El Comité Central del Partido Comunista de la Argentina aprobó en su reunión del último sábado, la primera luego del 28 Congreso, la declaración que a continuación reproducimos para nuestro editorial semanal.
A un año del triunfo electoral de Milei, su plan de aplicar la motosierra sobre los derechos conquistados en la lucha de clases a lo largo de la historia ya se cumplió con creces y se profundizará si no se lo enfrenta con la decisión política de no darle ni un minuto de tregua.
Las escasas políticas sociales que habían sobrevivido en el 2023, producto de las limitaciones y claudicaciones de un gobierno que terminó legitimando la estafa de la deuda con el FMI contraída por el macrismo y fugada por los monopolios, fueron rápidamente derrumbadas y ministerios completos fueron desaparecidos.
El mismo día de su asunción el presidente habló del nuevo contrato social, donde “el Estado no dirija nuestras vidas”. Bajo ese argumento entrega el poder a la conducción del mercado, una vieja receta neoliberal (ahora en dosis más fuerte) que viene de la mano de la dependencia absoluta a las directivas del imperialismo norteamericano.
El capitalismo actual, que tiene en este gobierno una representación cabal, está atravesado por una crisis civilizatoria que se acentuó con la pandemia de Covid 19, pronunciando la hiperconcentración y la ultrafinancierización de la riqueza. En su crisis, el capitalismo cabalga sobre sus pretensiones neocolonialistas, impulsadas por el guerrerismo de EEUU en sociedad con Israel y la OTAN. El sistema se recicla y así es como reaparece el fascismo en América Latina, para sabotear las posibilidades de un proceso de unidad regional soberano y como parte de la estrategia global de dominación del imperialismo contra el avance de un mundo multipolar, promotor de la paz.
El neofacismo es la armadura con la que el capitalismo se enfrenta en nuestro país al movimiento popular para poder avanzar con su plan ultraliberal. Por lo tanto, no es ninguna casualidad que los monopolios, que concentran cada vez más riqueza, financien al neofascismo.
Los datos del capitalismo hoy en la Argentina dan cuenta de la crueldad de un sistema al que, como enseña la historia, no se lo puede humanizar y al que se lo tiene que combatir si es que se quiere modificar la injusta base económica sobre la que se levanta.
Según reconoce el propio gobierno en el informe oficial del INDEC, la tasa de desocupación actual trepó al 7,7%, es decir un millón y medio de personas desocupadas. Aunque distintas consultoras proyectan para fin de año una tasa de desempleo llegando al 10 por ciento. Los sectores más afectados en la pérdida de puestos de trabajo fueron la juventud y las mujeres.
El primero que accionó con los despidos masivos fue el propio gobierno con 33 mil empleadxs estatales menos. Lxs estatales son además lxs trabajadorxs asalariadxs que más ingresos perdieron este año, con una caída por encima del 25 por ciento. A su vez, los despidos en la industria y las PYMES van en aumento como consecuencia directa de las políticas económicas del gobierno y en un contexto mundial caracterizado por un proceso acelerado de eliminación de las fuerzas productivas, como correlato de la ultrafinancierización del capital en su afán por sostener su tasa ganancia. Se estima que cerraron 16.500 Pymes durante el gobierno de Milei, según informó este mes el Frente Productivo Nacional.
Como resultado de la desocupación creciente y la caída del salario, el 55 por ciento de la población es pobre y más del 20 por ciento está en la indigencia, según informa el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
El 69% de niños, niñas y adolescentes en Argentina son pobres, comunicó Unicef y agrega que un millón de niñxs se van a dormir sin cenar. La única propuesta que aparece hasta el momento es la de aumentar la violencia estatal hacia las infancias, reduciendo la edad de imputabilidad.
Los femicidios y crímenes de odio en el país se producen cada 36 horas. Con el cierre del Ministerio Nacional de Géneros y Diversidad, de los 196 hechos cometidos en el 2024 sólo el 12% había llegado a denunciar, un récord dramático de falta de acceso a la justicia e irresponsabilidad cómplice del Estado. La respuesta de Milei fue votar en la ONU contra las medidas para eliminar la violencia contra las niñeces y las mujeres.
El mito perverso del déficit fiscal cero
El gobierno de Milei instaló una idea que es un concepto clásico del neoliberalismo, acerca de enmascarar el ajuste económico contra nuestro pueblo en un supuesto objetivo administrativo, que por otro lado es también basamento político e ideológico de su proyecto, porque busca achicar el Estado en los ámbitos de responsabilidad social y promoción de derechos, al mismo tiempo que crece en estructura represiva.
El principal sector sobre el que recae el ajuste son lxs jubiladxs, que representan el 27% del mismo. Con jubilaciones hundidas en la indigencia y medicamentos cinco veces más caros que en Europa, como reconoció el ministro de desguace estatal, Federico Sturzenegger, lxs jubiladxs tienen que optar entre comprar comida o comprar remedios.
El llamado “Cepo al Estado”, que presentó el Presidente como propuesta para el presupuesto 2025, lo único que deja como principio indiscutible es el pago de intereses de la deuda externa. Es decir que a costa del hambre de nuestro pueblo pagaremos al día la ilegítima deuda, que como anunció recientemente el ministro de economía, Luis Caputo, podrá agrandarse con un nuevo pedido de préstamo en carpeta al FMI, que como siempre favorecerá a los capitales especulativos y profundizará el ajuste contra las grandes mayorías. De la mano de la profundización del hambre el gobierno profundiza su ataque contra los movimientos sociales.
Como venimos diciendo, otro sector que se ha visto fuertemente afectado por las medidas de este gobierno, son las Universidades. El veto al proyecto de su financiamiento es una medida que además de neoliberal, es neocolonial, porque busca destruir un sector fundamental para la autonomía y soberanía de nuestro desarrollo científico y tecnológico y a la vez es parte de su plan contracultural que pretende mercantilizar la educación y echar raíces para un mayor sometimiento a las directivas imperialistas.
Es preciso nacionalizar la lucha universitaria y la lucha de lxs jubiladxs en el marco de la tarea urgente de organizar una mayor coordinación de las luchas del movimiento obrero con la unidad de la CTA, los sectores más dinámicos de la CGT y los movimientos sociales. Junto con esto debemos denunciar que los monopolios y el gobierno corrupto de Milei son los que se quedan con la nuestra, con la que nos falta a fin de mes.
En estos días se conoció por un informe del Observatorio de Elites del CONICET el dato de que el gobierno tiene al menos 55 funcionarios de rango superior (ministerios, secretarías y subsecretarías) que tienen 182 participaciones declaradas ante la Inspección General de la Justicia (IGJ) en directorios de empresas nacionales y extranjeras que se supone que deberían regular. Todo un ejemplo de zorros cuidando el gallinero.
La pobreza no puede resolverse con paliativos. Para resolverla tenemos que atacar sus causas. Es decir, tenemos que atacar la concentración monopólica del capital, tenemos que atacar la acumulación de la riqueza, tenemos que atacar, en definitiva, la esencia misma del capitalismo.
Construir una alternativa es la tarea
Lxs comunistas dijimos y decimos “Ni un minuto de tregua a Milei y a su gobierno neofascista y ultraliberal” porque entendemos que con cada paso que da, se consolida un proyecto devastador para nuestro pueblo.
A lo largo de este año los intentos del movimiento popular para expresar su resistencia a las medidas que iba tomando este Gobierno, se han visto coartados por el techo que impuso la propia conducción de la CGT y buena parte de la dirigencia política que se decía opositora pero que a cambio de prebendas se alió al oficialismo para garantizar la entrega de nuestra soberanía y el ataque sistemático al bolsillo del pueblo.
Cada vez que las centrales obreras convocaron a un paro y movilización la respuesta de los sectores más activos de nuestro pueblo fue llenar las calles.
Esta dicotomía explícita entre la postura especulativa de la oposición en toda su variante partidaria y la movilización callejera que no encuentra una síntesis de representación política que tome lo mejor de la experiencia de los últimos años y el acumulado histórico, cultural y organizativo de la izquierda y el del campo popular; da cuenta de la necesidad imperiosa de la construcción de una alternativa política.
A un año del triunfo electoral del neofascismo ultraliberal nuestro pueblo necesita de la unidad de quienes estén dispuestxs a no ceder más a las imposiciones del imperialismo, dispuestxs a dar pelea contra las corporaciones mafiosas del mercado y a ser profundamente antifascistas, antipatriarcales y anticapitalistas para proponer una verdadera alternativa política, con vocación mayoritaria, que enfrente sin concesiones ni tregua a este proyecto vendepatria y continuador del saqueo y la miseria planificada de la ultima dictadura cívico-militar.
Por eso, a un año del triunfo electoral de Milei, reafirmamos que la moderación no es ninguna opción si queremos derrotarlo y que la unidad tiene que estar al servicio de una alternativa política programática para la defensa irrestricta de la soberanía y los intereses populares.
