La agenda global del fascismo encabezada por Donald Trump tiene en Javier Milei a su agitador más exaltado. A los ataques del presidente argentino en Davos contra las mujeres, la diversidad sexo-genérica y la población migrante, repudiados por multitudinarias movilizaciones en todo el país, les sigue ahora una escalada negacionista contra el cambio climático y las políticas sanitarias.
El anuncio oficial de retirar a Argentina de la Organización Mundial de la Salud no es ningún paso en falso: es un avance concreto en una dirección planificada. Si bien es cierto que para efectivizarse precisa del aval del Congreso, también hay que decir que la oposición parlamentaria no se ha caracterizado precisamente por ser un escollo infranqueable para la ofensiva que viene impulsando el ejecutivo.
La anunciada salida de la OMS, además de potenciar el ajuste en marcha contra la salud pública, forma parte de la cruzada del neofascismo en la batalla cultural.
Enaltecer la ignorancia, instalar como verdad una mentira repetida miles de veces y embrutecer y alienar al pueblo para manipularlo con mayor facilidad han sido siempre instrucciones de manual de las usinas ideológicas del sistema capitalista para que los oprimidos defiendan los intereses de los opresores. En este capitalismo en descomposición esas operaciones quedan todavía más en evidencia, en tanto que también se propagan con mayor velocidad y mayor alcance que nunca a través de internet.
Trump, que pasó de amenazar con sacar a su país de la OMS a presionar para colocar al frente del organismo a un hombre de su confianza, durante su primera presidencia llamaba a combatir la pandemia de Covid-19 tomando lavandina. Ese discurso fue viralizado luego por el movimiento anticuarentena y antivacunas en todo el mundo. Por aquellos años en Estados Unidos se apilaban los muertos por las calles y en camiones frigoríficos mientras se encarecía cada vez más el precio de sus vacunas.
En un mismo sentido opera el negacionismo hacia el cambio climático. Es decir, hace parte de un núcleo de ideas reaccionarias en el marco de la batalla cultural para darle luz verde a más ajuste y a la expoliación a gran escala de recursos naturales sin regulaciòn ni rendición de cuentas.
Toda la fauna neofascista alineada a Trump asegura que el cambio climático es un invento del “marxismo cultural”. El Acuerdo de París, del que Milei también anunció que sacaría a la Argentina siguiendo los pasos de su amo del norte, plantea pautas elementales para mitigar la contaminación ambiental y brinda financiamiento en consecuencia. Desde ya que no es ninguna solución de fondo para un problema que nunca podrá resolverse dentro de la lógica depredadora del capitalismo. Pero retirarse de este acuerdo significaría directamente otorgarle carta blanca al ecocidio.
Hasta el momento los incendios desatados hace aproximadamente dos meses arrasaron con 250 mil héctareas de bosques y pastizales en Corrientes y con unas 40 mil hectáreas en el sur de nuestro de país, además de provocar la muerte de dos personas y daños materiales incalculables.
En medio de un infierno ardiendo en el Litoral y en la Patagonia, Daniel Scioli, ministro que tiene a su cargo la cartera de Ambiente, posteó en las redes sociales un video donde se lo ve jugando al tenis en su quinta con la canción “Resistiré” de fondo y en el que aprovechó para dar un consejo: “La mejor vacuna contra el estrés: hacer deporte. Y también para ver la vida con fé, esperanza y optimismo”(sic).
Por su parte, Bruno Pogliano, el intendente de El Bolsón de aceitados vínculos con el negocio inmobiliario, luego de condecorar en la víspera de la marcha a Lago Escondido a Van Dittmar (lugarteniente de Joe Lewis) como ciudadano ilustre de la ciudad y de criminalizar a la comunidad mapuche y a brigadistas voluntarixs (entre quienes se cuentan militantes del Partido y la Fede) le solicitó a Patricia Bullrich el envío de tropas del Ejército para cumplir con tareas de “seguridad interior”.
Justamente bajo la órbita del Ministerio de Seguridad quedó a fines del año pasado el Sistema Nacional de Manejo del Fuego, organismo que en 2024 sólo ejecutó el 22 por ciento de su presupuesto. En medio de este contexto Bullrich no para de vender humo y les ofreció las bondades del Plan Procrear para acceder a una vivienda a los gendarmes que reclaman una mejor paga para reprimir con más ganas al pueblo pero no a los centenares de familias que perdieron sus casas entre las llamas. Sin embargo, el detalle es que el Plan Procrear fue eliminado por disposición de Federico Sturzenegger, como así también la Secretaría de Hábitat y Vivienda.
Claro que la motosierra llegó a las áreas que deberían ocuparse directamente de prevenir y combatir los incendios. Por ejemplo, los cerca de 100 despidos en el Servicio Meteorológico Nacional o los 130 despidos que sufrió Parques Nacionales durante la gestión Milei más la precarización laboral que padecen sus brigadistas, quienes se encuentran en la primera línea de combate al fuego, mal equipados y con contratos renovados por tres meses que vencen en abril.
Por supuesto que el calentamiento global explica en gran medida las causas y la prolongación de los incendios. Pero la responsabilidad política tiene que ubicarse en la decisión de vaciar los organismos estatales concebidos para el cuidado medioambiental.
Finalmente no puede soslayarse que el fuego en El Bolsón se inició justo en el camino por el que iba a emprenderse un par de días después la Marcha por la Soberanía de Lago Escondido (de la que el Partido Comunista iba a formar parte). Ni tampoco podemos pasar por alto el dato de que la Ley Bases eliminó la ley que impedía la venta de tierras incendiadas. O que, en toda esta cadena de casualidades, las tierras patagónicas de los afortunados Lewis y Benetton (de 12 mil y 850 mil hectáreas respectivamente) no fueron alcanzadas por el fuego, que avanza de la mano de la barbarie.
Al fascismo no se lo discute, se lo destruye
A la par del negacionismo del cambio climático y las políticas sanitarias, el gobierno escala en su consabido negacionismo ( o más bien en la abierta reivindicación en este caso) de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura genocida.
En tal marco se inscribe no solamente la presión gubernamental para liberar represores y el desguace de la Secretaría de DDHH y sitios de Memoria, sino además la propuesta del diputado oficialista Luis Espert de instalar horcas en las plazas públicas o la posibilidad cierta de que nuestro país se retire del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Asimismo, la venia oficial por lo bajo al acto reivindicativo del “Operativo Independencia” en Tucumán al cumplirse cincuenta años de lo que fuera el laboratorio de ensayos de la última dictadura cívico-militar (repudiado por otros actos en la provincia norteña que contaron con la presencia del PC y la LADH) o la reversión de la “Doctrina Chocobar” como parte sustancial del proyecto de “Ley Antimafias” van en esta misma línea. Como la implementación del denominado Plan Güemes, que ya se cobró una segunda víctima fatal, está vez en la provincia de Jujuy: Rodrigo Torres, un joven de 22 años, obrero de la construcción y vendedor ambulante, acribillado a balazos por la gendarmería mientras trasladaba en su mochila un cargamento de turrones y hojas de coca.
El clima de legitimación del fascismo que busca instalar el gobierno tiene que abonar a construir el próximo 24 de marzo la movilización más grande de nuestra historia en honor a nuestrxs 30 mil compañerxs detenidxs-desaparecidxs, en defensa de los Derechos Humanos y de las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
La ola del negacionismo también le llega a la ciencia. Ante un gobierno oscurantista y vendepatria la defensa de nuestra soberanía científico-tecnológica cobra una relevancia central. El prespuesto para el área se hunde por debajo de los valores a los que había caído tras el estallido social de 2001 y la fuga de cerebros le va en saga a la de aquel entonces.
La ilustración de la revista francesa Charlie Hebdo que tomamos prestada para este editorial grafica muy bien el cuadro de situación. El recorte cientificida que se proyecta para este año equivaldría a destinar sólo un 0,15 por ciento del PBI en esta inversión pública estratégica que el mileísmo considera un gasto innecesario. Pese a ello, la ecóloga cordobesa e investigadora del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, Sandra Díaz, ganó el Tylor Prize, conocido como el “Premio Nóbel de Medio Ambiente” por su trabajo cientifico sobre el entrelazamiento entre la biodiversidad y los seres humanos.
La pretensión oficialista de fusionar el INTI, el INTA y la CONAE con la excusa de “optimizar recursos”, se traduce en los hechos en más achicamiento de las partidas destinadas a la producción nacional en materia industrial, agraria y aeroespacial.
A esto habría que adicionarle la persecución obsesiva del gobierno contra lxs cientistas sociales mientras, entre otras barbaridades, Milei sigue afirmando sin sonrojarse que Hitler y Mussolini eran zurdos.
Las investigaciones sociales dependientes del financiamiento (congelado) del Conicet, en otro escalón más del ajuste sin fin, podrían pasar a depender en un corto plazo de las (ajustadas) universidades públicas. Este lunes frente a la sede del Conicet, sus trabajadorxs, con presencia entre ellxs de militantes del Partido Comunista y la CONAT, protagonizaron un capítulo más de una lucha que debemos extender por todo el país y que trasciende largamente las demandas reivindicativas del sector.
En cada uno de los frentes simultáneos que abre el gobierno nacional para profundizar su ofensiva e intentar acentuar la dispersión de una resistencia popular que hasta acá no ha encontrado un cauce orgánico para unir y fortalecer las distintas luchas sectoriales, resalta como denominador común el antagonismo político-ideológico que desde la Rosada se empecinan en plantear con la izquierda en general y con el socialismo y el comunismo en particular.
“Vamos a eliminar todo vestigio de las ideologías de izquierda” dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, para aclarar por si hacía falta lo que había querido decir Milei cuando dijo “zurdos hijos de puta los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta”.
Más allá de la clásica operación macartista de otorgarles una carga peyorativa a los términos “zurdo” o “comunista” y de descalificar a cualquier ocasional oponente político con esos motes, el anticomunismo de Milei, ubicado en tiempo y espacio, es un reflejo consciente en defensa de los intereses del imperialismo. Probado está por la historia que en su decadencia el imperio arremete con mayor violencia contra los pueblos del mundo y hoy, con el propósito de sostener su declinante hegemonía, vuelve a apelar al fascismo.
Aunque se presente como una ideología antisistema, rebelde y novedosa a favor de la libertad el fascismo atrasa cien años y, en todo caso, atrasa también la propuesta de hacerle frente construyendo anchas avenidas del medio cuando el propio desarrollo de la crisis civilizatoria del capitalismo les deja a las opciones “centristas” un margen de maniobra cada vez más estrecho para resolver los problemas cotidianos que aquejan a la humanidad.
A esta altura de la historia promover el negacionismo del fascismo porque vivimos en el siglo XXI no parece ser una idea muy inteligente. Subestimar el avance de la barbarie fascista, cada vez más articulada internacionalmente, porque al otear el horizonte no se advierte una nueva “Marcha sobre Roma” es una posición política tan ingenua como peligrosa. Analizar al fascismo (o al neofascismo) con sus particularidades concretas del momento concreto en cada lugar concreto es un ejercicio político indispensable no sólo para entender mejor este fenómeno social en ascenso; sino para enfrentarlo de manera más eficiente, creando poder popular y alternativas emancipadoras desde un enfoque antiimperialista.
La marcha antifascista del 1 de febrero ya desde su consigna convocante tuvo un fuerte carácter ideológico. Para que semejante hecho político se constituya en perspectiva en el principio del fin del gobierno de Milei y los monopolios, debemos servirnos de su impulso para coordinar y sostener un plan de acción, hasta ahora ausente.
En ese camino el 8 de marzo, el 24 de marzo y el 9 de mayo (cuando se cumplirán 80 años de la Victoria del Ejército Rojo de la Unión Soviética sobre el nazi-fascismo) deben ser momentos de acumulación para nuestro pueblo en la lucha antifascista contra el ajuste, la entrega y la represión.
El manotazo del ministro de economía Luis Caputto a la caja del Fondo de Garantías y Sustentabilidad de la Anses para evitar el aumento del dólar y generar mejores condiciones para la timba financiera marca un nuevo abuso contra lxs jubiladxs y debe tomarse como una afrenta intolerable para un pueblo al que se lo ajusta y hambrea cada día más.
Antes y después de un nuevo préstamo/estafa del FMI y antes y después de una nueva devaluación tenemos que promover el protagonismo popular en las calles. Pero también debemos hacerlo antes y después de las elecciones legislativas, en las que tenemos que guiar nuestra política electoral en función de la unidad programática, de la autonomía desde un perfil de izquierda y del aporte a la conformación de una verdadera alternativa, a la altura de la nueva etapa histórica que transitamos.
Por ese camino, entendemos, es como podremos construir una verdadera democracia y destruir la barbarie neofascista y ultraliberal.