¿Qué es la Doctrina Monroe? ¿Cuál es su vigencia y qué representa para los pueblos de nuestra región en el marco actual de un mundo multipolar? Sobre esto reflexiona en la siguiente columna el ensayista, novelista e investigador en temas históricos Horacio López.
Con la amenaza de invasión a Venezuela por parte de los Estados Unidos, más allá de si esta se concreta o no, estamos asistiendo en Nuestra América al final de la aplicación de la llamada Doctrina Monroe en América Latina. El llamado patio trasero de EE.UU., campo exclusivo de sus tropelías mediante invasiones, golpes de Estado, expoliaciones de recursos naturales, imposiciones de planes económicos, etc., desde el siglo XIX hasta nuestros días, ha dejado de ser territorio de dominio total de la potencia imperialista. Y no porque otras potencias le estén disputando su hegemonía territorial, sino porque al calor de la reconfiguración del orden mundial, países soberanos logran alianzas que los protegen de la hasta ahora supremacía militar yanqui. Es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, país que a través de pactos de asistencias mutuas, de integración a polos de poder económicos, comerciales, militares, como es el caso de los firmados por los países integrantes del grupo llamado BRICS, agrupación de economías emergentes que actualmente incluye principalmente a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, no se siente sola a la hora de defenderse de la anunciada agresión. Hoy Venezuela está recibiendo una impresionante ayuda logística por parte de Rusia, China, Irán, que se compone de armamento, drones y misiles de última generación, ayuda satelital, técnicos, etc., a lo que hay que sumar la presencia de buques de guerra rusos y chinos navegando por el Caribe marcando presencia y signos de amedrentamiento.
La Doctrina Monroe: América para los americanos
No sólo hubo que vérselas al comienzo de la guerra independentista contra España, la Santa Alianza e Inglaterra (esta última indirecta y directamente a veces), sino también contra Estados Unidos y su hipócrita posición de “falsa neutralidad”. Estados Unidos negó la ayuda en armas a las fuerzas patriotas, pretextando una posición de “neutralidad”, sino que en secreto vendía armas a España. Un caso concreto fue el de las goletas norteamericanas Tigre y Libertad, a las que las fuerzas venezolanas lograron capturar en 1817 con las manos en la masa. A partir de allí se inició una “guerra” diplomática en la que Simón Bolívar desnudó la política oportunista de los norteamericanos. En una de las tantas cartas que el Libertador envía o responde a mister Irvine, agente de EE.UU., deja clara su posición: “Desde el momento en que este buque (se refiere a la Tigre) introdujo elementos militares a nuestros enemigos para hacernos la guerra, violó la neutralidad y pasó de este estado al beligerante; tomó parte en nuestra contienda a favor de nuestros enemigos…” Al margen de este incidente, Bolívar tuvo claridad permanente sobre las ambiciones del pre imperialismo de EE.UU. Esto bien lo refleja su famosa definición en la llamada Carta de Jamaica de 1829: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.
Pocos años antes, en 1823, en la etapa final ya de la guerra de emancipación en Nuestra América, es presentada al Congreso de EE.UU la llamada Doctrina Monroe, que lleva el nombre del presidente que la introdujo en el Congreso, denunciando las ambiciones de ese país para apoderarse de territorios hispanoamericanos, alertando además a los europeos para que no se inmiscuyan. Dicha doctrina establecía: 1°) Que los continentes americanos no son susceptibles de colonización por las potencias europeas. 2°) Que EE.UU. considera peligrosa para su paz y seguridad toda tentativa por parte de las potencias europeas de extender su sistema político a una porción cualquiera del hemisferio americano: y conceptuarán como manifestación de sentimientos hostiles cualquier intervención de una potencia europea en una de las repúblicas que han declarado o sostenido su independencia…
Estados Unidos, en aquellas épocas, enarbolaba la Doctrina Monroe como el depredador que espanta a los de su misma calaña para poder gozar él solo del festín. Bien lo definió mucho después José Martí en el artículo que escribiera sobre la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, ese temprano intento de dolarización –por suerte fracasado- que los yanquis quisieron imponer en 1890 en todos nuestros países: “Si a un caballo hambriento se le abre la llanura, la llanura pastosa y fragante, el caballo se echará sobre el pasto, y se hundirá en el pasto hasta la cruz, y morderá furioso a quien lo estorbe”.
Venezuela preparada ante la agresión
La Administración Trump comenzó a preparar la anunciada invasión al país sudamericano, primero psicológicamente, con discursos rimbombantes y amenazas de sus principales funcionarios; luego comenzó a enviar parte de su Armada a la zona del Caribe (el 30% de su flota), en donde comenzó a bombardear pequeñas lanchas de pescadores, con la excusa de que transportaban drogas del inventado Cártel de los Soles, según ellos comandado por el presidente Maduro, hacia el país del norte. Con ese acto criminal asesinaron a más de ochenta pescadores, sin pruebas ni evidencias, ganándose el repudio internacional. Completaron la escena con el envío del portaaviones más grande del mundo, el Gerald Ford, para mostrar que los aviones que transportaba serían los primeros que bombardearían Caracas. El USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y tecnológicamente avanzado del mundo, es el buque insignia de la llamada Operación Lanza del Sur. Con capacidad para 5000 tripulantes y hasta 70 aeronaves, y operando con energía nuclear, su sola presencia es un gesto de intimidación brutal. El USS Gerald R. Ford es el más desarrollado para la guerra y está equipado con la tecnología más letal y capacidad para proyectar poder aéreo a miles de kilómetros de distancia. Su presencia implica la capacidad de lanzar ataques aéreos, operaciones anfibias, misiones de inteligencia profunda y proyección de fuerza a gran escala.
Día tras día los latinoamericanos y el mundo entero aguardaban el inicio de las hostilidades, pero ese plan se fue dilatando. Ocurrió que el escenario había cambiado radicalmente: Venezuela no estaba sola; sus socios estratégicos, Rusia, China, Irán, se habían movilizado enviando armamento de última generación, misiles, técnicos para operarlos, y hasta barcos de guerra que se establecieron en aguas caribeñas. Por vez primera Estados Unidos constató que ya no era el “caballo hambriento” que podía disfrutar solo de la “llanura pastosa y fragante”, al decir de Martí. Incluso la realidad de la guerra en Ucrania, en la que la OTAN se camufla detrás de ese país para atacar a la Federación Rusa cuando puede, se le comenzó a mostrar a los agresores gringos como un ejemplo al revés de lo que le puede llegar a pasar si los aliados estratégicos de Venezuela se posicionan detrás del país caribeño y la flota más grande del mundo comienza a recibir misiles hipersónicos como respuesta; ese temor hizo que al portaaviones lo desplazaran detrás de Puerto Rico para evitar una catástrofe de gran magnitud. En los últimos días lanzaron la versión de que el Gerald Ford en diciembre deberá regresar a su apostadero para reparaciones programadas (¿planificación agendada o huída?). Los yanquis deben tener fresco en su memoria cuando tuvieron que hacer huir del mar Rojo al portaaviones Abraham Lincoln atacado con drones y misiles por los Hutíes de Yemen.
Declaraciones bolivarianas
La vicepresidenta ejecutiva y ministra de Petróleo de Venezuela, Delcy Rodríguez, reiteró hace unos días durante un acto con estudiantes de la Universidad Venezolana de Hidrocarburos (UVH) el compromiso del país con la defensa de sus recursos naturales frente a presiones externas.
En referencia al despliegue militar del Comando Sur de Estados Unidos, la ministra señaló: “El camino no es enviar barcos para tomar nuestras reservas, ni amenazarnos militarmente. El camino es la ley internacional, la cooperación internacional”.
O sea que el problema son los recursos naturales de Venezuela, principalmente el petróleo y no la burla mentira de combatir el narcotráfico. Además con semejante despliegue militar Donald Trump pretende desviar la atención de los estadounidenses de la grave situación económica y social que atraviesa su país.
El Fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, destacó que su país «lucha contra el tráfico de drogas de manera implacable», al tiempo que denunció los crímenes de lesa humanidad en aguas internacionales perpetrados por Estados Unidos. En su alocución, Saab informó que a lo largo de los últimos ocho años las acciones judiciales han resultado en incautar un total de 370 toneladas de drogas ilícitas, , lo que subraya la firmeza del Estado venezolano en la defensa de su territorio y la salud pública.
En un mensaje dirigido a la Aviación Militar Bolivariana a propósito de su 105.° aniversario, el presidente de la República, Nicolás Maduro, aseguró este jueves que ninguna "amenaza ni agresión" extranjera amedrenta al pueblo venezolano, que ha dado pasos decisivos para defender la soberanía de su país”.
El secretario nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, explicó que se iniciará un proceso con reuniones entre los enlaces de la Dirección Nacional del PSUV y los jefes de las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH). Luego, cada jefe de UBCH deberá realizar entre tres y cuatro asambleas en sus comunidades para elegir los comandos, mediante la aplicación del mismo procedimiento para la conformación de los comités.
Desde el jueves pasado y hasta el sábado 29 de noviembre se realizó la conformación de los Comandos de Comunidades Bolivarianas Integrales, una nueva estructura organizativa que se plantea como instancia superior de los más de 237 mil Comités Bolivarianos de Base Integral activos en todo el país.
Como conclusión podemos afirmar que además de no estar sola frente a la agresión imperialista, Venezuela tiene a su pueblo organizado y adiestrado militarmente. Se produzca o no la mentada invasión, EE.UU. debe tomar nota de que los tiempos han cambiado, de que ya no será un paseo el intento de avasallar la soberanía de cualquier país, lo cual le costaría muy caro, y de que el orden mundial ya no depende de sus imposiciones.