En la Universidad Nacional del Chaco Austral se le pone el pecho al desfinanciamiento que perpetra la Presidencia Milei y se va constituyendo el MUI “para trabajar en la construcción de una lucha colectiva y revolucionaria que realmente cambie las cosas”, tal como lo puntualiza Tania Galván.
Cada vez que en el súper o en la farmacia pague de cinco mil a diez mil pesos por un pequeño aerosol de repelente para mosquitos elaborado por una multinacional que monopoliza el mercado, gira sus dividendos al exterior y abastece o desabastece según lo considere necesario para maximizar su tasa de rentabilidad, recuerde que hay una universidad pública que imaginó, desarrolló y construyó una alternativa a ese producto que con un poco de apoyo estatal podría estar en las góndolas de todo el país, a un precio mucho más accesible y presentando una calidad superior.
Aedes Aegypti festeja y también la estadounidense SC Johnson, que es dueña del ochenta por ciento de las marcas de repelentes tradicionales, en pastillas y en aerosoles. Y lo hace porque la Presidencia Milei desfinancia y busca destruir a la universidad pública que, entre otras cosas, desarrolla un producto que aleja al mosquito transmisor del dengue, algo que preocupa a una multinacional que no está acostumbrada a la competencia.
Es que merced a la tarea académica y formativa, pero también al trabajo llevado adelante por sus investigadores, la universidad pública y el complejo científico tecnológico dependiente del Estado, demuestra que la generación de conocimiento es capaz de entregar a la sociedad soluciones prácticas a problemas cotidianos y estructurales que, además, en muchos casos son multiplicadores de riqueza, porque representan la posibilidad de agregar valor a la producción local, al tiempo que fomentan la generación de trabajo y arraigo.
Y uno de estos casos, aquel que precisamente se vincula al desarrollo del repelente contra mosquitos, tiene como escenario a la localidad de Presidencia Roque Sáenz Peña, más precisamente en la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAus), en cuyos laboratorios se realiza la elaboración de este tipo de productos ecológicos confeccionados a base de aceite de citronela, que en diversas ocasiones fueron distribuidos en la sociedad para evitar la propagación del dengue.
En todo esto es clave el Instituto de Investigaciones en Procesos Tecnológicos Avanzados de la UNCAus que depende del Conicet que, entre otras cosas, en base a una inversión importante que del Programa Equipar Ciencia, está financiando la construcción de un edificio que una vez terminado, le va a permitir contar con un lugar apto y propio para continuar fortaleciendo sus capacidades puestas al servicio del desarrollo científico y académico.
La prosecución de esa obra, como todo aquello destinado a financiar el desarrollo científico tecnológico, está en zona de riesgo a raíz del desfinanciamiento que se verifica en lo que va de la Presidencia Milei, que promete profundizarse conforme se desprende del texto del Proyecto de Presupuesto 2025.
La UNCAus es una casa de estudios joven, pero en apenas dieciséis años de vida logró formar profesionales en veintiún carreras que se agrupan en dos departamentos, el de Ciencias Básicas y Aplicadas, y el de Ciencias Sociales y Humanísticas. Precisamente en el último de ellos está la Licenciatura en Psicología que actualmente cursa Tania Galván, quien tiene 21 años, es oriunda de Presidencia Roque Sáenz Peña y una entusiasta militante de la Federación Juvenil Comunista.
“Somos un grupo de chicos que formamos parte de La Fede que, junto a estudiantes que provienen de otras identidades, estamos tratando de impulsar la creación del Movimiento Universitario de Izquierda, acá en la Universidad Nacional del Chaco Austral, y en ese proceso estamos en medio de la lucha por la Ley de Financiamiento”.
Lo que pasa en la UNCAus no es exclusivo de esa casa de estudios y eso es una buena noticia, ya que al calor de la lucha contra el desfinanciamiento que perpetra la Presidencia Milei sobre el sistema público, universal y gratuito de educación y, en particular, contra las universidades y el Conicet, se vio revitalizada la militancia en muchas unidades académicas y el MUI comenzó a constituirse o reorganizarse en universidades como las de Córdoba, La Matanza, San Juan y también la del Chaco Austral que no se ve exenta del tijeretazo gubernamental.
Así las cosas, las consecuencias del ajustazo en las universidades, constituyen una experiencia que los alumnos pueden narrar en primera persona. “La nuestra es una carrera nueva, la UNCAus es la primera universidad pública que la dicta en la provincia del Chaco”, indica Tania Galván y advierte que “vemos como afecta el ajuste por ejemplo a los profesores, ya que al ser una carrera nueva acá no hay tantos psicólogos y, entonces, todos los profesores vienen desde Resistencia e incluso algunos lo hacen desde Buenos Aires”.
Entonces con el recorte salarial que sufren “se les hace cada vez más cuesta arriba viajar para dar clases”, por lo que “se redujo la cantidad de profesores y de cuatro horas de cursada que deberíamos tener, ahora tenemos sólo dos”. Por eso, recalcó, “estamos ajustando clases y horarios, incluso hasta el lugar de las aulas, porque la nuestra es una universidad nueva que comenzó a tener muchas carreras y de repente aparece un gobierno como el actual que lleva a cabo un ajuste tan grande y en este contexto, por supuesto, que se vuelve muy difícil que carreras que requieren tanto presupuesto como la de Psicología sigan adelante”.
Con este telón de fondo, la militante de la FJC reflexionó que “con este escenario veo el panorama bastante feo” y después de destacar “el enorme trabajo de investigación y desarrollo de proyectos científicos que se hace en la UNCAus”, alertó que “ahora hay que preguntarse si no tenemos presupuesto cómo vamos a poder seguir trabajando con los ópticos técnicos, los ingenieros agronómicos…la farmacia, entre otras cosas”, esto es, desarrollos que la universidad vuelca a la comunidad a la que pertenece.
Queda claro que son muchas las consecuencias negativas que trae aparejado el desfinanciamiento que pesa sobre el sistema educativo y el de ciencia y tecnología ¿Pero qué impacto puede tener, por ejemplo, en una región como Roque Sáenz Peña, si esto se sigue profundizando? “Principalmente se acabarían muchos sueños y la posibilidad de ser lo una quiere ser y lo que quedaría sería terminar cayendo en tener que sobrevivir y no vivir, buscarse un laburo cualquiera para poder sobrevivir día a día”, sostuvo Tania quien se crió en el seno de una familia campesina, comunista y luchadora.
Tras lo que remarcó, “pertenezco a una generación de este siglo, nací en 2003, y tuve la posibilidad de poder pensar en otra vida diferente…sin una universidad pública, sobre todo acá en el Chaco que es una provincia muy pobre y golpeada en muchos aspectos, la cosa se volvería muy difícil”. Y añadió: “hay muchísimos alumnos que van a la facultad con sueños que tienen que ver con la posibilidad de que se puede cambiar para bien, y es ahí donde si la universidad deja de existir o se cierra para las mayorías, se le cierran las puertas a esos sueños, pero también deja de existir un lugar de debate y que fomenta la toma de consciencia”.
Por eso es que, sin dudarlo, recalca que aquello es motivo más que suficiente “para trabajar en la construcción de una lucha colectiva y revolucionaria que realmente cambie las cosas, porque es importante luchar para que la universidad no desaparezca, pero también debemos reflexionar acerca de qué hacemos con la universidad que tenemos”. Y de ahí que “es importante construir el MUI en nuestra universidad, porque en el caso de los estudiantes, el único centro que está funcionando hace mucho tiempo está en manos de la Franja Morada y no creo que ellos tengan una perspectiva de mejorar la universidad que tenemos todos los días…esa es una perspectiva que debemos instalar nosotros y nosotras”.