El Senado de Santa Fe aprobó la donación al Estado de la quinta La Calamita, donde funcionó durante la última dictadura un centro clandestino de detención y exterminio en el que, entre otros, estuvo secuestrado el dirigente comunista local Tito Messiez.
“Esto es producto de la lucha de tantos años de los organismos de Derechos Humanos, específicamente los de Granadero Baigorria y de la zona del Cordón Industrial”, recalcó Maxi Lara quien es uno de los apoderados del Partido Comunista de Santa Fe, al referirse a decisión del Senado provincial de aprobar por unanimidad la donación al Estado santafecino de la quinta La Calamita, donde funcionara durante la última dictadura un centro clandestino de detención y exterminio en el que, entre otros, estuvo secuestrado el dirigente comunista local Tito Messiez.
Lo que obtuvo sanción favorable durante la semana pasada por parte de la Cámara Alta, es un proyecto de ley que convalida un decreto emitido por el entonces gobernador, Omar Perotti, que establece que en ese predio con el edificio ubicado en las afueras de Granadero Baigorria, sea construido un Sitio de la Memoria.
Pero el recorrido que llevó hasta esta instancia lejos estuvo de ser fácil. “Esta historia ha tenido muchas marchas y contramarchas”, puntualiza Lara y recuerda que “muchas veces se prometió esto y después no se llevaba a la práctica”, por lo que “esperamos que esta sea la última vez, que esto sea definitivo y podamos tener el Sitio de la Memoria en ese lugar que particularmente para los comunistas tiene un significado muy importante y simbólico, porque por allí pasó un gran dirigente nuestro que es Tito Messiez”. Por eso es que sin dudarlo hizo hincapié en que se trata también de “una victoria de la causa de los militantes del Partido Comunista que han luchado por el juicio y castigo a los responsables de la desaparición de Tito”.
Con este telón de fondo, valoró positivamente la articulación que vienen construyendo diferentes organismos de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe. “Desde hace un tiempo, para aunar fuerzas, los organismos de Derechos Humanos de la provincia nos hemos constituido en el Encuentro Provincial de Derechos Humanos”, explicó y añadió que en esta articulación “participamos no sólo la Liga y el Espacio por la Memoria del Cordón Industrial y Documenta Baigorria, sino la mayor parte de los organismos que van desde el extremo norte hasta el sur de la provincia”.
En este sentido el integrante de la Liga provincial y del Espacio, remarcó que “producto de este agrupamiento que hemos constituido, se ha logrado esto”, ya que “durante un buen tiempo hemos solicitado muchas reuniones por este tema a los distintos actores políticos, para que le den la importancia que tiene”. Y pese a que no ocultó su satisfacción por la decisión legislativa, alertó que en este camino que los organismos de Derechos Humanos comenzaron a transitar durante 2003, “todavía se va a requerir de mucha lucha”, ya que “falta que se ponga en práctica lo que dice la Ley y eso va a requerir de una inversión muy importante que queda en manos del actual gobierno provincial que es ajustador y represivo”.
La Calamita es uno de los sitios emblemáticos del terrorismo de Estado en la provincia de Santa Fe, ya que entre 1976 y 1978, funcionó en el lugar un centro clandestino de detención y torturas dependiente del Segundo Cuerpo del Ejército. La mayoría de quienes pasaron por ahí tras ser secuestrados, eran obreros que en su mayor parte, continúan desaparecidos.
Uno de ellos fue Rubén Tito Messiez, que fue secuestrado el 22 de agosto de 1977 y trasladado a La Calamita. “Su información era vital para la clandestinidad de camaradas, y otras organizaciones políticas del gran Rosario. Su silencio le costó la vida”, relata Hugo Cravero quien como periodista investigó y reconstruyó pormenorizadamente lo que sucedió tras el secuestro de Messiez, quien era secretario de Organización del Partido Comunista de Rosario cuando se lo llevó una patota del batallón de Inteligencia 121 cuando iba a retirar unos volantes partidarios en pleno centro rosarino.