Hoy, 10 de diciembre, se cumple un año marcado por el ajuste brutal contra el pueblo, por el saqueo a manos de los monopolios, el FMI y los capitales financieros transnacionales y por la represión a la protesta social. Un año en el que no faltó lucha pero sobró dispersión. Fortalecer y unir todas las demandas sociales contra el gobierno neofascista y ultraliberal es un objetivo impostergable. Al igual que el de construir una alternativa política que tenga la suficiente profundidad programática y un respaldo popular que pueda manifestarse en las calles antes que en las urnas.
Contra los pronósticos que lo subestimaban y lo caracterizaban como un gobierno débil y aislado porque estaba conducido por un «loquito suelto», carecía de estructura partidaria, de gobernadores propios y de mayoría parlamentaria, el proyecto neofascista y ultraliberal encabezado por Javier Milei llegó a su primer año con el desgaste lógico de haberse enfrentado a diario a una resistencia intensa pero, en buena medida, consolidado y cumpliendo sus objetivos por la falta de coordinación que tuvo esa resistencia.
Mientras el gobierno anunciaba la baja del programa de medicamentos gratuitos del Pami para lxs jubiladxs y la policía reprimía otra vez a lxs jubiladxs que protestaban frente al Congreso, la conducción de la CGT reafirmaba su vocación dialoguista y definía pasar a un cuarto intermedio hasta el año que viene. "No hay un clima apropiado para que una medida de fuerza pueda desarrollarse con éxito" sostenía por su parte en el marco de la convocatoria a la Jornada Federal de Lucha del 5 de diciembre Andrés Rodríguez, secretario general de UPCN; el dirigente sindical que el mes pasado firmó un exitoso 1 por ciento de aumento para lxs estatales, lxs trabajadorxs asalariadxs que más capacidad adquisitiva perdieron con Milei.
En el acto del último jueves en Plaza de Mayo, considerando la potencialidad de movilización que tienen, hubo pocas aunque valiosas presencias cegetistas. Pequeñas columnas (o delegaciones en algunos casos) del Smata, de Aceiteros, de Bancarios y no mucho más que eso. Claro que sin el paraguas de un paro general para todos los convocantes se hizo complicado poner a sus bases en la calle en pleno horario laboral. Tal vez la ausencia que más brilló fue la de Pablo Moyano, que renunció a su silla en la mesa chica de la mayor central obrera del país y a quien, finalmente, tampoco en esta oportunidad se lo vio en la lucha.
Así y todo la plaza lució completa con la presencia de las dos CTA (que siguen dando pasos sostenidos para la unidad), movimientos sociales y fuerzas políticas de izquierda y del movimiento popular. Mientras que el kirchnerismo o cristinismo "puro" fue el otro gran ausente de la jornada. Con epicentro en la Ciudad de Buenos Aires y con distintas acciones de protesta y concentraciones por todo el país que tuvieron al Partido Comunista, al MTL y al MJL entre sus protagonistas se logró un hecho político importante, más allá de que no se pudo concretar para esta ocasión una marcha de carácter federal y un paro general, reivindicaciones que impulsábamos desde el Partido y la CoNaT y que siguen estando a la cabeza de nuestras propuestas para la elaboración urgente de un plan de lucha.
Los discursos de los secretarios generales de ambas CTA, Hugo Yasky y "Cachorro" Godoy tuvieron lecturas coincidentes acerca de la grave situación que atraviesa nuestro pueblo y la clase trabajadora en particular, subrayando que este modelo de gobierno está concebido solamente para los grandes grupos económicos. Yasky sostuvo que "la pregunta que nos tenemos que hacer los dirigentes es si nos hacemos cargo de quienes esperan una señal en el sentido de enfrentar este modelo de la crueldad que representa Milei o nos sumamos a la fila de resignados» y remarcó que este gobierno «convirtió la riqueza de la Argentina en un banquete, en el festín de los dueños del poder económico, mientras le niega el pan a los trabajadores». En tanto que para el cierre del acto, convocado bajo la consigna «Por una Argentina sin hambre, con justicia social y soberanía», Godoy fue enfático al señalar que "los empresarios más ricos del país hoy gobiernan y le dan sustento a la bicicleta financiera con la que se llevan la riqueza que generamos."
El gran desafío pasa por transformar estas palabras en hechos. Tenemos que confrontar con acciones el discurso extendido entre sectores del movimiento obrero y el campo popular que apela a la "paz social", manera elegante de decir que hay que marchar con el freno de mano puesto hasta las elecciones del año que viene. Es momento de declarar el estado de alerta y movilización y de mantener la calle caliente, asumiendo que lo que viene por delante es un fin de año agitado, con el gobierno avanzando en el avasallamiento contra las condiciones de vida de nuestro pueblo.
Mientras más se intensifique el ajuste, más debería intensificarse la lucha. «Era importante hacer el ajuste más grande en vacaciones para que la gente no se enterara», reconoció Milei semanas atrás. Aunque después el ajuste no se tomara vacaciones y se sintiera durante todo el año.
Del enemigo el consejo
La lucha por la distribución de la riqueza es el nudo que tiene que atar las diversas luchas sectoriales que están en desarrollo para hacerlas más fuertes. El ránking de las 50 personas más ricas del país publicado hace unos días por la revista Forbes reafirma que los dueños de las principales corporaciones monopólicas (Marcos Galperín, Paolo Rocca, Hugo Sigman, Luis Pérez Comoanc, etcétera.) hacen fila en las dos ventanillas de este gobierno: primero en la que pagan la cuota para financiarlo y luego en la que cobran con intereses su aporte. Una inversión segura que les da cada vez más ganancia. Pero sobre todas las cosas, la que pesa el club de los 50 multimillonarios top del país deja en evidencia las profundas desigualdades estructurales del capitalismo argentino.
La participación de la clase trabajadora en el PBI cayó este año del 45 al 39 por ciento, según admite el INDEC, que así como acomoda los números de la inflación a favor del gobierno lo propio hace con todos los demás indicadores. Lo que en cualquier caso nunca aclaran estos números que miden cómo está distribuida la economía es que son siempre decenas de millones de personas las que se reparten el ingreso correspondiente al universo del trabajo y unos pocos privilegiados los que se reparten la torta del capital.
Durante el gobierno del Frente de Todos fueron apenas 16 mil los ricos que por única vez y en el contexto de la pandemia pagaron el impuesto extraordinario a las grandes fortunas. En cambio, con el blanqueo de capitales propuesto por el actual gobierno para alimentar la timba financiera 200 mil evasores transparentaron su patrimonio sin pagar un peso de impuestos y sin explicar la procedencia de sus millones de dólares; al cabo que para acceder a medicamentos sin costo o a subsidios en los servicios básicos para afrontar los tarifazos a lxs jubiladxs y a lxs trabajadorxs se les exige cumplir con declaraciones juradas, certificados de pobreza y un sin fin de trámites burocráticos.
Para la elaboración de un programa con el que propongamos la refundación de la patria que hoy está rematando Milei resulta indispensable hacer centro en la necesidad de la implementación de un impuesto a la riqueza de carácter permanente. Del mismo modo no puede estar ausente la propuesta de la reducción de la jornada laboral, sin que se reduzca con ella el salario, algo que permitiría reactivar el empleo y poner en discusión la tasa de ganancias de las empresas y la plusvalía que se le extrae a lxs trabajadorxs.
La corrupción inherente al sistema capitalista no tiene otro fin que el de favorecer la concentración de la riqueza. Un claro ejemplo de esto es el caso del «senador oficialista» por Entre Ríos, Edgardo Kueider, como se presentó ante la policía paraguaya al ser detenido en un control vehicular cruzando la frontera paraguaya por el Puente de la Amistad que comunica Ciudad del Este con más de 200 mil dólares en su mochila. Esta la sexta vez que hacía ese cruce en el último año y luego de quedar detenido pagó otros 300 mil dólares para esperar bien cómodo lo que vaya a definir la justicia en un lujoso complejo en Asunción.
Este legislador nacional, que asumió su banca por el el Frente de Todos Unión, fue clave para la aprobación de la Ley Bases, la ley que cambió de forma regresiva el marco normativo de la economía argentina para profundizar aún más la concentración monopólica de la riqueza. Otro ejemplo elocuente en el mismo sentido es el del diputado más rico de la Argentina, el macrista Cristian Ritondo, al que se le descubrieron cinco propiedades no declaradas en Miami mientras, más sucio que una papa, sigue insistiendo en la cruzada por la aprobación del proyecto «Ficha Limpia» para proscribir a Cristina Fernández en base a fallos armados por jueces y fiscales amigos de Macri.
Este gobierno continuador de la miseria planificada y de la destrucción de la industria nacional inaugurada con el modelo neoliberal de la última dictadura cívico-militar, fiel a su ideología vendepatria no deja de hacer lobby para concretar el beneficio de la prisión domiciliaria para los pocos genocidas que quedan tras las rejas y avanzar en un nuevo proyecto de impunidad que deje en libertad a todos los condenados por delitos de lesa humanidad. Así se advirtió ayer en la conferencia de prensa realizada por la «Red en Defensa de los Derechos Humanosy la Democracia», con presencia de la Liga, en la sede de ATE Nacional y en el marco del Día Internacional de los DDHH.
En la conferencia sus integrantes brindaron un informe detallando la vulneración a los derechos humanos y al Estado de derecho durante estos doce meses, en los que no pararon de presentar proyectos y denuncias ante el Congreso de la Nación, la Corte Suprema y diversos organismos internacionales contra los atropellos sistemáticos de este gobierno reivindicador de la dictadura.
La recuperación virtuosa de la economía (es decir, la que llega realmente al bolsillo del pueblo) puede encontrar un cauce en el camino de la integración regional. Pero en un paradoja de la historia, al cumplirse 200 años de la victoria de los pueblos de América del Sur en la Batalla de Ayacucho contra el colonialismo español, Milei asumió en la última cumbre del Mercosur en Montevideo como presidente pro témpore de este bloque estratégico al que calificó como «una prisión» y el que, en perjuicio de los intereses comunes de nuestros pueblos firmó un acuerdo con la Unión Europea. Para peor, a pedido de Trump, el mandatario argentino no deja de alentar la materialización de acuerdos de libre comercio con los EEUU, algo que no es compatible con los estatutos del organismo.
Como era de esperar, en el encuentro de la CPAC realizado la semana pasada en Puerto Madero quedó de manifiesto la defensa a ultranza de los intereses del imperialismo yanqui que hace este espacio para contrarrestar desde el neofascismo el avance del mundo multipolar. En la ocasión Milei presentó un decálogo de propuestas reaccionarias para la lucha ideológica en el que puede destacarse el punto en el que se afirma que «Dar la batalla cultural desde el poder no sólo es recomendable, sino que es una obligación». Este rosario de verdades mileistas estaba, increíblemente, encabezado por una cita de Lenin: «Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario».
Insistimos en que, más allá de las formas bizarras, es una locura subestimar la articulación del neofascismo a nivel internacional y que es desde un enfoque antiimperialista (como se reivindicó en el Encuentro contra el Fascismo y expresiones similares realizado en Venezuela en simultáneo al encuentro de la CPAC y en el que participó una delegación del Partido y la Fede) como podremos ser más eficientes en el combate político e ideológico contra el neofascismo.
El ministro de economía y encargado de poner en marcha la motosierra todos los días, Luis Caputo, también fue parte del evento de la CPAC e hizo alusión a la importancia de «dejarse de joder con las formas», «ahondar» en la tan mentada «batalla cultural» y, con total impunidad y ante la complicidad del auditorio, lanzó la máxima: «la izquierda multiplica la pobreza y la derecha la reduce».
La batalla cultural no es ninguna abstracción teórica; es una lucha práctica que debemos dar todos los días y en todos los frentes para frenar el avance del neofascismo ultraliberal en la Argentina y abrirle paso a una vida digna para todxs.
Hoy, al cumplirse un año de la asunción de este gobierno devastador de derechos, estamos lanzando la «Campaña Nacional de Afiliación y Crecimiento Agustín Tosco» desde el Partido Comunista precisamente con el objetivo de contribuir a profundizar la lucha de ideas, como no puede ser de otra manera, de la mano de la profundización de la lucha política y reivindicativa y de la creación de poder popular.