Impulsar el antiimperialismo con el Che y el No al Alca como inspiración es la convocatoria que hace el Secretariado Nacional del Partido Comunista, de cara a una semana que se presenta atravesada por hitos de la resistencia y el combate de los pueblos, pero también de luchas que debemos librar ahora mismo.
Octubre, mes en el que conmemoramos un aniversario de su siembra y reflexionamos siempre con mayor detenimiento sobre el legado del Che, concluyó con un hecho político para destacar: la conformación de un espacio guevarista. Se trata de un Comité de Homenaje al Che que reúne a organizaciones políticas, sociales y sindicales y que ya organizó un seminario en la Universidad Nacional de Córdoba y actividades en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Salta y Posadas.
En nuestra lucha contra la venta de la patria a los monopolios y al imperialismo, en nuestra lucha sin tregua contra esta Argentina de remate que propone Milei, la articulación alrededor de la figura del Che es una propuesta para entusiasmarnos y entusiasmar. Por lo tanto, un primer objetivo que tendríamos que asumir en relación a este espacio en construcción del que, además del Partido y La Fede, vienen participando las dos CTA, La Dignidad, la Corriente Política de Izquierda, la 17 de Agosto y Unidad Popular, entre otras fuerzas, es el de darle un carácter permanente, ampliarlo y poder desarrollarlo por todo el país.
La unidad antiimperialista o, puesto en términos propositivos, la unidad para la liberación nacional y social a la que el Comandante Ernesto Guevara nos convocaba en su Mensaje a los Argentinos es la unidad con perspectiva estratégica a la que aspiramos y es en función de ella que debemos construir unidad (y disputa) en distintos planos: fortalecer la resistencia popular al proyecto neocolonial que representa Milei, vincular más y mejor a los movimientos soberanistas que se oponen a la liquidación de nuestros bienes naturales y construir la alternativa pendiente.
En ese camino andamos, buscando tender puentes para la unidad de la CTA, alentando una tercera Marcha Federal Universitaria y aportando a crear ámbitos de unidad programática. Además de participar en el Comité del Che, con este mismo espíritu estamos sumando nuestra presencia en otros espacios unitarios como Plataforma y el Encuentro Antifascista Capítulo Argentino y seguimos promoviendo la lucha sin tregua contra el ajuste y el saqueo del gobierno nacional y en contra de la opinión de aquellos sectores que quieren planchar la movilización popular y hacer campaña electoral para el año que viene por los medios y las redes sociales.
En estos momentos de agudización de las disputas por un nuevo orden mundial, que es lo mismo que decir por el rumbo que pueda tomar la humanidad, más que nunca el legado del Che tiene que ser una guía permanente de nuestra práctica política y nuestra ética revolucionaria. Su brazo libertario debe servirnos para pulsear con más fuerza contra el brazo del imperialismo de estos tiempos, que se ha extendido hasta nuestras tierras bajo la forma de un neofascismo ultraliberal y que busca convertir a la Argentina en una colonia.
Por eso entendemos que el antifascismo consecuente no puede asumirse sólo como el rechazo a las formas autoritarias del gobierno y a la violencia social que en primer lugar se fomenta desde la Casa Rosada, sino que debe plantear una confrontación política de fondo contra este proyecto diseñado para sostener a la fuerza a un capitalismo en crisis. Es decir, debemos impulsar el antifascismo desde una clara concepción antiimperialista y anticapitalista.
Así como el 16 Congreso del Partido Comunista fue al rescate del Che para afirmar un viraje en nuestra estrategia revolucionaria, lo debatido y resuelto en nuestro 28 Congreso nos llama nuevamente a poner en primer plano nuestra identidad de izquierda guevarista para enfrentar los desafíos actuales.
Del No al Alca a una nueva épica emancipatoria
El internacionalismo de Ernesto Guevera es sin duda alguna uno de los aspectos esenciales de su legado. Cuando el Comandante Chávez mandó al carajo al Alca en 2005 en Mar del Plata dijo que el Che estaba presente en aquella jornada. Y era cierto. Su rostro mirando al horizonte flameaba en cientos de banderas de distintas organizaciones y había en ese encuentro entre los pueblos de América Latina una admiración común hacia el Guerrillero Heroico.
Aunque ya viniera gestándose con anterioridad, el “No al Alca” simbolizó el acto lanzamiento del proceso de integración regional del siglo 21 y prefiguró al socialismo del siglo 21 como su idea motora. Ya sin la orientación y el liderazgo de Fidel y Chávez y a casi veinte años de aquella gesta (sobre la que tampoco es justo olvidar el importante papel que jugó Néstor Kirchner) nos encontramos transitando una nueva fase de la unidad nuestroamericana con mayores dificultades.
En este segundo ciclo del proceso de integración regional la convergencia de derechas más radicalizadas y gobiernos progresistas más moderados nos exige a las fuerzas de izquierda, revolucionarias y antiimperialistas del continente apelar eficazmente a la dialéctica de articular una amplia unidad del conjunto del movimiento popular para resistir los embates de derechas que, con rasgos neofascistas cada vez más marcados, desestabilizan cuando son oposición y persiguen y reprimen cuando son gobierno y, en simultáneo, crear una alternativa política con la suficiente firmeza ideológica para no ceder ni tantito así a las presiones enemigas y luchar sin vacilaciones por la segunda y definitiva independencia de Nuestra América.
Las visitas permanentes a este lado del Río Bravo de la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, refuerzan la vigencia que, doscientos años después, sigue teniendo la Doctrina Monroe tanto para las administraciones republicanas como para las administraciones demócratas de la Casa Blanca. Pero también a dos siglos de distancia gozan de plena vigencia los sueños de Patria Grande que parió la Batalla de Ayacucho.
La historia no se cansa de demostrarnos que aquellos países que más desafían con su rumbo soberano al imperialismo son los que mejor resisten a su asedio. Cuba, Venezuela y Nicaragua son pruebas fehacientes de ello. Asentados en el poder popular, en fuerzas armadas verdaderamente patrióticas y en su opción por el socialismo para organizar la vida en común, estos países siguen marcando el paso para avanzar a la definitiva emancipación continental.
En este contexto de fuerte ofensiva imperialista la moderación no aparece, ni mucho menos, como una opción sensata, si es que acaso en algún contexto pudiera llegar a serlo. Sin ir más lejos Milei también es producto de la moderación de un gobierno titubeante que se decía progresista, anticolonialista o nacional y popular y que terminó administrando el neoliberalismo heredado y entregándonos con moño al FMI al convalidar la estafa de la deuda tomada por Macri.
En tanto que las recientes elecciones provinciales y municipales en Brasil y Chile muestran, en líneas generales, avances de la derecha. A su vez, el triunfo del Frente Amplio en la primera vuelta de las presidenciales en Uruguay deberá ahora revalidarse en el balotaje, nutriéndose del empuje de la campaña por el Sí en el plebiscito para una reforma progresiva del régimen de la seguridad social que fue rechazada al no alcanzar el cincuenta por ciento en las urnas y que fue militada por la central obrera, PIT-CNT, y por nuestrxs camaradas del PCU; pero que no tuvo el respaldo de todo el FA.
El intento de golpe en desarrollo contra Petro en Colombia con el lawfare como ariete es una muestra más del momento crítico que atraviesa el proceso de integración regional. Pero también lo son las propias contradicciones que crecen al interior de una unidad que no tiene ni la cohesión ni la potencia que supo tener andando las primeras décadas de este siglo. Esto se evidenció como pocas veces en los últimos comicios legítimos y democráticos en Venezuela, con la reelección del presidente Nicolás Maduro. La victoria electoral de la Revolución Bolivariana sostiene la perspectiva de un rumbo soberanista en el continente pero, paradójicamente, los resultados de la elección fueron cuestionados o desconocidos por casi todo el arco de gobiernos progresistas de países hermanos y por ex mandatarios que hicieron parte de una época histórica para la unidad regional, como la propia Cristina Fernández. Trascartón, en la última reunión de los Brics, con los ingresos para celebrar de Bolivia y Cuba como socios, fue nada menos que el Brasil de Lula quien se opuso a la incorporación de Venezuela al bloque.
Párrafo aparte merece el repudiable atentado a balazos contra el ex presidente Evo Morales, del que afortunadamente salió ileso pero que hiere las posibilidades de la unidad del MAS y además representa un ataque contra el proceso de unidad regional en su conjunto. Abogamos por el pronto esclarecimiento de los hechos, con el que se ha comprometido el gobierno de Luis Arce. Entendemos que con el escenario así planteado, es el fascismo golpista boliviano, al servicio de los EE.UU., el que sale ganando y eso es algo que deberíamos ayudar a evitar desde todas las organizaciones políticas y sociales del continente que defendemos la paz, la soberanía de los pueblos y apostamos a la hermandad latinoamericana.
Pese a los reveses y dificultades la disputa continúa abierta en la región. En momentos más críticos que estos nuestro camarada Patricio Echegaray, junto a un grupo de dirigentes comunistas de la región en la recordada Carta de los Cinco, supo caracterizar a América Latina como “el continente de la esperanza revolucionaria”, anticipando de alguna manera, en medio de la fiebre del consenso de Washington y las relaciones carnales, los vientos de cambio que comenzaron a soplar una década adelante. No es antojadizo refrendar esa sentencia en la actual encrucijada de la historia y de Nuestra América en especial, cuando el águila calva arremete contra nuestros pueblos y nuestros recursos naturales con intereses renovados en el marco de la crisis sistémica del capitalismo y las disputas geoestratégicas a nivel global, obligándonos con ello a organizar la contraofensiva política y a recrear un proyecto emancipatorio.
La conmemoración del No al Alca nos interpela. La generación del centenario del natalicio del Che, enfoque que deberíamos ir trabajando desde ahora y plasmando en la práctica en estos años, tendrá que darle mayor impulso a la lucha antiimperialista para que no seamos finalmente el patio trasero de los yanquis. Su estrella roja nos guía y nos recuerda que “la libertad no existirá hasta el desarrollo completo de la sociedad nueva”.