sistema, evitando el fomento de la informalidad en las relaciones laborales.
¡Piedra libre!
Pero lo que subyace detrás de todo esto, no es otra cosa que un nuevo intento de allanar el camino para que el esquema que propende hacia la financierización, se quede con los sistemas públicos y universales de pensiones.
Corrían la última década del siglo 20 cuando desde las principales propaladoras de la industria massmediática, se comenzó a dar un tratamiento de verdad canónica a un informe del Banco Mundial en el que se intentaba hacer prevalecer el argumento demográfico, con el fin de apuntalar la idea de que es necesaria una reforma al sistema de pensiones.
El primero de los conceptos que subyace en ese argumento es que los trabajadores deben deslomarse hasta el último aliento, en lugar de poder disfrutar como adultos mayores de una jubilación digna, tras varios años de trabajo activo. También queda claro que el Banco Mundial sabía que un argumento así, podría permear mejor a la sociedad a la hora de ir por la privatización de los sistemas públicos a favor de las entidades financieras.
Asimismo, ese informe habla de la necesidad de levantar sospechas acerca de la solvencia del sistema público de pensiones, algo que habitualmente se hace con la colaboración de la artillería massmediática y los habituales economistas de establishment de recurrente aparición en esas bocas de expendio.
Por eso nadie debería sorprenderse por este nuevo pustch de una de las facciones de lo más concentrado de la clase capitalista, que se extiende en diferentes latitudes del planeta y, ahora mismo, tiene en Francia un escenario de definición con el intento del gobierno encabezado por Emmanuel Macron, de imponer una reforma previsional que, entre otras cosas, quiere elevar la edad jubilatoria a 65 años.
Este modelo que tuvo su Shangri-La en el Chile de Pinochet y los Chicago Boy’s de Milton Friedman y Arnold Harberger, también se impuso en Argentina con el Consenso de Washington y ahora pretende volver de la mano del macrismo. Y, en todos los casos, tal como pasó en el propio EE.UU. a finales de la primera década de este siglo, la codicia expresada en el propio ADN de este tipo de negocio, lleva a que el constante intento por maximizar la tasa de rentabilidad, acabe con la quiebra de los fondos de pensiones y el salvataje estatal. Como se ve, los bancos nunca pierden y en el tendal los que quedan agarrados del pincel son los trabajadores.
De ahí que a la hora de advertir la virulencia de la postura que exhibieron los diputados de JxC para oponerse al proyecto de ley de moratoria previsional, sea prudente considerar cuál es el decálogo en el que se basa el modelo que esa alianza espera implementar si vuelve La Rosada.
Y al repasarlo se ven posturas bastante claras que van en consonancia con las recomendaciones que hace un documento del FMI que data de enero de 2019: poner más limite a la jubilación anticipada, bajar los montos de las jubilaciones y pensiones, al tiempo que se sube la edad de retiro.