Nuestra Propuesta entrevistó a Camilo Gómez Montero es el director del documental “Lago Escondido. Soberanía en juego”, un documental que expone cuestiones que no están en la agenda de los grandes monopolios de la industria massmediática y cultural.
—¿Cómo surgió la idea de sumarse a la Marcha por la Soberanía de Lago Escondido?
—Soy de Corrientes, vivo en la otra punta del país, pero llegó a mis oídos desde alguna radio, que en La Patagonia, en la zona del Lago Soberanía, le cruzaron el paso a un grupo de militantes argentinas y argentinos que trataban de llegar a Lago Escondido, para denunciar la usurpación que lleva adelante allí el británico Joe Lewis.
Entre esos militantes estaba Jorge Rachid, médico sanitarista e histórico luchador por las causas populares. Yo había conocido a Jorge por una película anterior que hicimos sobre el Comandante Andresito. Cuando me enteré de que él y otros compañeros estaban en lucha en esas montañas del sur, enfrentándose a matones y patoteros al servicio y a sueldo del británico, comprendí que había que hacer esa película. Eso fue en el año dos mil vertidos. Luego tomamos contacto con Julio Urien, otro histórico militante del campo nacional, quien conduce Fipca, la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua, y le pedimos permiso para sumarnos a la séptima marcha con nuestras cámaras. En el dos mil veintitrés, fuimos, filmamos con ellos en Lago Escondido y ahora estamos estrenando este documental.
—¿Por qué consideró necesario realizar este documental?
—“Lago Escondido” era necesario de ser filmado como un caso testigo, como una muestra, como un ejemplo concreto de la problemática de la extranjerización de la tierra, del remate del territorio nacional y de sus recursos. Como la demostración concreta y palpable de cómo funciona un feudo extranjero, británico en este caso, en nuestra país en pleno Siglo 21 y qué significa para los argentinos pasar a ser extranjeros en nuestra propia Patria.
Con el documental, con imágenes y sonidos ya palpables, “Lago Escondido” deja de ser algo abstracto y lejano, acá vemos el problema de manera presente, sin demasiado para interpretar, de manera cruda y sin filtro. A eso se suma ver a argentinas y argentinos, de carne y hueso, patriotas, organizados y unidos en la diversidad, por una causa mayúscula como es la de la soberanía, ejerciéndola, poniendo el cuerpo.
— ¿Por qué es necesario que se conozca la apropiación ilegal que hace el magnate Lewis de una parte del territorio nacional?
—La apropiación de Lewis es ilegal, partamos de esa base. Pero además, en su mansión se reúne todo el “círculo rojo”, todo el poder real de la argentina, el fáctico, el que no elegimos nosotros en las urnas, pero que tiene más poder que cualquiera de las opciones electorales.
Todos allí, jugando de “visitantes” en la casa del británico Lewis, la sexta fortuna inglesa y una de las quinientas máximas fortunas del mundo. La película no deja de abordar esto pero sin dejar de lado lo geopolítico y aquel viejo anhelo inglés, que ya alguna vez denunció Raúl Scalabrini Ortiz, el deseo del imperio británico sobre nuestra Patagonia, extendida hoy hacia los mares y la Antártida, con la Otan instalada en Malvinas y con la necesidad de ellos como imperio de continuar extrayendo recursos en un mundo que ya se advierte como multipolar.
“Lago Escondido” expone todas estas cuestiones que no están en la agenda de los grandes monopolios de comunicación, y que claramente tampoco lo estarán.
—¿Cuál piensa que es el mayor desafió que tienen los realizadores a la hora de pensar una producción audiovisual, en un contexto donde el gobierno nacional no incentiva estas producciones culturales?
—Creo que los realizadores de cine estamos en una hora crucial, no solo el cine, los laburantes de la cultura en general, el autor, el actor, el músico. Tenemos enfrente un gobierno como el de Milei que apunta a generar un “culturicidio”, y le robo esta palabra al querido amigo y escritor chaqueño Teté Romero; vienen a arrasar con la cultura, con la educación, con la ciencia, y con todo aquello que eleve el pensamiento, el espíritu crítico y el horizonte cultural del pueblo. Un pueblo ignorante es fácil de ser engañado y propenso a caer en las trampas de la mentira, y un gobierno un neoliberal salvaje como el de Milei tiene sus principales bases y soportes en la mentira. Necesitan mentir veinticuatro por siete.
—¿Qué opina de los intentos de destruir el Incaa por parte del gobierno nacional?
—Es una falacia que el cine, por ejemplo, le cueste un peso al estado. Es otra canallada. Es otra mentira. Ni un peso del cine argentino sale del presupuesto nacional. El Incaa se sostiene por impuestos a los grandes medios, sobre todo a los televisivos, y de porcentajes de las entradas a las salas de cine. A gobiernos como éste les jode la cultura. Y mirá que “Lago Escondido” la hicimos sin el Incaa, ¿eh?, yo incluso puedo quejarme, de hecho lo hago seguido, de mil errores del Incaa, de su centralismo, de ciertos privilegios, de deudas históricas y de cuestiones pendientes, pero eso no significa que haya que destruirlo, que haya que destrozar una industria y encima dejar a familias enteras sin trabajo. Si hay que modificar, que se modifique, si hay que mejorar, que se mejore, pero basta de odiar y querer destrozar al Incaa, a la cultura, como así también a nuestra ciencia y nuestra educación. Estos tipos vienen a ajustar, a entregar la Patria y a destruir lo mejor de este país, lo que siempre lo ha distinguido.
Está en nosotros, desde el lugar que podamos como ciudadanos y como Pueblo, dar la lucha y no permitir todo esto, porque la situación es verdaderamente límite.