La irrupción por la fuerza de policías en la embajada mexicana en Quito, enciende alarmas en la región. “Hay que rechazar este atropello”, dijo en diálogo con Nuestra Propuesta, el ex Procurador de Estado ecuatoriano, Xavier Garaicoa Ortiz.
Durante la noche del viernes pasado, integrantes del Bloque de Seguridad, una fuerza conjunta integrada por personal de Policía y el Ejército, ingresó por la fuerza a la sede de la Embajada de México en Quito con el objetivo de detener al ex vicepresidente, Jorge Glas, que se encontraba en el lugar después de que México anunció que le daba asilo diplomático.
Se trata de un hecho gravísimo que viola convenciones suscriptas por el Estado ecuatoriano, pero también los Derechos Humanos de cuerpo diplomático y del propio Glas, al tiempo que ubica al régimen que encabeza Daniel Noboa al margen de normas básicas de convivencia internacional, ya que vulnera el artículo 29 de la Convención de Viena sobre delegaciones diplomáticas.
Glas se convirtió en un fetiche para el régimen que se impuso en Ecuador tras la voltereta en el aire que dio Lenin Moreno a poco de convertirse en Presidente. Y precisamente como vice de Moreno -antes lo fue de Rafael Correa-, resultó una de las primeras víctimas del lawfare y como tal fue sentenciado a ocho años de prisión. Pero después de cumplir con más de la mitad de esa condena, salió en libertad merced a otro fallo judicial, en ese caso, emitido por el juez Emerson Curipallo.
A fines de diciembre, la jueza de garantías penitenciarias, Melissa Muñoz, se valió de un recurso formal para revocar la libertad provisional, por lo que dispuso su captura y regreso a la cárcel, pero Glas ya se encontraba alojado en la embajada de México como “huésped” y a la espera de una respuesta a su pedido de asilo político.
El telón de fondo de todo esto, encuentra al presidente Noboa decidido a jugar el futuro de su gobierno en una consulta popular prevista para el domingo 21 de este mes. Recordemos que fue elegido para completar el mandato del renunciante Guillermo Lasso y que, desde su asunción, Ecuador se vio atravesado por un fuerte recrudecimiento de la violencia protagonizada por bandas narco, pero también de aquella perpetrada por las fuerzas de seguridad, así como por una profundización de la injerencia estadounidense en los asuntos internos de Ecuador, que es favorecida por el propio Noboa (Ver “Ecuador, un protectorado de EE.UU”).
Por eso es que resulta más que sugestivo este temerario golpe de efecto que representa la detención de un político demonizado por la massmedia diseñada para servir a los intereses de la clase capitalista, pero también por el propio EE.UU. que tiene en Noboa a uno de sus principales títeres para la región. Porque es evidente que un acto de tal peligrosidad no puede perpetrarse sin el guiño estadounidense.
Según se supo, Glas fue trasladado a una prisión de máxima seguridad conocida como La Roca, que está ubicada en Guayaquil. Por su parte, México rompió relaciones diplomáticas con Ecuador y adelantó que va a denunciar ante la Corte Internacional de Justicia el asalto a su sede diplomática, hecho que se inscribe en una peligrosa lógica que reconoce como antecedente más reciente al bombardeo perpetrado por el Estado de Israel sobre la delegación diplomática de Irán en Damasco. Significativamente, Noboa e Israel son dos de los aliados que Javier Milei eligió para Argentina.
Xavier Garaicoa Ortiz fue Procurador del Estado de Ecuador y es un relevante jurista docente en universidades de su país y España, y fue contundente cuando recalcó que es preciso “rechazar este atropello”, tras lo que recordó que su país “siempre tuvo buenos antecedentes con México”, una tradición que ahora se ve vulnerada por la decisión de la Presidencia Noboa.
Pero asimismo, de este modo muestra que “hay mucha torpeza por parte de la Cancillería en lo que hace a las relaciones diplomáticas”, lo que ya se puso de manifiesto con la actitud gubernamental respecto a las relaciones con Rusia y al hecho de que no reconozca al gobierno legítimo de Venezuela, algo que “ni EE.UU, lo había pedido”.
Y señaló la contradicción que esta determinación trae aparejada para la propia clase capitalista que actúa en Ecuador, porque tras salir de la Unasur, Quito se volcó hacia la Alianza del Pacífico y “la condición para que se dé la aceptación plena en ese espacio era celebrar un tratado de libre comercio con México”, lo que al menos por ahora queda absolutamente alejado de cualquier concreción.
Garaicoa Ortiz puntualizó también que Glas ingresó en la sede diplomática en calidad de refugiado y que “el refugio y el asilo se respetaron hasta en las peores dictaduras” y explicó que la figura del asilo “consiste en derecho para la persona que la solicita y una garantía del Estado que lo brinda”, algo de lo que Ecuador hizo gala cuando brindó asilo político a Julian Assange, hasta que Moreno “lo vendió ante el requerimiento de los ingleses”.
Por otra parte, hizo hincapié en que “la inviolabilidad territorial en los estados modernos es muy importante” y, advirtió que el asalto a la embajada mexicana “fue violento porque esa inmunidad se hace extensible no sólo al embajador, sino que también al personal”. Y recordó que Noboa es el mismo que, no hace mucho, otorgó inmunidad diplomática al personal de las Fuerzas Armadas de EE.UU. que merced al gobierno que encabeza, actúan en Ecuador en el contexto del plan de seguridad interior que lleva a cabo.
Y tras sostener que en este caso la presencia de Glas en la sede diplomática pudo ser impugnada mediante mecanismos jurídicos, fue claro al remarcar que “lo que pasó fue absurdo, ya que desde que existe el derecho internacional, existen normas”. Pero, de todas maneras, insistió con que la situación del ex vicepresidente ecuatoriano “era un asilo ya concedido y, por eso, debió ser entregado a México: deben devolverlo a México”, porque el actual estado de cosas es un secuestro “que es un delito internacional”.