En Roque Sáenz Peña va a abrir sus puertas el Mercado Campesino, un proyecto que rompe con la dinámica que impone el capitalismo. “Queremos producir con una lógica social de solidaridad de clase entre los trabajadores del campo y los de la ciudad”, señaló uno de sus artífices, Raúl Toto Galván.
Lejos de rimbombancias y grandilocuencias, lejos de la rosca política y con la firme convicción de que no perdió vigencia aquel concepto redactado en los estatutos de la Primera Internacional -que en 1864- aseveraba que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos, en Roque Sáenz Peña está a punto de convertirse en realidad un viejo sueño en el que llevan trabajando muchos años varias familias campesinas.
El Mercado Campesino nace al impulso de ideas que fueron fraguando en la lucha que, entre otros, llevaron a cabo los integrantes de la Unión de Campesinos Poriajhú, y que sirvieron para que se vaya consolidando la convicción de que es posible eludir lo que el sistema capitalista supone como camino indefectible para la producción y circulación de bienes, pero por sobre todo la imposición de que la mercantilización es la única realización posible de ese proceso.
Pero asimismo, desde la cabal comprensión de que el capitalismo es una forma de relacionarse socialmente, pero nunca la única, los hacedores de este proyecto buscaron una vía de construcción alternativa. Y la encontraron a partir de la asociación de trabajadores agrarios libres, vinculados en una red que tiene mucho de formas autogestinarias y cooperativas, que se materializa en el Mercado Campesino y constituye una experiencia que vale la pena observar.
“Venimos trabajando desde hace mucho tiempo, primero en organizar la producción, contar con los productores que iban a garantizar un tipo de producción para poder hacer un plan sobre qué era lo que queríamos producir para el mercado”, explicó uno de los principales artífices de este proyecto, Raúl Toto Galván, quien además de ser coordinador de los Poriajhú, preside la Comisión Agraria del Partido Comunista y el MCL.
Tras lo que añadió que los otros grandes desafíos eran “poder contar con la infraestructura y las instalaciones que necesitábamos para poder garantizar una buena presencia del Mercado, que la gente pueda sentirse cómoda para poder ser parte de todo esto, pero también el equipamiento, lo que implicaba tener cámaras frigoríficas para la producción de carnes”. Y, con orgullo, añadió que “ya tenemos casi todo listo, sólo nos están faltando algunas poquitas cosas como para poder abrir el Mercado dentro de tres meses, según lo consideramos”.
Así las cosas, con sus instalaciones casi listas (Ver foto/modelo del proyecto) el Mercado Campesino se va convirtiendo en una realidad que potencia las posibilidades de familias campesinas de la zona de Roque Sáenz Peña, pero también representa una excelente oportunidad para los cerca de 110 mil habitantes de esta localidad chaqueña que van a poder acceder a productos de calidad y a verdaderos precios justos.
“Nosotros nos manejamos con una lógica de articulación entre los trabajadores del campo y la ciudad, porque estamos convencidos de que debe haber una alianza muy fuerte con los trabajadores urbanos que van a ser los consumidores de lo que nosotros producimos en el campo”, señaló Galván y añadió que “los trabajadores de la ciudad van a ver que se abaratan los costos del consumo y que pueden comer sano y de buena calidad, lo que es una alianza fuerte entre trabajadores, algo clave para que el Mercado pueda funcionar y tenga posibilidades de prosperar”.
Unidad de clase
Galván es claro cuando remarca que el Mercado Campesino plantea “una lógica de una producción solidaria con el consumidor” y que lo hace “a partir de una lógica no capitalista de comercialización, porque el capitalismo produce menos y quiere ganar más, pero nosotros queremos producir mucha cantidad y que eso haga que se abarate el consumo y ganar lo justo, que es lo que necesitamos para seguir produciendo en el campo con nuestra tierra y, fundamentalmente, seguir sosteniendo el arraigo de los campesinos”, ya que “con este mercado va a haber trabajo para todas las familias”.
Vale citar que si bien en una etapa inicial el proyecto incluye a veinte familias campesinas, se prevé que otras se vayan sumando hasta llegar al centenar. “Si logramos tener la infraestructura necesaria como un vehículo que garantice que los podamos trasladarlas sin romper la cadena de frío, podríamos llevar nuestros productos hasta Resistencia y otras localidades del interior provincial”, reflexionó Galván y añadió que esta expansión podría permitir que se vayan incorporando al proyecto a productores de la agricultura familiar localizados en un radio de alrededor de 30 kilómetros de Roque Sáenz Peña. “Todo sin descuidar el consumo de las localidades más chicas y con la posibilidad de que se extienda a otras localidades más grandes como Villa Ángela y Resistencia”, añadió.
El Mercado Campesino está en condiciones de abastecer carne porcina, de cabra y pollo, así como productos agrícolas y de huerta. “Inclusive, dependiendo del clima, podemos garantizar durante todo el año, todo tipo de producción”, resaltó el titular de la Unión de Campesinos Poriajhú.
La cosa es clara: mientras en todas sus formas, el capitalismo fabrica escasez, resulta evidente que es viable avanzar -en la escala de lo posible- en experiencias que transitan por carriles no capitalistas. Esto es, relaciones sociales y productivas democráticas, participativas y de respeto ecológico capaces de plantearse como la alternativa de construcción de una economía de tipo diferente, algo así como una avanzada de un proceso de transición hacia una sociedad absolutamente distinta a la capitalista, que se fundamente en la democracia económica, la cooperación y autogestión.
“Nosotros queremos garantizar cantidad y calidad, abundancia y que esto haga que el precio de los productos baje por la cantidad y la calidad de la oferta”, insistió Galván y destacó que es imposible recorrer este camino desde una mirada capitalista. “Queremos producir con una lógica social de solidaridad de clase entre los trabajadores del campo y los de la ciudad”, puntualizó y recalcó que “esta es una alianza de clase que debemos hacer para garantizar que el trabajador de la ciudad no sea un cliente, sino un socio más de esta cadena de producción y de consumo”.
Una perspectiva que, sin duda, trastoca el esquema capitalista que sostiene como verdad canónica que la producción y realización debe realizarse en la mercantilización de todo y de todos. “Lo que proponemos es que inclusive la fuerza de trabajo deje de ser mercantilizada y como campesinos decimos: no te vayas a vender tu fuerza de trabajo, sino trabajá y tené la posibilidad de desarrollarte en medio de relaciones sociales distintas, en un colectivo amplio como es el de la agricultura familiar en la que se articula lo que es armar una nueva relación social en lo productivo”.
Así las cosas, el Mercado Campesino se exhibe como una experiencia que por sus características, vale la pena tener en cuenta en un contexto en el que asistimos a una crisis sistémica del capitalismo, que exhibe la eclosión de procesos que se vienen acumulando y provocan la profundización de una situación de creciente descomposición de un sistema cuyos andamiajes son el trabajo asalariado y la degradación de la tierra.
“Esto nos lleva a nosotros a pensar en otro modelo de agricultura y de producción, que tiene que ver con ir en contra de la monopolización de los bienes naturales y con el cuidado del medioambiente, ya que los campesinos sabemos que tenemos que convivir con el medioambiente y por lo tanto estamos con este modelo productivo que queremos instalar, que está basado en la solidaridad, en la premisa de producir agroecológicamente alimentos sanos”, puntualizó Galván.
Después recalcó que todo esto “tiene que ver también con el combate contra el agronegocio”, ya que “tenemos un modelo productivo diferente que no mata a la gente ni a la tierra, el agua o los bosques, que es un modelo productivo basado en la agricultura familiar que es viable”. Y no dudó al aseverar que “como sociedad debemos comprenderlo, porque el tema del cambio climático no nos jode sólo a los campesinos, sino a toda la sociedad global y está acabando con nuestro planeta”.
Tras lo que fue contundente cuando dijo que “aunque no es fácil, queremos demostrar que hay un modelo productivo diferente y que no está basado en la lógica de destrucción del planeta”, por lo que “hay nuevas relaciones sociales de producción que hay que considerar”, pero asimismo “esto exhibe que la unidad de clase es posible” y que “producir sano en calidad y cantidad, no tiene que ser más caro para el consumidor, y para esto estamos los comunistas”.