El juez que interviene en el crimen de Andrea Amarante, Pamela Cobas y Roxana Figueroa insiste en que se trató de un delito común. “Esto es de una hipocresía y un cinismo atroz”, advirtió desde la Corriente Lohana Berkin, Andrea Mossano.
“Esta burrada, incluso jurídica, que está haciendo este juez tiene que ver con este contexto peligroso que lo avala desde ciertos lugares de la política y, sobre todo, desde los discursos de Milei que han fomentado e intensificado de odio a todo lo que no se parezca a esa hegemonía heteronormada”, advirtió desde la Corriente Lohana Berkins, Andrea Mossano, quien es lesbiana y militante del PC, al referirse a la negativa del juez Edmundo Rabbione de reconocer que fue un lesbicidio el crimen de Andrea Amarante, Pamela Cobas y Roxana Figueroa.
Como se recordará el 5 de mayo en un hotel de residentes ubicado en el porteño barrio de Barracas, Justo Fernando Barrientos arrojó un coctel explosivo dentro de la habitación en que estaban las tres víctimas fatales y Sofía Castro, quien sobrevivió al atentado. Sofía era pareja de Andrea, el mismo vínculo unía a Pamela Cobas y Roxana Figueroa. Barrientos las odiaba simplemente porque eran lesbianas, pero pese a esto el magistrado persiste en su postura de negarse a reconocer el lesbicidio, por lo que además de desestimar la perspectiva de género, ignora las órdenes que en tal sentido le dio un tribunal superior, lo que llevó a que la única sobreviviente solicité que Rabbione sea recusado.
Con este telón de fondo, nada tiene de antojadiza la aseveración de Andrea Mossano sobre el clima de odio que propician la Presidencia Milei y el esquema que la rodea, algo que en este caso es determinante, ya que pocos días antes en una entrevista radiofónica, el abogado Nicolás Márquez, que es amigo personal de Javier Milei y referente de La Libertad Avanza, remarcó que “cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad como lo ha hecho hasta la aparición de Javier Milei en escena, está incentivando una conducta autodestructiva”. Estos dichos, lejos de haber constituido un hecho aislado, se sumaban al cierre del Ministerio de la Mujer y del Inadi, pero también a la supresión, vaciamiento y ahogo financiero que a instancias de La Rosada, ya por entonces sufrían todas las áreas y programas vinculados a políticas de género.
“Cuatro días antes del femicidio el biógrafo y amigo del presidente salió a los medios para decir que los homosexuales somos pervertidos y demás”, recordó la integrante de la Corriente Lohana Berkins y puntualizó que “ahora se está acompañando a Sofía que es la única sobreviviente, que está como querellante, para poder apartar a este juez que propicia una misoginia enorme porque no sólo no reconoce el vinculo sexoafectivo y amoroso que había entre ella y Andrea”, sino que “se la revictimiza en el proceso porque no se escucha a quienes quieren aportar pruebas a la causa para que sea tomada como un crimen de odio”.
Así las cosas resaltó que desde que Argentina suscribió la Convención de Belén de 1994 “el Estado debe incorporar herramientas que sean propicien la eliminación de las desigualdades y odios hacia las mujeres”, algo que se está vulnerando en este caso cuando no se acepta que Sofía sea querellante no sólo por ser víctima directa, sino por el lazo que la unió a Andrea Amarante.
Pero también señala que el juez Rabbione no respeta lo que establece el articulo 80 inciso 4 del Código Penal “que habla específicamente sobre los crímenes de odio hacia la diversidad sexual, las etnias y la religión”, por lo que “tenemos a un juez que trata de sacar la figura de femicidio y lesbicidio con el agravante que eso indica” y que lo hace “para este hecho aparezca como un crimen más, como si hubiera sido un asesinato en otro contexto”, ya que “sabe que si lo hace al asesino le cabría perpetua”.
Por otra parte, también salió al cruce del intento de hacer pasar como inimputable a Barrientos, que se vehiculiza cuando el juez atiende el argumento de que no comprendía la gravedad de lo que estaba haciendo en el momento en que arrojó un coctel explosivo a la habitación en la que estaban descansando las cuatro mujeres. “Eso es de una hipocresía y un cinismo atroz, porque en esa vecindad todo el mundo sabía que esta persona cotidianamente se la pasaba discriminando y diciendo palabras de odio directamente contra la decisión de vida y elección sexual de estas cuatro mujeres”, puntualizó Andrea y recordó que varias veces el asesino había amenazado con hacer lo que finalmente hizo.
“Lo tenía planificado, es un tipo que tiene 67 años por lo que de acuerdo a la legislación puede tener una expectativa de recibir prisión domiciliaria y hasta está tratando de hacerse pasar por inimputable”, lamentó y fue clara al sostener que “por eso es que desde la querella se ha pedido que el apartamiento de Rabbione, porque está tomando la causa casi a favor del victimario que perpetró un crimen de odio que no se puede negar”.
Pero lo que tampoco se puede negar son “todas las agresiones que padece el colectivo Lgtb, que son el contexto para que cuatro mujeres lesbianas de entre cuarenta y cincuenta y pico años, se vean obligadas por los desarraigos familiares, porque no pueden conseguir un buen trabajo y la historia de vida las lleva a vivir hacinadas en una habitación sin baño…cuatro mujeres que han estado en una situación de acompañarse y resguardarse”. De ahí que en este caso “también hay un crimen previo, que es el de la pobreza, el no poder acceder a una casa y un trabajo dignos”.
Y desestimar los reclamos de justicia de las personas empobrecidas por el sistema, es una de las características medulares del capitalismo que vuelve a exhibirse con total impudicia en el caso de triple lesbicidio de Barracas. “Hay una cosa que son los genocidios por goteo que tiene que ver con esas muertes silenciosas que se dan en lo diario hacia mujeres pobres, negras, indígenas, hacia el colectivo Lgtb… hacia lo que no encaja, hacia lo que desde lo céntrico se suele definir como lo periférico”, recordó la integrante de La Lohana Berkins y advirtió que el actual contexto político, “donde se envalentona la intolerancia y el desprecio hacia lo diferente y lo diverso, hacia las propias divergencias, es un ejemplo más de que no nos equivocamos cuando decimos que el capitalismo es una maquina destructora de la humanidad”.
Mientras tanto y sin aportar ningún dato que avale sus dichos, ayer el vocero presidencial, Manuel Adorni, aseveró que en Argentina “los asesinatos de mujeres se redujeron en más de un diez por ciento”, algo que atribuyó “al gran trabajo de los ministros Patricia Bullrich y Cúneo Libarona”. Pero, con datos y relevamientos serios sobre la mesa, la Casa del Encuentro establece que durante los primeros diez meses del año, fueron perpetrados 275 femicidios en el país, esto es un 13,2 por ciento más que durante el mismo período de 2023. La cifra se eleva a 308 de acuerdo al recuento hecho por el Observatorio contra la Violencia Patriarcal Lucía Pérez, que se extiende entre enero y diciembre, en tanto que la organización Ahora que sí nos Ven, registra 289 crímenes de este tipo.
Así las cosas, en lugar de jactarse de cifras inverosímiles, Adorni debería explicar por qué motivo el gobierno que integra desmanteló el área que intentaba brindar protección a mujeres en zona de riesgo, algo que es fácil de verificar cuando se advierte que, entre otras cosas, la Línea 144 que es la que ofrece asistencia en casos de violencia de género, tuvo una reducción del 28 por ciento en su ejecución presupuestaria durante el primer semestre de 2024, mientras que a mitad de año despidió al 38 por ciento de su personal.