Así definió desde Adiuc, la integrante de la CoNaT, Mariana Rodríguez, a la hoja de ruta que Conadu estableció para las próximas semanas, donde se destaca un paro por 48 horas y una nueva Marcha Nacional. La marcha es en defensa del sistema público universal y gratuito de educación, entro otros reclamos.
Mañana martes y el miércoles venidero, los docentes universitarios van a llevar a cabo un nuevo paro que fue convocado por el plenario de secretarios generales de Conadu que de esta manera ratificó lo acordado por el Frente Sindical Universitario donde también se coincidió en la necesidad de proponer una nueva Marcha Nacional para la semana que va del 9 al 13 de septiembre.
Como se recordará, la semana pasada tuvo lugar un paro que se extendió durante tres jornadas, en las que se visibilizaron los principales ejes que tienen las demandas del sector: la recomposición salarial y del presupuesto universitario, la restitución del Fondo Nacional de Incentivo Docente y el rechazo al intento de prohibición del derecho a huelga que la Presidencia Milei intenta imponer por medio de una ley que declare la esencialidad de la educación.
Pero fundamentalmente aquello que los docentes universitarios salen a defender es el sistema público universal y gratuito de educación, que es lo que el actual gobierno está poniendo en riesgo con un brutal ajuste que atenta abiertamente contra el salario de estos trabajadores y la posibilidad de que las universidades funcionen adecuadamente.
Es que a principio de año, cuando la Presidencia Milei ya había perpetrado la devaluación del 119 por ciento, las universidades coincidieron cuando plantearon que con los recursos congelados a los montos establecidos por el Presupuesto 2023, no tenían dinero suficiente para llegar más allá de mitad de año. Esa vez, por medio de la cartera de Capital Humano que absorbió al desaparecido Ministerio de Educación, el gobierno anunció con bombos y platillos que otorgaba el doscientos por ciento para el presupuesto de funcionamiento que, en realidad, representa algo así como sólo el diez por ciento presupuesto total.
Por lo que cuando se disipó el humo pudo advertirse que el resto, lo correspondiente a recomposición de salarios, había quedado en veremos. Y de ahí es que los gremios que representan al sector, coinciden en que los trabajadores perdieron alrededor del cuarenta por ciento de masa salarial y sin actualización, lo que explica de qué va uno de los puntos fundamentales de la demanda, ya que además a esto se suma el hecho de las partidas para asignadas al funcionamiento de las casas de estudio, resultaron esquilmadas por el casi 92 por ciento de inflación que se registra desde diciembre.
En la cotidianeidad, todo esto se traduce en la imposibilidad de reponer insumos, material didáctico y otras herramientas esenciales para el dictado de clases, al tiempo que hay cursos que se daban por la noche, que debieron cerrarse o cambiar de turno porque las facultades donde se dictan no pueden pagar la tarifa de energía eléctrica.
Otro punto que debe tenerse en cuenta es el duro impacto que para docentes, no docentes y estudiantes representa el traslado desde y hacia las unidades académicas, ya que desde que Javier Milei es presidente, la quita de subsidios nacionales, llevó a que el boleto del transporte urbano de pasajeros sufriera un aumento del seiscientos por ciento, mientras que en la zona Amba además se dejó sin efecto al "boleto integrado" lo que representa un incremento del veinticinco al cuarenta por ciento para aquellos que utilizaban esta modalidad.
Así las cosas y cuando ya pasamos mitad de año, queda claro que aquello sobre lo que en enero advirtió la comunidad universitaria, hoy es una triste realidad, pero también que el gobierno nacional lejos está de rever su posición, por el contrario, busca profundizarla con hechos más que elocuentes como el que tuvo días atrás cuando ante el reclamo de los docentes apenas ofreció una recomposición salarial del tres por ciento para agosto y un dos para septiembre.
Por eso es que no resulta antojadiza la determinación de los trabajadores de ir a una nueva medida de fuerza, en lo que puede constituirse en la previa de otra Marcha Federal Universitaria como la que multitudinariamente recorrió las principales ciudades del país el 23 de abril pasado.
Crecer desde el pie
Mariana Rodríguez es integrante de la Corriente Nacional Agustín Tosco (CoNaT) y como docente de la Facultad de Psicología, hasta hace poco fue delegada durante tres períodos de Adiuc, que es la gremial que agrupa a los docentes e investigadores de la Universidad de Córdoba, y destaca la tarea que se realiza desde el espacio organizativo que es el Frente de Asociaciones de Base de Conadu, "que se viene gestando desde hace tres o cuatro años, como una instancia de debate a nivel nacional, que también como CoNaT nos permite la articulación con otras fuerzas".
Este es un dato clave para comprender la fortaleza que presenta la articulación de fuerzas que se vio plasmada en la Marcha Nacional de abril y que continúa plantándose ante el ajuste gubernamental. "Lo que está emergiendo ahora tiene que ver con la articulación de actores, no sólo con las condiciones sociales coyunturales que impone este gobierno, sino con un trabajo de tejido que venimos realizando desde hace mucho tiempo entre los trabajadores" algo que, destaca, "resulta interesante a la hora de analizar este fenómeno".
Pero asimismo, Mariana Rodríguez es contundente cuando puntualiza que por responsabilidad del gobierno nacional "en realidad nunca hubo diálogo" y recuerda que "hay un presupuesto universitario que no está actualizado desde 2023, y en un contexto de los niveles inflacionarios que tenemos ni siquiera se sentaron a discutir el tema presupuestario de la universidad". Es que, "por más que dieron un doscientos por ciento, eso era para gastos de funcionamiento, pero nunca impactó en los salarios docentes que efectivamente perdieron un cuarenta por ciento, con lo cual está en peligro el funcionamiento de las universidades", ya que "hay casos como la de Córdoba que quizás puedan afrontar mejor esta situación, pero hay otras que son muy pequeñas y que están mucho más complicadas".
Y recalca que "falta un debate real porque el gobierno nunca se sentó a discutir presupuesto ni paritarias y, en lugar de eso, sólo hay mesas en las cuáles nos informan cuánto están dispuestos a dar, como este tres por ciento que ofrecen ahora y que es una ridiculez ante una pérdida del cuarenta por ciento", algo que "viene a ser como decirnos a los docentes 'me río de lo que me ustedes me dicen y de sus necesidades'". Y esas necesidades no son exclusivas de los docentes, ya que son las de toda la comunidad educativa y del complejo de investigación científica y tecnológica, por lo que de lo que se ríe la Presidencia Milei es de una de las herramientas clave para que Argentina pueda ser una formación estatal soberana y en la que, a fin de cuentas, el pueblo pueda vivir dignamente.
Con este telón de fondo y con la próxima Marcha Nacional a la vuelta de la esquina, Mariana Rodríguez celebra que pese a que el panorama que plantea el gobierno "es nefasto", la comunidad educativa exhibe que no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados y destaca el papel que en esto tienen los estudiantes. "La marcha de abril tuvo que ver con un fuerte trabajo de base por parte de los docentes y estudiantes que estamos en la diaria, laburando en educación, y vemos la situación de caída de nuestra universidad", reflexiona la integrante de la CoNaT y añade que "eso es lo que empujó el movimiento que movilizó la Marcha, que fue hermoso ya que se pudo dialogar y sumar a gente joven que advirtió lo que están haciendo con la universidad".
Porque, hace hincapié, "hay una cuestión salarial de base, una cuestión de presupuesto que es muy importante y una búsqueda por profundizar el debate en torno a qué universidad queremos", ya que "no se trata sólo del salario docente y de una baja de presupuesto: de lo que se trata es de una conceptualización de universidad, de que está en riesgo lo público y que estamos siendo objeto de golpes como docentes, por eso de lo que se trata es de la defensa de la universidad".
Y, en ese marco, no duda a la hora de resaltar que "aunque no soy demasiado optimista pensando en que nos vayan a recomponer mucho el sueldo, lo soy al pensar en que estamos estableciendo espacios de diálogo y puentes con el estudiantado para reflexionar sobre qué educación queremos, para movilizar y generar nuevos aires, nueva gente y nueva militancia" y también "en lo que significa la unidad de los trabajadores en la lucha, porque se ha articulado mucho con los no docentes y estudiantes". Y, en este sentido, "me parece que esto es un espacio de fuerte lucha, pero también de potencial crecimiento generacional a nivel de superación ideológica, de pensar nuevas gentes y militancia".