En los recientes comicios municipales el Partido Comunista de Turquía duplicó su caudal electoral en comparación a los comicios de 2023.
Con más de 127 mil votos, los comunistas turcos duplicaron su caudal electoral en comparación a los comicios de 2023, en las recientes elecciones municipales y lo hicieron en un escenario complejo, que es el que derivó de la polarización que hubo entre los dos grandes bloques conformados por el oficialista AKP y la socialdemocracia del CHP.
El punto más alto del Partido Comunista de Turquía (TKP) se registró en el municipio de Defne, que no hace mucho fue gravemente afectado por un terremoto. Ahí, su candidato Hizam Hasirci, se hizo con el 39,6 por ciento de los votos, lo que puso a los comunistas en el segundo lugar. Esto sumado a los conseguidos en otros puntos del país, llevaron a que el TKP obtenga una decena de escaños en los concejos municipales y una banca en un concejo provincial.
“Hay una transformación en el escenario político con un declive del partido de Erdogan, pero que también está caracterizado por el surgimiento de un nuevo proyecto político del capitalismo turco, que está representado por el socialdemócrata CHP”, indicó el secretario general del TKP, Kemal Okuyan.
Precisamente la gestión que encabeza Recep Tayyip Erdogan no pasa por su mejor momento, ya que Turquía enfrenta una inflación interanual del 67 por ciento, en un contexto en el que su moneda se depreció seriamente durante el último año. Esto se vio reflejado en el resultado electoral por el que AKP, que gobernaba 38 capitales provinciales desde las municipales de 2019 y ahora pasará a hacerlo en veintitrés, mientras que el CHP subió de veintidós a 36, entre las que se encuentra Bursa que es la cuarta ciudad del país en importancia.
“Estas elecciones son un frente más de lucha enmarcado en unos principios, un programa y unos objetivos que son los que tenemos los comunistas”, hizo hincapié el titular del TKP, por lo que instó a “no desviarse ni un ápice de la lucha contra el imperialismo, los monopolios multinacionales, el gran capital y las sectas religiosas que hay en Turquía y su sistema político-institucional”.
Y, sin dudarlo, definió que es preciso que el TKP “transforme su movimiento de expansión y localización en un proceso de profundización simultáneo”, ya que “de otra manera es imposible que un partido de la clase trabajadora cumpla su misión revolucionaria”.