Crece el clamor para que se libere al ex comandante de las Farc-EP que está detenido en una cárcel de máxima seguridad estadounidense, tras ser secuestrado en Ecuador y condenado en un juicio absolutamente amajanado.
“Consideramos que si realmente los gobiernos de EE.UU. y Colombia quieren la paz en Colombia, con todo lo que ello significa para el mundo, entonces deben trabajar para que Ricardo Palmera, firmante de la paz también conocido como Simón Trinidad, regrese a su país natal para prestar sus muy necesarios conocimientos al Plan de Paz Total”, señala una carta abierta que decenas de firmantes dirigieron a Gustavo Petro, Antonio Guterres y Joseph Biden para pedir la libertad de quien fuera comandante de las Farc-EP y que actualmente se encuentra prisionero en una cárcel estadounidense.
Entre quienes suscriben la misiva están el Partido Comunista de Argentina, la Liga Argentina por los Derechos Humanos, la Coordinadora Latinoamericana por los Derechos de los Pueblos y Víctimas de la Prisión Política, los partidos comunistas de EE.UU. y Catalunya, el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos, así como personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, Roger Waters y Stella Calloni.
La carta abierta recuerda que Palmera es un intelectual y economista que se unió a las Farc-EP durante 1989, “tras sufrir graves amenazas por su participación en la Unión Patriótica, partido de izquierda que vio cómo asesinaban a más de cuatro mil de sus miembros en un período de diez años, incluidos un candidato a vicepresidente y dos a presidente”, pero también que dirigió varias misiones de resolución de conflictos, entre ellas el proceso de paz que se desarrolló entre 1998 y 2002 bajo la Presidencia de Andrés Pastrana y que es “una de las personas más conocedoras de las raíces y posibles soluciones del conflicto social y armado en Colombia”.
Con este telón de fondo, el lunes pasado y por instrucciones del presidente Petro, el embajador de Colombia ante Estados Unidos, Daniel García-Peña, solicitó que se indulte a Trinidad, quien fuera capturado en Ecuador y posteriormente extraditado a EE.UU., donde fue condenado a una pena de sesenta años de prisión, acusado de haber participado en el secuestro de tres ciudadanos del país norteamericano.
En este punto cabe recordar que lo detuvieron mientras participaba de una misión aprobada por las Naciones Unidas para gestionar la liberación de personas cautivas de las Farc-EP y rápidamente fue extraditado a EE.UU. donde se lo sometió a una serie de juicios nulos y sin jurado. Finalmente pese a lo amañado de las causas abiertas en su contra, sólo consiguieron condenarlo por “conspiración para secuestrar”, basándose en su pertenencia a las Farc-EP que el gobierno estadounidense definió como parte de una conspiración criminal. Desde ese momento permanece recluido en régimen de aislamiento en la prisión Supermax de Florence, en el Estado de Colorado.
En la carta presentada por García-Peña al subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental de EE.UU., Brian Nichols, se pide que el funcionario de seguimiento a la nota oficial que oportunamente Colombia envió al asesor nacional de seguridad, Jake Sullivan, mediante la cual “solicitamos respetuosamente al presidente de Estados Unidos de América que conceda la clemencia y el indulto al señor Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda”.
Por otra parte, en simultáneo a estos sucesos, el embajador de Colombia pidió al Departamento de Justicia estadounidense autorización para realizar una visita personal a Simón Trinidad, al tiempo que argumentó que la libertad del ex integrante del Estado Mayor del Bloque Caribe de las Farc-EP, resulta relevante para la estabilidad regional. “Soy consciente de que el logro de la paz total en Colombia es un factor relevante para promover un ambiente político de estabilización regional, donde se puedan fortalecer la democracia, los derechos humanos, la libertad y el Estado de derecho, y consolidar los valores democráticos de la sociedad”, remarca la misiva.