Con un documento grandilocuente, escaso de precisión y con poca propensión a la verdad, la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio se anticipó a inaugurar la campaña electoral.
“Nos están dejando una situación peor que la de 2015 y una bomba armada para el pueblo argentino”, señala con grandilocuencia, escasa precisión y poca propensión a la verdad el documento con el que hace pocos días, la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio se anticipó a inaugurar la campaña electoral.
Ahí y posteriormente en cada una de sus propaladoras massmediáticas, el bloque que reúne a la derecha política que actúa en Argentina se despachó con su habitual glosario, pero elevado a la enésima potencia.
El documento va desde la denuncia de la “entrega arbitraria por parte del Estado Nacional de tierras a supuestos mapuches que no son originarios del territorio argentino”, hasta endilgarle al Tesoro Nacional la ejecución de canjes de deuda “que maquillan la falta de financiamiento genuino, a fin de evitar un nuevo default”, al tiempo que le atribuye al actual gobierno haber tomado un “endeudamiento público récord”.
Lo de los mapuche no sorprende demasiado, ya que forma parte de la paranoia que atraviesa al habitual público consumidor del discurso de JxC. Pero que esta alianza se rasgue las vestiduras con los postulados que hace en este documento sobre deuda pública y financiamiento, es francamente asombroso.
Queda claro que esto de buscar propiciar expectativas negativas para obtener beneficios no es nada nuevo y mucho menos en un año de Presidenciales. Pero también lo es que el documento de la Mesa de JxC, deja entrever una vez más y de forma bastante explícita, algunas de las principales líneas que piensa transitar un gobierno de ese espacio político, en caso de ganar las elecciones de octubre. Y todas ellas recorren, ineludiblemente, por el camino del recorte de la inversión y el ajuste.
Por eso esta verdadera pasión por emberenjenar la cosa que, con los números sobre la mesa, resulta bastante clarita. Es que cuando Mauricio Macri entró al despacho presidencial, la deuda pública total, esto es en pesos y moneda extranjera, ascendía al 52,6 por ciento del PIB, pero cuando se fue se elevaba hasta el 89,8, porcentaje que mejoró con el actual gobierno ya que se ubica en el 79 por ciento de acuerdo a los últimos datos disponibles.
Y como para echarle más claridad al asunto, vale mencionar que de ese total de deuda, la que encontró Macri nominada en moneda extranjera alcanzaba al 67 por ciento, pero cuando dejó la Presidencia se había elevado hasta llegar al 77,7 y, actualmente, se ubica en el 66 por ciento.
Como se ve, durante el Gobierno Cambiemos no sólo se aumentó estrepitosamente el monto de la deuda, sino que se la dolarizó considerablemente, algo queda expuesto cuando se advierte que en diciembre de 2015 el 57 por ciento de esa deuda era entre el sector público y apenas el doce con organismos internacionales. Pero con Macri el endeudamiento con el sector público se colocó en el cuarenta por ciento, en tanto que aquella contraída con organismos internacionales ascendía al veintidós por ciento. Durante lo que va de la Presidencia que encabeza Alberto Fernández, la relación es de 45 a 18 por ciento.
Así las cosas, resulta significativo que un documento de estas características, provenga de un bloque político que es responsable del gobierno que endeudó a todos los argentinos a cien años y con una tasa ridícula, pero que también contrajo una deuda de 45 mil millones de dólares con el FMI y defolteó (¡perdón reperfiló!) la deuda nominada en títulos de corto plazo, esto es los Letes, Lecap, Lecer y Lelink.
¿Y qué hicieron con la plata?
¿Pero qué fue lo que hicieron con el dinero con que los integrantes de la Mesa de JxC endeudaron al pueblo argentino cuando fueron gobierno? El préstamo otorgado por el FMI fue de 55 mil millones de dólares, de los que se había entregado 45 millones hasta diciembre de 2019, cuando el ya presidente Fernández decidió que el país no recibiera el último tramo.
¿Y cuántos dólares se fugaron desde el momento en que Macri brindó con Christine Lagarde en la Quinta Presidencial? La respuesta correcta es 45 mil millones de dólares, esto en abierta violación de la Carta Orgánica del FMI que prohíbe la utilización de los recursos del organismo para solventar la salida de divisas, por medio de una cláusula que fue refrendada por Argentina cuando entró al Fondo durante 1956.
Nada de esto le importó a la Presidencia Macri que tampoco respetó lo que había firmado en los memorándum que suscribió para tomar el préstamo, donde se comprometía a que los dólares que ingresarían se iban a destinar a disminuir las tensiones existentes en la balanza de pagos y, para ello, debían usarse para incrementar las reservas. Esto también es empíricamente comprobable ya que, durante el último año del Gobierno Cambiemos, las reservas cayeron en algo más de veinte mil millones de dólares.
Todos estos datos fueron incluidos en la denuncia penal que el actual Gobierno hizo en la que, aunque no objeta la decisión política de ir al Fondo, cuestiona las faltas que hubo en los procedimientos que culminaron con el endeudamiento. Esta causa duerme el sueño de los justos en el Juzgado Federal 5 a cargo de María Eugenia Capuchetti.
Pero esto no es todo. Los desembolsos del FMI se pautaron para junio, octubre y diciembre de 2018, abril y julio de 2019, es decir, siguiendo el programa de campaña que pretendía acabar con la reelección de Macri.
Va quedando más claro que la feroz deuda que actualmente condiciona desde la macroeconomía hasta el precio de cualquier producto de góndola, fue contraída arbitrariamente para financiar la campaña electoral de Cambiemos. Pero por si a alguien le quedaba alguna duda, cabe recordar que el entonces asesor de Donald Trump, Mauricio Claver, reconoció que aquel Stand-By fue otorgado a pedido de Trump, para favorecer la posibilidad de que Macri se quedara en La Rosada más allá de diciembre de 2019.
Claro que ya en las Paso de aquel año se advirtió que ese objetivo se les iba escurriendo de las manos y, entonces, apretaron el acelerador con la fuga de divisas tal como consta en el informe del Banco Central que da cuenta de que desde la firma del acuerdo con el FMI se habían fugado 45 mil millones de dólares.
Es evidente que buena parte del préstamo, fue para financiar la fuga de divisas por parte de los sectores más concentrados y transnacionalizados que actúan en el país. Y si para muestra alcanza con un botón, ahí está el Informe que señala que el veinte por ciento de personas físicas que adquirieron divisas durante ese período, se quedaron con el ochenta por ciento de lo que se compró. Pero el caso de las personas jurídicas es más elocuente todavía, ya que el diez por ciento de los que compraron se hizo con el 93 por ciento de los dólares vendidos.
Así, los sectores más concentrados que actúan en Argentina cobraron a tiempo el apoyo que le dieron a la campaña de Macri y son los mismos que ahora, tal como lo evidencia el documento de la Mesa de Juntos por el Cambio, siguen apostando a la desestabilización del Gobierno en su afán por propiciar condiciones que ayuden a que puedan volver a La Rosada en diciembre.